El genocidio de los charrúas. Discurso, poder y multiculturalismo. Autor: Pablo Silva
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
LICENCIATURA EN SOCIOLOGÃA
MONOGRAFÃA FINAL
EL GENOCIDIO DE LOS CHARRÚAS.
DISCURSO, PODER Y MULTICULTURALISMO.
MONTEVIDEO, NOVIEMBRE DE 2009
Prof. Tutor: Dr. Felipe Arocena.
Alumno: Pablo Silva. 3. 586. 565- 5.
EL GENOCIDIO DE LOS CHARRÚAS.
DISCURSO, PODER Y MULTICULTURALISMO.
ÃNDICE
PRIMERA PARTE
Introducción………………………………………………………………………………………2
Justificación y desarrollo……………………………………………………………………....3
Marco teórico…………………………………………………………………………………....16
Objetivos…………………………………………………………………………………………18
Hipótesis…………………………………………………………………………..……………..19
MetodologÃa……………………………………………………………………………………...20
SEGUNDA PARTE
Análisis de los datos…………………………………………………………………………..21
TERCERA PARTE
Conclusiones……………………………………………………………………………………36
Referencias bibliográficas…………………………………………………………………….41
Sitios Web………………………………………………………………………………………..45
Anexo: Entrevistas……………………………………………………………………………...46
PRIMERA PARTE
Introducción.
El 11 de abril de 1831, los indios charrúas- habitantes originarios de nuestro territorio- fueron casi aniquilados en la zona limÃtrofe de los departamentos de Tacuarembó y Paysandú. AtraÃdos por las promesas de Fructuoso Rivera, primer Presidente de la República Oriental del Uruguay, cayeron en una emboscada de la que difÃcilmente podÃan escapar. Las fuerzas militares desplegadas por Rivera fueron artÃfices materiales de dicha acción. A casi 180 años, aún existen dudas respecto al lugar exacto en donde ocurrieron los hechos y en cuanto al número de participantes que tuvo el combate, tanto del lado de los charrúas, como del lado del ejército desplegado por Rivera. Tampoco se conoce el número de bajas que dejó el enfrentamiento en ambos bandos.
Más allá de estas interrogantes, es de resaltar que hoy en dÃa existen diversas interpretaciones en torno a dichos sucesos. El objetivo de esta investigación es el análisis de la lucha simbólica en torno a la interpretación de lo acontecido en la matanza de Salsipuedes. Diferentes actores sociales en la actualidad, en particular los integrantes de las asociaciones de descendientes de indÃgenas y algunos integrantes del Partido Colorado, asà como también medios de prensa escrita, muestran opiniones encontradas en torno a este hecho histórico. El propósito es presentar y analizar estos distintos argumentos como un medio de aportar a la comprensión de las distintas formas de posicionarse en el debate actual en torno a dicho suceso histórico.
En la primera parte del trabajo, como introducción a la temática de estudio y justificación, se expondrán algunos aspectos relevantes a través de tres apartados: Civilización y barbarie, Raza e identidad y El debate en la actualidad. En el primer apartado se discutirá el pensamiento y la ideologÃa imperantes en las clases dominantes rioplatenses de principios del siglo XIX y algunos rasgos caracterÃsticos de la sociedad uruguaya de ese entonces. En el segundo se analizarán los conceptos de raza e identidad al tiempo que se expondrán algunos datos estadÃsticos relacionados. El tercer apartado pone de manifiesto parte del debate en la actualidad en torno al tema estudiado.
En segundo lugar, se presentarán un conjunto de conceptos teóricos que serán empleados como herramienta en el análisis de los documentos utilizados referidos a la materia. Seguidamente se expondrán los objetivos e hipótesis formuladas con relación al tema de estudio, asà como también las caracterÃsticas de la metodologÃa que se ha usado y de los documentos que serán analizados. La segunda parte del trabajo discurrirá en torno al análisis de la información comprendida en los documentos anteriormente citados.
En la tercera parte del trabajo se presentarán las conclusiones a las que se llegará luego de realizado el análisis de la información.
Justificación y desarrollo.
Civilización y barbarie
Durante la primera mitad del siglo XIX predominó en el ámbito de las élites polÃticas rioplatenses un conjunto de pensamientos y representaciones referidos a la composición del cuerpo social. Uno de los exponentes más destacados de esta forma de pensamiento fue el polÃtico argentino Domingo Faustino Sarmiento, quien escribió su obra “Facundo†en 1845. Sarmiento creó una división geográfica y valorativa de la sociedad argentina en la cual vivió. Vinculó el concepto “barbarie†con el medio rural argentino, e identificó la civilización con las ciudades. Si bien admiraba las destrezas de algunos personajes tÃpicos de la campaña, sostiene en el Facundo que la problemática social en Argentina era causada por la vida salvaje y bárbara, caracterÃstica de su ámbito rural. “Sarmiento se conmueve con el habitante del campo y su religiosidad natural, pero rechaza igualmente esta conciencia aún no racionalizada y signo de atrasoâ€. (Arocena; 1996: 15). Afirma que ya no hay lugar para el atraso y la barbarie; éstos deben ser erradicados y dar paso a una modernidad al estilo europeo. Facundo Quiroga es un personaje que sintetiza la barbarie del ámbito rural argentino, simboliza “(…) uno de los dos modelos de sociedad en lucha en la sociedad argentinaâ€. (Arocena; 1996: 16). La barbarie es un obstáculo que impide el avance del progreso y de la consolidación del modelo europeo y norteamericano de civilización.
Las clases dirigentes uruguayas del siglo XIX utilizaron la división civilización- barbarie acuñada por Sarmiento en un sentido cultural más amplio. Vincularon el término barbarie al exceso en el juego y el ocio, en la sexualidad, en la violencia y en la exhibición
desmedida de la muerte. La clase dirigente, sea esta “(…) blanca o colorada, liberal o clerical, progresista o conservadora en lo social, (…), coincidió en la condena de la barbarie y el elogio de otra sensibilidad, la civilizada â€. (Barrán; 2004: 16). Muchos factores contribuyeron a la conformación de la sensibilidad bárbara en la primera mitad del siglo XIX. Primeramente, un entorno natural poco dominado por el hombre. En el Uruguay de las primeras décadas del siglo XIX abundaban los pantanos, los bosques y los animales salvajes. El ganado vacuno era salvaje y bravÃo: estaba descuidado y abandonado a su suerte en grandes propiedades, montes y llanuras. El aspecto de Montevideo estaba apenas más humanizado que el entorno rural. “Los hombres a caballo andaban frecuentemente al galope a pesar de las medidas policialesâ€. (Barrán; 2004: 22). En cuanto a los aspectos demográficos, habÃa un exceso en la natalidad y en la mortalidad- la muerte era muy frecuente y causada por el sinnúmero de epidemias que azotaban a la población. La sensibilidad y conducta de los uruguayos eran directamente afectadas por una tasa de mortalidad que triplicaba a la actual y se cernÃa fundamentalmente sobre los niños. “La actitud de la sensibilidad bárbara ante la muerte, (…), muy probablemente se nutrió en esta demografÃa de demasÃasâ€. (Barrán; 2004: 33). Por otra parte, la abundancia de carne- principal alimento por aquel entonces- y su reducido costo en la capital, hacÃan simple la vida de los sectores populares y no los forzaban a tener que trabajar para comer. Ante la baratura de la carne y las escasas necesidades que sentÃa la población rural, la ociosidad o la labor zafral eran posibilidades reales. Esas caracterÃsticas de la economÃa y la sociedad conllevaban a la “perezaâ€, la “holgazanerÃa†y la “insubordinación†de los sectores populares. A ello hay que agregar que los pobres del sector rural tenÃan buenas dotes de jinete y estaban armados frecuentemente. Ello causaba que fuese difÃcil disciplinarlos y obligarlos a servir. Las clases dominantes veÃan con desprecio esta realidad que no podÃan modificar. La mano de obra estaba conformada mayormente por los peones de estancia en la campaña y por peones de saladeros, mataderos y carnicerÃas en Montevideo. Muchas veces se ha afirmado que esa economÃa basada en la matanza del ganado vacuno incitaba a su mano de obra a la guerra y los crÃmenes sangrientos, sin embargo, debe decirse que solamente enmarcaba dentro de ciertas conductas la agresividad humana. “Esta sociedad, esta cultura y este Estado eligieron, para ejercer sus poderes respectivos, castigar el cuerpo antes que, como
nosotros hacemos para ejercer poder, reprimir el alma, (…)â€. (Barrán; 2004: 49) . En esta cultura bárbara, la violencia fÃsica impregnó todo: disputas entre hombres y entre mujeres, el discurso polÃtico, la relación del Estado con las clases populares, los niños y jóvenes y los delincuentes. HabÃa indiferencia desde la sociedad hacia los asesinos y criminales, ello indica cierta aceptación de la violencia fÃsica como método legÃtimo de ejercer poder y solventar los conflictos personales. El cuchillo era utilizado como herramienta y como arma de combate. “La vida polÃtica contemporánea de esta sensibilidad bárbara era el punto más excelso de la violencia fÃsica, aquel en que ésta se legitimó por entero ante la sociedadâ€. (Barrán; 2004: 57). Las guerras civiles fueron constantes en el territorio uruguayo entre 1811 y 1875. La violencia fÃsica identificaba el discurso y la acción de la clase polÃtica y del clero. El discurso de presidentes, ministros y jefes militares, tildaba a los rebeldes contra el gobierno de traidores, anarquistas o vándalos. Este tipo de discurso recurrÃa en sus imágenes al sufrimiento fÃsico que debÃa experimentar el adversario. El Estado utilizó una violencia desmedida contra los acusados de cometer delitos; el sistema penal vigente por aquel entonces obtenÃa un apoyo casi unánime de la sociedad. Ejemplo de ello es que las condenas a muerte- en caso de ser homicida el inculpado- eran espectáculo público en el Uruguay del siglo XIX. “El Estado bárbaro trató de apresar y obligar a trabajar a las clases populares porque la vagancia perjudicaba los intereses de las clases dominantes, (…) la coacción extra- económica era el único medio que podÃa convertir en mano de obra útil a los hombres sueltos de la campaña y la ciudadâ€. (Barrán; 2004: 68). La utilización de la coacción fÃsica del Estado a través del ejército y la policÃa se tornó, a la vez que recurrente, poco eficaz en el ámbito rural. Dicho control policial se ejerció sobre un número importante de individuos- “(…) vagos a los que la carne abundante facilitaba vivirâ€. (Barrán; 2004: 70). Entre esos individuos estaban los pocos integrantes de las comunidades indÃgenas que lograron sobrevivir a las matanzas de 1831 y 1832, quienes eran perseguidos por el tipo de vida errante que llevaban.
El conjunto de elementos expuestos anteriormente es útil a la hora de intentar clarificar los motivos que llevaron a Fructuoso Rivera a planificar y ejecutar la matanza de Salsipuedes. La obra y el pensamiento de Sarmiento, asà como también la ideologÃa que tenÃan las clases dirigentes uruguayas de la primera mitad del siglo XIX influyeron en la conformación de la visión que Rivera tuvo acerca de las comunidades charrúas que poblaban nuestra campaña y que lo llevara a tomar la decisión de exterminarlos. El concepto de barbarie manejado por las clases dirigentes a las cuales Rivera pertenecÃa se ajusta a la descripción del modo de vida que tenÃan las comunidades charrúas. Los charrúas llevaban una vida errante, nómada y simple- obtenÃan su alimento fácilmente del ganado vacuno que se criaba en forma salvaje, no estando forzados a trabajar para obtener dicho alimento-. TenÃan además excelentes dotes de jinetes y utilizaban el cuchillo con gran destreza, tanto como arma de combate como herramienta. Por otro lado, se oponÃan al intento del hombre blanco de disciplinarlos y obligarlos a servir y eran reacios ante la imposición de la autoridad. Ello no era bien visto por los sectores dominantes y condujo al primer gobierno uruguayo liderado por Rivera a tomar la decisión de poner fin al estado de “anarquÃa†y vandalismo que azotaba la campaña. El orden y la pacificación en la campaña debÃan lograrse, no importando si los mismos eran alcanzados a través del uso y el ejercicio de la violencia fÃsica contra los acusados de quebrantarlo. Es asà que se suscitan los hechos acontecidos en Salsipuedes, en los cuales el Estado a través del ejército comandado por Rivera hizo uso de una violencia desmedida contra los charrúas, comunidad que fue prácticamente exterminada en dicha ocasión. Es interesante preguntarse a partir de lo anterior cómo paradójicamente una clase dirigente que fustigó duramente la condición de bárbaras y violentas de las clases bajas, haya recurrido al uso de la misma violencia para lograr el objetivo que perseguÃa- disciplinar a las clases bajas y obligarlas a servir-.
Raza e identidad
Según la investigadora Teresa Porzecanski, “(...) desde la segunda mitad de la década de los ochenta, se advierte en la producción ensayÃstica, en el periodismo y en las temáticas discutidas en la agenda pública, la gradual incorporación del tema de la indianidad de la
población, junto al de la europeidad y al de la africanidad . Hasta los setenta, la indianidad habÃa sido interpretada como un tema definitivamente clausurado para la historia nacional (...). La versión de la indianidad que por mucho tiempo cristalizó en textos educativos y de divulgación apuntaba a un resumen de rasgos fÃsicos y conductuales estereotipados, anecdóticos y fragmentariosâ€. (Porzecanski; 2005: 407- 408). Era una versión “(...) elaborada a partir de prejuicios sociales tradicionales y altas dosis de etnocentrismoâ€. (Porzecanski; 2005: 408). Las manifestaciones surgidas en la década de los ochenta señaladas anteriormente se engloban bajo un discurso que puede ser denominado como “neoindigenistaâ€. Este discurso tiene por objetivo “ (...) habilitar un espacio indio protagónico en la(s) nueva(s) versión(es) de la Historia Nacionalâ€. (Porzecanski; 2005: 422). Ello, porque lo ocurrido en Salsipuedes genera un sentimiento de culpa colectiva subyacente en la sociedad uruguaya, produciendo a su vez un vacÃo al momento en que se pretende construir una identidad nacional. Para evitar que se produzca una crisis de identidad, “Es necesario conciliar la rica herencia cultural del pasado con los valores de la sociedad contemporánea, (…)â€. (Arocena; 1994: 69). Desde el ámbito de las asociaciones de descendientes de indÃgenas se denuncia lo ocurrido en Salsipuedes y se exige que se reconozca el 11 de abril como DÃa del Indio. “La demanda de reconocimiento de un Uruguay diverso vuelve equivalentes varias reivindicaciones, como el reconocimiento de la pobreza, de la homosexualidad, del defasaje generacional, de la exclusión social y de nuestra multiplicidad cultural, que buscan ensanchar una imagen ideológica del paÃs mucho más homogéneo y casi estáticoâ€. (Arocena, Aguiar; 2007: 16- 17). También se propicia el rescate y la difusión de nuestro pasado charrúa hacia sectores clave de nuestra sociedad, como es el caso de los niños y los jóvenes. En opinión de los descendientes, todo ello serÃa fundamental y contribuirÃa a la conformación de una identidad uruguaya legÃtima. “(…) la percepción que tiene una sociedad sobre sus antepasados es un componente fundamental para la constante construcción de su identidadâ€. (Arocena, Aguiar; 2007: 18). En
ese sentido, una serie de estudios estadÃsticos llevados adelante en los últimos años, ponen en evidencia que la quinta parte de los uruguayos cree con cierta firmeza poseer antepasados indios o negros. El INE (Instituto Nacional de EstadÃstica), realizó un relevamiento en 1996 del cual se desprende que un 93% de los uruguayos se define como blanco, un 6% como negro, un 0,4% como indÃgena y otro 0,4% como de raza amarilla.
Auto identificación según raza
Blanca Negra IndÃgena Amarilla
Total (%) 93 6 0,4 0,4
Total (personas) 2602200 164000 12100 12100
Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares, 1996- 1997. Módulo raza. En (Arocena, Aguiar; 2007: 19).
En 1998, la consultora Cifra realizó una encuesta en la cual se indagó por el tipo de antepasados que la persona cree tener. Es asà que un 12% de la población cree tener antepasados indÃgenas- otro 13% cree tenerlos, pero con más dudas-. El 8% cree firmemente que tiene antepasados negros- otro 7% cree tenerlos probablemente-. Finalmente, en conjunto, el 17% de los uruguayos tiene bastante certeza de que tiene antepasados indios o negros- otro 14% cree tenerlos probablemente-.
¿Cree tener antepasados…?
Indios Negros Indios o negros
SÃ 12 8 17
Probablemente sà 13 7 14
No sabe 12 9 15
No, probablemente no 63 76 54
Total 100 100 100
Fuente: Cifra, 1998, PaÃs urbano, ciudades de 10000 y más habitantes. En (Arocena, Aguiar; 2007: 19).
Una tercera indagación en torno al tema fue realizada por el INE en el año 2006. En esta oportunidad se preguntó por tipo de ascendencia de las personas. Un 9% de la población cree tener ascendencia negra, un 4,5% indÃgena y un 0,5% amarilla.
¿Cree tener ascendencia…?
IndÃgena Afro- negra Amarilla Blanca No sabe
En % 4,5 9,1 0,5 94,5 1,5
Fuente: INE, Encuesta de Hogares, 2006, PaÃs urbano, ciudades de 5000 y más habitantes. *Los resultados
no suman 100 porque el entrevistado podÃa indicar más de una ascendencia. En (Arocena, Aguiar; 2007: 19).
Existen diferencias visibles entre los datos de las dos últimas encuestas. Sin embargo, es difÃcil interpretar el origen de las mismas. Una explicación posible es que en la encuesta realizada por el INE se preguntó al entrevistado si tenÃa ascendientes indios o negros, mientras que en la encuesta realizada por Cifra se preguntó a los entrevistados si tenÃan antepasados indios o negros. La pregunta por la ascendencia registra, por el significado de la palabra ascendencia, hasta el padre, madre o cualquiera de los abuelos de quien desciende la persona; mientras que la pregunta por los antepasados registra, por el significado de la palabra antepasado, los ascendientes más o menos remotos de una persona. Pese a que existe una carencia de datos estadÃsticos al respecto , se puede observar una mayor aceptación de la ascendencia indÃgena en la población uruguaya, asà como también una mayor auto identificación con lo indÃgena en nuestra población, de acuerdo a lo inferido a través de las entrevistas realizadas. Ello se debe en gran parte, a la acción llevada adelante desde el ámbito de las asociaciones de descendientes de indÃgenas a partir de la reapertura democrática de 1985, colocando el tema en la opinión pública. “Tanto los autodenominados descendientes charrúas, como los investigadores del tema, el gobierno actual y en alguna medida la sociedad uruguaya en su conjunto, buscan un cambio que permita alejarse del modelo ya en decadencia, del Uruguay de las vacas gordas dando paso a una interpretación más latinoamericana de nuestra historia, a nuestra condición de paÃs colonizadoâ€. (Arocena, Aguiar; 2007: 24). Otro factor que ha influido en la mayor aceptación de lo indÃgena, se relaciona con el cambio que se ha dado en torno al concepto de
raza tanto en el ámbito cientÃfico como social, en los últimos años. Antiguamente, se definÃan las diferentes razas humanas sobre la base de caracteres fÃsicos como el color de la piel o la estatura de las personas. Hoy en dÃa no se toman en cuenta esos caracteres a la hora de definir las razas humanas, sino los genes que los rigen: “(…) una raza denota una población geográficamente aislada dentro de una especie que ha tenido poco o ningún flujo de genes con otras poblaciones durante un largo perÃodo de tiempo que ha tenido poco cruzamientoâ€. (Di Tella; 2001: 588). Las poblaciones modernas no presentan dicho aislamiento, debido a que ha habido intercambios genéticos más o menos intensos según las regiones y épocas y se han multiplicado desde hace varios siglos. Los cambios en la concepción de raza van de la mano con los cambios en el grado de racismo presente en una sociedad determinada, en un momento dado. El racismo implica un mecanismo ideológico de dominación y explotación asentado en diferencias fÃsicas entre grupos humanos, - como el color de la piel o la forma de los ojos- y la suposición de que esas diferencias tienen un correlato en diferencias mentales. Durante el siglo XIX, el racismo se presentó como teorÃa cientÃfica. Por medio de la antropologÃa, se intentó justificar el sentimiento de superioridad que experimentaban algunas razas europeas por sobre el resto de las razas del mundo. “El estigma biológico comenzó a justificar la discriminación, (…)â€. (Di Tella; 2001: 589). Es asà como el intenso tráfico de esclavos africanos, cuyo fin fue la prosperidad económica de las metrópolis coloniales y que se dio fundamentalmente entre los siglos XVI y mediados del siglo XIX, tuvo como correlato una ideologÃa justificatoria. Durante el siglo XX, el racismo adquirió caracterÃsticas virulentas y fue pretexto para la eliminación fÃsica de miles de personas, a través del Nazismo y el Fascismo en Europa y del Apartheid en Sudáfrica. En la Alemania nazi, el Estado se apoyó en la teorÃa cientÃfica de la época para llevar a cabo en forma extrema la ideologÃa reinante en buena parte de Europa a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Luego de la Segunda Guerra Mundial, los estudios de raza se han apoyado en los test de inteligencia para medir las diferencias raciales entre individuos. Sin embargo, como se ha comprobado, los resultados de estos test no varÃan en torno a la raza de los individuos, sino en relación al nivel educativo que poseen y a la clase social a la cual pertenecen. En cuanto al grado de racismo que se manifiesta en la sociedad uruguaya actual, los datos son dispares. Tomando como ejemplo la encuesta realizada por Cifra en 1998 expuesta más arriba, puede observarse que quienes mayormente afirman tener
antepasados indios o negros son los jóvenes. Un 37% de los menores de 30 años dice tenerlos. La proporción va disminuyendo a medida que avanza la edad de los encuestados: 33% entre quienes tienen de 30 a 44 años y 31% entre quienes tienen de 45 a 59 años. Por último, entre quienes tienen más de 60 años, la cifra alcanza el 24%. Primeramente, puede decirse que las personas más jóvenes poseen un mayor grado de aceptación de la diversidad racial y étnica. Consideran importante esa diversidad a la hora de intentar construir y reafirmar su identidad personal y sienten orgullo al momento de descubrir que poseen antepasados indios o negros. Por el contrario, las personas de edad avanzada no ven con buenos ojos la posibilidad de tener antepasados indios o negros. Ocultan o desconocen esa posibilidad porque aún cargan con el sentimiento e ideologÃa racista que predominó durante la primera mitad del siglo XX y que relegaba a las poblaciones indÃgenas y negras a la posición más baja de la escala social. Estos datos evidencian que las nuevas generaciones se muestran más proclives a reconocer que tienen antepasados indÃgenas que las anteriores, contrastando estos resultados con los que podrÃa haber arrojado la misma encuesta hace apenas 25 o 30 años atrás. En lo que refiere al ámbito legal, hablando concretamente del tema derechos humanos, debe señalarse que la Constitución uruguaya aún no ha incorporado la referencia a los derechos de las comunidades
negras e indÃgenas. No obstante han habido avances significativos en este sentido. Por
ejemplo, la aprobación en el año 2004 de la Ley 17817 denominada Lucha contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación, cuyo cometido principal es la promoción de polÃticas nacionales y medidas para combatir el racismo, la xenofobia y la discriminación (Arocena, Aguiar; 2007: 225). Otro avance muy importante ha sido la aprobación el pasado 9 de septiembre de 2009 en el Parlamento de una ley por la que se crea el "DÃa de la Resistencia de la Nación Charrúa y de la Identidad IndÃgena", a conmemorarse los 11 de abril de cada año. Esta ley, plasma el reconocimiento del genocidio de Salsipuedes, asà como también del aporte étnico y cultural dejado por los charrúas a la sociedad uruguaya . Vale la pena resaltar que el pasaje a análisis de este proyecto desde Cámara de Diputados a Cámara de Senadores el 12 de agosto de 2009, se logró luego de una ardua discusión. El diputado frenteamplista Edgardo
Ortuño presentó un extenso informe sobre las razones que llevaron a proponer el dÃa de la nación charrúa y sobre el aporte indÃgena a la identidad nacional. Representantes colorados salieron al cruce del discurso de Ortuño. El diputado Tabaré Hackenbruch rechazó las acusaciones del diputado frenteamplista que señalaban la figura de Fructuoso Rivera como principal responsable del genocidio, y afirmó que dicha acción se llevó a cabo con el objetivo de poner fin a las tolderÃas charrúas, en las cuales predominaba “el pillaje†. A pesar del gran logro que significa la aprobación de esta ley, las asociaciones de descendientes van más allá, y piden que haya un pedido formal de disculpas desde el Estado como lo hubo en Canadá: el 11 de junio de 2008, el Primer Ministro canadiense Stephen Harper oficializó un pedido formal de disculpas hacia la población indÃgena de aquel paÃs, reconociendo los abusos fÃsicos y el daño cultural a los que fueron sometidos los indÃgenas durante un siglo de polÃticas gubernamentales de asimilación forzada en escuelas residenciales. Durante un perÃodo de más de 100 años, aproximadamente 150.000 niños indÃgenas fueron separados de sus familias y culturas y enviados forzadamente a escuelas religiosas y gubernamentales, con el fin de “civilizarlos y cristianizarlosâ€. Muchos de esos niños sufrieron abuso sexual y psicológico y se criaron por fuera de sus raÃces tradicionales y su base cultural, sus lazos familiares y comunitarios fueron dañados. El pedido de disculpas fue anunciado desde el ámbito gubernamental, con el fin de superar un capÃtulo oscuro en la historia canadiense y avanzar hacia un estado de reconciliación. Las horas previas a la declaración estuvieron marcadas por una fuerte discusión acerca de si los lÃderes indÃgenas habÃan sido consultados en torno al contenido de la moción y sobre la participación o no de los lÃderes durante la ceremonia oficial, participación que fue finalmente aceptada. Desde el ámbito de los movimientos indÃgenas, surgieron algunas voces que calificaron al pedido de disculpas como un “pedido de pocas ganasâ€, el cual llegó finalmente luego de años de intensa presión por parte de los grupos indÃgenas, y que debe ser acompañado por medidas concretas.
A pesar de ello, es ampliamente reconocido como un paso significativo dado por un gobierno que habÃa venido desmarcando su responsabilidad por el daño causado a través de sus polÃticas de asimilación. El siguiente paso que deberÃa dar el gobierno canadiense- en opinión de algunos analistas-, estarÃa relacionado con la entrega de territorios reclamados durante largo tiempo por las poblaciones indÃgenas, asà como también con el rediseño de ciertas polÃticas dirigidas a disminuir los niveles de pobreza y mejorar el nivel educativo de las poblaciones aborÃgenes . Lo ocurrido en Canadá puede ser visto como el resultado de una polÃtica de reconocimiento implementada desde el Estado contemplando necesidades de los grupos aborÃgenes. Según Charles Taylor, la exigencia de reconocimiento “(...) aparece en primer plano, (...), en la polÃtica actual, formulada en nombre de los grupos minoritarios o subalternos , en algunas formas de feminismo y en lo que hoy se denomina la polÃtica del multiculturalismo †(Taylor; 2001: 20). Respecto a los indios y los pueblos colonizados en general, “(...) a partir de 1492 los europeos proyectaron una imagen de tales pueblos como inferiores, incivilizados y mediante la fuerza de la conquista lograron imponer esta imagen a los conquistadosâ€. (Taylor; 2001: 44). Esto se puede apreciar en lo que ha pasado en el Uruguay en forma masiva hasta hace no mucho tiempo (y aún quedan resabios), nos referimos a la vergüenza de ser vinculados a un pasado indÃgena, contracara del orgullo de ser un paÃs “sin indiosâ€. En este sentido, “(...) la historia de ignorar las minorÃas nacionales en el Nuevo Mundo está inextricablemente ligada con las creencias europeas acerca de la inferioridad de los pueblos indÃgenas que habitaban el territorio antes de la colonización europea. (...) Si bien la polÃtica gubernamental hacia los indios ha abarcado un amplio espectro que engloba el genocidio, la expulsión, la segregación y la asimilación, la única constante ha sido que los gobiernos nunca han reconocido verdaderamente a los pueblos aborÃgenes como pueblos distintos, con culturas diferentes, aunque no inferiores, a la propia â€. (Kymlicka; 1995: 40). Esta ausencia de reconocimiento, a la vez que discriminación y franca hostilidad hacia los indÃgenas, en el Uruguay se ha expresado desde sus comienzos como Estado -en la matanza de Salsipuedes, por ejemplo-, y dura hasta nuestros dÃas, si bien existen signos que indican
cambios en este sentido. Taylor señala que “los grupos dominantes tienden a afirmar su hegemonÃa inculcando una imagen de inferioridad a los subyugados. Por tanto, la lucha por la libertad y la igualdad debe someterse a la revisión de estas imágenes. Los programas escolares multiculturales pretenden ayudar en este proceso revisionistaâ€. (Taylor; 2001: 97). Lo cual se observa claramente en la lucha por parte de los indigenistas para que se modifique el tratamiento de los charrúas en los textos escolares en nuestro medio.
El debate en la actualidad
Durante todos los años en que estuvo el Partido Colorado al frente del gobierno uruguayo, desde su nacimiento en 1836- con una mÃnima alternancia con el Partido Nacional a lo largo de nuestra historia-, el tema del genocidio de Salsipuedes fue ocultado y relativizado. Sin embargo, luego de la salida del perÃodo dictatorial (1985) se empezó a manifestar un debate respecto a dichos sucesos: diferentes actores sociales uruguayos, en particular los integrantes de las asociaciones de descendientes de indÃgenas y algunos integrantes del Partido Colorado, asà como también medios de prensa escrita, manifiestan opiniones encontradas en torno a si el hecho histórico de Salsipuedes puede calificarse o no de genocidio.
En opinión de la profesora Marta Canessa, “La conducción del caudillo- refiriéndose a la presidencia de Fructuoso Rivera- navega entre los obstáculos y podemos decir fundadamente que su primera presidencia la pasó prácticamente a caballo , debiendo por lo mismo delegar frecuentemente sus funciones en los diversos presidentes del senado (…)â€. “La primera salida a la campaña- que va de enero a junio- la tiene que hacer antes de que pasen los dos meses iniciales de su mandato. Debe combatir las hordas de charrúas que en el norte del paÃs- según reza el mensaje del Ministro Dr. José Ellauri- reunidos en más de 600 hombres habÃan arrebatado tropas de mil y mil quinientas cabezas, (…) â€. (Canessa; 1987: 53- 54). Sostiene que esos indios y gauchos, culpables de violaciones, robos y otros desmanes, son estimulados en sus fechorÃas por extranjeros que les compran cueros vacunos. “Han sido tales, la matanza y las pérdidas, que es realmente un verdadero desastre para la economÃa del paÃsâ€. (Canessa; 1987: 54). Justifica las acciones emprendidas contra los indios en Salsipuedes, por
Fructuoso Rivera, y las llevadas adelante en agosto del mismo año (1831) por Bernabé Rivera
en los campos de Mataperros y Arerunguá. Esas acciones- según Canessa- eran necesarias para poner fin a la situación de desorden y falta de garantÃas que imperaba en la campaña uruguaya, e iniciar proyectos poblacionales. Varios años después, la profesora Canessa declara en el semanario Búsqueda fechado en la semana del 1º al 7 de diciembre de 2005, “los charrúas eran muy pocos, violaban, robaban y mataban, ante ello, Rivera no tuvo otra opción que la de poner colonos y civilizar. Por ello no se puede decir que Rivera haya promovido un genocidioâ€.
Para el investigador Eduardo Picerno, integrante de ADENCH (Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa), el hecho de que los charrúas fueran muy pocos, no justifica que alguien tenga derecho a eliminarlos fÃsica y culturalmente de su tierra natal. Los charrúas que mataban, lo hacÃan en defensa de sus propias vidas o de su tierra; y quienes eran violadas eran las indias charrúas, por parte de hombres blancos. De esos embarazos nacieron los mestizos que posteriormente dieron origen al gaucho y a miles de descendientes.
La profesora Canessa se pregunta además: “¿130 charrúas son un genocidio?â€. Para Picerno, esa pregunta puede ser contestada con los ejemplos de genocidio expuestos en el ArtÃculo 6 del Estatuto de Roma: no interesa la cantidad, interesa la intención de aniquilar a un grupo humano. El ex- Presidente Sanguinetti, ha indicado que los charrúas murieron a causa de la gripe y no a causa de la decisión de Rivera, y que se trataba de una cultura arcaica. Ante ello, Picerno sostiene que aunque los charrúas fuesen arcaicos, tenÃan el mismo derecho a vivir como todo ser humano . Para Picerno, el Estado uruguayo cometió un genocidio al aniquilar a los charrúas, siendo Rivera el planificador y ejecutor de la matanza, asà como también el responsable de todas las medidas inconstitucionales para terminar con la cultura charrúa. El éxito del aniquilamiento residió en el engaño y en el ataque a traición en momentos en que los charrúas estaban descuidados y desarmados. Según el ArtÃculo 6 del Estatuto de Roma, aprobado por la ONU en 1998, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con el fin de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad fÃsica o mental de los miembros del grupo, c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción fÃsica, total o parcial; d)
Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo. En opinión de Picerno, las afirmaciones de la profesora Canessa y del ex- Presidente Sanguinetti constituirÃan una apologÃa del genocidio charrúa.
Para los indigenistas, la atención que se ha venido otorgando a estos hechos desde filas del Estado ha sido siempre inadecuada. Afirman que en la mayor parte de los casos, el tema ha sido politizado: el Partido Colorado y el Partido Nacional se han culpado mutuamente innumerables veces con relación a la responsabilidad sobre lo acontecido. Siguiendo lo expuesto en el Informe Sobre Desarrollo Humano publicado por el PNUD en 2004, la politización en torno a temas históricos se manifiesta dentro de esferas tan cruciales como la educativa. El ámbito educativo es un espacio de conflicto, de lucha entre distintas posiciones polÃtico- sociales, por lo cual no es extraño que se de una politización por los contenidos que se quiera dar a los currÃculos o programas educativos. Pues no hay que olvidar que “(…) el control sobre los recursos educacionales permite que el Estado elabore textos de estudio con el fin de distorsionar la historia, dirigirse a comunidades especÃficas y promover estereotipos racistasâ€. (PNUD; 2004: 76). Riesgo que ha de tratar de minimizarse.
La figura de Fructuoso Rivera, el brazo ejecutor de la matanza, es juzgada de diferentes maneras según el sector de la sociedad. De ser considerado un héroe patrio desde filas del Partido Colorado, a ser visto como un genocida por parte de los integrantes de las asociaciones de descendientes de indÃgenas.
Marco teórico.
Según Michel Foucault, “(…) relaciones de poder múltiples atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; y estas relaciones de poder no pueden
disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una
circulación, un funcionamiento del discursoâ€. (Foucault; 1992: 139- 140). Este autor entiende por verdad, una serie de procedimientos reglamentados por la producción, la ley, la difusión y el funcionamiento de los discursos. La verdad está vinculada a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que provoca. La verdad está centrada en la forma del discurso cientÃfico y en las instituciones que lo producen, está sometida a una permanente incitación polÃtica y económica, es objeto de una gran difusión y consumo dentro
de cada sociedad y es producida y transmitida bajo la tutela y control dominante de ciertos aparatos polÃticos y económicos, por ejemplo los medios de comunicación. La verdad se constituye asà en el centro de los diferentes debates polÃticos y de los enfrentamientos sociales, existiendo un combate “por la verdad†o “alrededor de la verdadâ€. (Foucault; 1992: 187- 188). Los conceptos de poder y de verdad son cruciales al momento de analizar la dinámica confrontativa que se da al nivel de las prácticas discursivas en los diferentes grupos humanos. Las ideas de Foucault, son útiles a la hora de intentar dar cuenta de las interpretaciones que entran en pugna en este caso particular en torno a lo acontecido en Salsipuedes, donde se da un combate por la verdad que se manifiesta entre los integrantes de las asociaciones de descendientes indÃgenas e integrantes del Partido Colorado. El concepto de poder es vinculado certeramente a la capacidad que poseen los diferentes grupos y fracciones sociales de crear, mantener y expandir hacia otros sectores de la sociedad sus ideas, juicios o interpretaciones respecto a cierto tema en particular.
Para Ricardo Viscardi, la principal caracterÃstica del discurso es “(…) la presencia de un sujeto y sus predicamentosâ€. (Viscardi; 1987: 79). Cuando dicha presencia se constituye para marcar una posición ante los demás y el mundo, “(…) adquiere el valor de una forma de poderâ€. (Viscardi; 1987: 79). El discurso tiene por objeto la “(…) captación subjetiva de la voluntad individual, mediante la adhesión consciente de Ãndole reflexiva: su objetivo no es vencer, sino convencerâ€. (Viscardi; 1987: 80). “Este dar lo afirmado por real y verdadero no puede convencer sino en tanto el devenir de un razonar muestra como trascendentes al individuo razonante, como reales y verdaderas, las propias razones expuestas por el individuoâ€. (Viscardi; 1987: 81). Viscardi vincula en forma acertada el concepto de discurso al ámbito de la subjetividad del individuo; el discurso como una especie de instrumento del cual el individuo hace uso a la hora de querer diferenciarse y posicionarse respecto a los demás
individuos. Es una forma a través de la cual el individuo obtiene poder mediante el convencimiento y la captación de la voluntad de otros individuos. Estas ideas son adecuadas para exponer y analizar la divergencia de opiniones existente entre los integrantes de las asociaciones de descendientes indÃgenas y algunos integrantes del Partido Colorado, acerca de lo ocurrido en Salsipuedes; porque relacionan la producción discursiva de los diferentes actores involucrados en la temática con su capacidad de obtener poder y generar
convencimiento en otros individuos. Como punto débil, debe resaltarse que si bien este enfoque describe el funcionamiento discursivo en el ámbito de la subjetividad de los individuos, deja de lado el análisis del funcionamiento del discurso al nivel de los grupos e instituciones sociales.
Con relación al conflicto entre interpretaciones, éste es un componente constitutivo del combate que se da en torno a la formación de la identidad nacional. La imposición de una determinada forma de interpretación al resto de la sociedad es esencial en la formación de un consenso legitimador para una determinada forma de dominación social. Es una lucha por el sentido, que busca violentar los imaginarios colectivos para redefinir el proceso de producción simbólica mediante el cual una sociedad y una época se explican a sà mismas el funcionamiento del poder. El enfrentamiento de las interpretaciones se ha hecho posible por la misma concepción de la interpretación que se extiende infinitamente, sin que haya un punto a partir del cual se juzgue y se decida. Esta diferencia de interpretaciones enfrentadas es un elemento central en este trabajo. ¬
Objetivos.
-Objetivo general.
Analizar la lucha simbólica en torno a la interpretación de los hechos acontecidos en la matanza de Salsipuedes, el 11 de abril de 1831, por parte de diferentes actores sociales pertenecientes a la sociedad uruguaya en la actualidad, asà como también desde los medios de prensa escrita.
-Objetivos especÃficos.
i) Analizar los discursos expuestos en dos medios de prensa escrita uruguayos referentes a lo sucedido durante la matanza de Salsipuedes: La República y El PaÃs, pertenecientes a los años 2005, 2006, 2007, 2008 y 2009.
ii) Estudiar las diferentes opiniones que surgen, con relación a lo acontecido en Salsipuedes, desde las asociaciones de descendientes de indÃgenas del Uruguay, nucleadas en CONACHA
(Consejo de la Nación Charrúa) e INDIA (Integrador Nacional de los Descendientes de IndÃgenas Americanos), a través del análisis de comunicados emitidos por estas asociaciones, pertenecientes a los años 2002, 2003, 2006 y 2008, asà como también mediante el análisis de 12 entrevistas en profundidad realizadas a integrantes de dichas asociaciones indigenistas e
investigadores, entre los años 2006 y 2007. Por otro lado, también será analizado lo señalado por la profesora Marta Canessa en el semanario Búsqueda fechado en la semana del 1º al 7 de diciembre de 2005, y por su esposo el ex- Presidente Julio MarÃa Sanguinetti en diario El PaÃs, el 19 de abril de 2009.
iii) Indagar las diferentes estrategias de reivindicación de lo charrúa esgrimidas por historiadores, antropólogos, periodistas, polÃticos e integrantes de las asociaciones de descendientes de indÃgenas.
iv) Analizar el debate en torno a la supervivencia o no de rasgos fÃsicos y/ o culturales pertenecientes a la etnia charrúa en la sociedad uruguaya actual.
Hipótesis.
• Existen por lo menos dos interpretaciones en torno a si el hecho histórico de Salsipuedes constituye o no un genocidio. Para las asociaciones de descendientes de indÃgenas no hay dudas de que este hecho sà constituye un genocidio. Por otra parte, sectores representativos del Partido Colorado liderados por el ex- Presidente de la República Julio MarÃa Sanguinetti, sostienen que no se trató de un genocidio.
• Estas diferentes interpretaciones se ven reflejadas año tras año en la prensa escrita cuando se celebra la conmemoración de Salsipuedes los dÃas 10, 11 y 12 de abril.
• Esta lucha simbólica por la reivindicación o crÃtica de un hecho histórico representa una disputa entre dos concepciones de paÃs con identidades diferentes.
• Que año tras año desde 1985 estas diferencias aparezcan en la prensa masiva es un indicador de que se asiste a un proceso de invención y reinvención de la identidad nacional.
MetodologÃa.
La metodologÃa de análisis a utilizar es de tipo cualitativo, ya que es la que mejor se presta al abordaje del objeto de la investigación. La metodologÃa cualitativa comprende “(...) cualquier tipo de investigación que produce hallazgos a los que no se llega por medio de procedimientos estadÃsticos u otros medios de cuantificación. Puede tratarse de investigaciones sobre la vida de la gente, las experiencias vividas, los comportamientos, emociones y sentimientos, (...)â€. (Strauss, Corbin; 2002: 11- 12). En primer lugar, se procederá a codificar el corpus de datos buscando los núcleos de la confrontación simbólica, es decir, temas en los que se concentra el debate. Para ello, se tomarán operaciones del procedimiento analÃtico de la TeorÃa Fundada. Se comparará la “(…) información obtenida (por ejemplo en una serie de entrevistas en profundidad), tratando de dar una denominación común (un código más o menos abstracto, conceptual) a un conjunto variopinto de fragmentos de entrevista que comparten una misma ideaâ€. (Valles; 1997: 349). Dicha denominación común se conoce bajo el nombre de categorÃa. A partir de una categorÃa- de mayor o menor potencia conceptual-, se pensarán exhaustivamente las propiedades de la misma. Se entiende por propiedades, “(…) las condiciones bajo las que varÃa, las interacciones de los actores, las estrategias y tácticas de éstos, las principales consecuenciasâ€. (Valles;1997: 350). Luego, siguiendo los conceptos manejados por MartÃn Criado, se identificarán distintos marcos de interpretación en los que se inscriben las distintas visiones de las temáticas analizadas, entendiéndose por marcos de interpretación aquellos interpretantes o instrumentos mediante los cuales los individuos construyen el sentido, la referencia (Valles; 1997: 376). También se buscará distinguir las distintas estrategias discursivas y las diferentes tácticas discursivas o diferentes acentos dentro de una misma estrategia discursiva, empleadas por los actores vinculados a las temáticas analizadas. En cuanto a los datos primarios, hay que decir que son los “(…) elementos de observación obtenidos intencionalmente por el investigador en la búsqueda de una hipótesis de trabajoâ€. (Valles; 1997: 121).
Con relación al manejo de datos secundarios, siguiendo las categorÃas expuestas por Almarcha recopiladas por Valles (Valles; 1997: 121), el mismo comprende el análisis de datos recabados por otros investigadores previamente al momento de la investigación y el tratamiento de aquellos datos que se hallan publicados por diversas instituciones con fines muy variados, fundamentalmente proveer de información a los órganos estatales o al público.
En particular, se abordará el tratamiento que se da a los sucesos de Salsipuedes en diversos ámbitos pertenecientes a la sociedad uruguaya. Se analizarán los discursos referidos al tema desde dos medios de prensa escrita uruguayos -La República y El PaÃs-, pertenecientes a los años 2005, 2006, 2007, 2008 y 2009. También se estudiarán los diferentes juicios que surjan de parte de las asociaciones de descendientes de indÃgenas de nuestro paÃs, nucleadas en el CONACHA (Consejo de la Nación Charrúa), e INDIA (Integrador Nacional de los Descendientes de IndÃgenas Americanos), por medio del análisis de folletines o comunicados emitidos por estas asociaciones, pertenecientes a los años 2002, 2003, 2006 y 2008. También se analizarán las opiniones referidas a lo acontecido en Salsipuedes, plasmadas en 12 entrevistas en profundidad realizadas a integrantes de dichas asociaciones indigenistas e investigadores, entre los años 2006 y 2007. Asimismo, se tendrá presente lo señalado por la profesora Marta Canessa en el semanario Búsqueda fechado en la semana del 1º al 7 de diciembre de 2005. El abordaje sociológico de esta temática, implica obtener un conocimiento amplio acerca del modo a través del cual los diferentes actores involucrados- historiadores, antropólogos, periodistas, polÃticos e integrantes de las asociaciones de descendientes de indÃgenas- debaten y reflexionan sobre la misma.
SEGUNDA PARTE
Análisis de los datos.
El tema del genocidio de Salsipuedes estuvo oculto desde el nacimiento del Partido Colorado en 1836. A pesar de ello, luego de la salida de la última dictadura se empezó a manifestar un debate respecto a estos hechos. En este sentido, es interesante recordar que para Foucault, lo que se puede decir depende del régimen del discurso que impera en el momento. Como señala
Esther DÃaz, estudiosa de la obra de Foucault, “todo discurso se perfila según un juego contrastador de permisiones y de restriccionesâ€. (DÃaz; 2005: 78). Existen condiciones que permiten que en cierta sociedad se digan ciertas cosas y otras no, asà como también separar lo que se considera verdad de lo que no. “En toda sociedad, la producción de la palabra está controlada, seleccionada y distribuida por ciertos procedimientos. La función de esos procedimientos es evitar peligros, conjurar poderes, manejar lo azaroso y esquivar la materialidad del discursoâ€. (DÃaz; 2005: 78). Por eso es que durante tanto tiempo no fue posible que emergieran enunciados que denunciaran la matanza de Salsipuedes, lo que recién pudo acontecer cuando se dio una modificación en el régimen de verdad imperante. Pues “hay condiciones de posibilidad que preceden al encuentro del hombre con la verdad. Cada época, cada cultura, cada episteme tiene las suyas. Ellas son como el lÃmite que marca cuales enunciados pueden ser considerados verdaderos y cuales enunciados ni siquiera merecen ser considerados en un régimen de verdad, incluso ni para computarlos como falsos. Estas condiciones dibujan el horizonte de aparición de verdades y, aún, de falsedades. Lo que no se contiene en dichos lÃmites no entra en la voluntad de verdad del momento, es desvalorizado, ridiculizado, desechadoâ€. (DÃaz; 2005: 79). De ahà la fuerte lucha que se da entre interpretaciones rivales, luchas que se enmarcan en regÃmenes especÃficos del discurso. “Los temas prohibidos- cada discurso mantiene los suyos- nos revelan que el discurso es el lugar donde se juega el poder y el deseo. De lo contrario, ¿por qué temerle? El discurso que circula, es el que se acepta, el que se acredita, es el discurso de la razónâ€. (DÃaz; 2005: 79).
Presentación del formato de análisis
En primer lugar, se codificará el conjunto de datos con el objetivo de hallar los núcleos de la confrontación simbólica, códigos o temas en los que se concentra el debate. Luego, se pensarán las condiciones bajo las que varÃan dichos códigos, las interacciones de los actores y las estrategias y tácticas de éstos. Posteriormente, siguiendo los conceptos manejados por MartÃn Criado, se identificarán los distintos marcos de interpretación o instrumentos mediante los cuales los individuos construyen el sentido, la referencia, en las que se inscriben las distintas visiones de las temáticas analizadas. También se buscará distinguir las distintas
estrategias discursivas y las diferentes tácticas discursivas dentro de una misma estrategia discursiva, empleadas por los actores vinculados a las temáticas analizadas.
1) ¿Existió genocidio? Diferentes posturas al respecto.
A partir de los documentos analizados, puede decirse que existen diferentes posturas respecto a si lo ocurrido en Salsipuedes supuso o no un genocidio. Algunos integrantes del Partido Colorado como la profesora Marta Canessa y su esposo el ex- Presidente de la República Julio MarÃa Sanguinetti, sostienen que lo ocurrido en Salsipuedes no puede ser catalogado como genocidio. En opinión de Canessa, “130 charrúas, ¿son un genocidio?â€. “Lo que pasa es que violaban, vivÃan en tolderÃas, robaban ganado, te mataban una vaca para comer la lenguaâ€. Justifica la acción emprendida por Rivera como necesaria para garantizar el establecimiento de colonos y terratenientes y de sus actividades ganaderas, y asà “civilizar†la campaña. Afirma además que la figura de Fructuoso Rivera y su imagen han sido dañadas por las versiones que lo involucran como planificador y brazo ejecutor de la matanza de Salsipuedes, las cuales son falsas en su opinión . Para el ex- Presidente Julio MarÃa Sanguinetti, el enfrentamiento entre los charrúas y el ejército comandado por Fructuoso Rivera en Salsipuedes fue un simple enfrentamiento entre tantos. Marcó el final del modo de vida charrúa, la tolderÃa, “(...) incompatible con la vida criolla, refugio de delincuentes, constante aliado del invasor portugués y del “bandeirante†traficante de esclavos, que procuraba allà la gente para secuestrar niños guaranÃes o mujeres blancas y venderlas en Brasilâ€. (Palabras del ex- Presidente Julio MarÃa Sanguinetti, citadas en diario El PaÃs. 19 de abril de 2009). A juicio de Sanguinetti, hay un uso abusivo de la historia con el objetivo de empañar la figura de Rivera, quien realizó “grandes esfuerzos†en la lucha por la independencia de nuestro paÃs. El abogado y dramaturgo Carlos Maggi, también de extracción colorada, refuta las opiniones vertidas por Sanguinetti anteriormente mencionadas. En una sección publicada en diario El PaÃs el 10 de mayo de 2009 titulada “Documentos para Sanguinettiâ€, Maggi expone una serie de documentos que prueban la lealtad de los charrúas hacia nuestro prócer José Artigas y su gesta independentista. Esa lealtad se ve expresada- a juicio de Maggi- en hechos puntuales: los
charrúas se ocupaban de vigilar y permitir el correcto avance de la caravana del Éxodo de los orientales encabezada por Artigas (la “Redotaâ€) ante la amenaza de ataque de las tropas portuguesas, actuando decididamente cuando fuese necesario y demostrando gran resistencia en el combate al enemigo; también en la incorporación de los charrúas a las tropas del sitio de Montevideo, en la lucha contra el ejército porteño del coronel Manuel Dorrego y en “el triunfo militar más grande de los orientalesâ€: la Batalla de Guayabos, ocurrida el 10 de enero de 1815. Todo ello lleva a Maggi a sostener que los charrúas y su lucha en pro de la independencia deben ser reconocidos y dignificados por la Historia uruguaya. Otro miembro del Partido Colorado, el diputado Washington Abdala, tiene una visión algo diferente a la de Canessa y Sanguinetti. Dice sentirse identificado con el trabajo de INDIA, en cuanto al rescate del papel de los indÃgenas en el devenir histórico uruguayo, asà como del aporte étnico indÃgena a la sociedad uruguaya actual. Sostiene que la sociedad uruguaya debe dejar de lado toda forma de exclusión y discriminación. Opina que hay que fortalecer la integración de la sociedad sobre la base del reconocimiento de la diversidad, “(...) dejando atrás todo lo que pudo habernos dividido o diferenciado, en el entendido que nada aporta la insistencia en visiones revisionistas descontextualizadasâ€. (En BoletÃn Mar Inchalá N° 148, 2002).
Los descendientes e integrantes de las asociaciones califican unánimemente lo ocurrido en Salsipuedes como genocidio, exterminio, masacre o matanza. La acción emprendida por Fructuoso Rivera y sus tropas en contra de los charrúas es tildada de injusticia, engaño y traición. “Muchas injusticias hicieron con los indios acá, (...). Lo importante es apoyar el movimiento, que se divulgue, cuanto más se sepa, mejor. Si es una historia verdaderaâ€. (Palabras de Bernardino GarcÃa, bisnieto del cacique charrúa Sepé recogidas en una entrevista realizada en Tacuarembó, octubre de 2006). “(...) los descendientes de indÃgenas, nunca relegamos el 11 de abril, fecha que nos es tan cara y significativa. 170 años después la sociedad está transformando una fecha dolorosa, luctuosa; en un verdadero y sentido reconocimiento a los primeros habitantes de este suelo (...)â€. (Palabras de Farah Siquiera, integrante de la Comisión Directiva de INDIA. En BoletÃn Mar Inchalá N° 148, 2002). Algunos integrantes de las asociaciones hablan del etnocidio ideológico cometido en contra de la parcialidad charrúa- el exterminio y negación de su sistema cultural-, más allá del
exterminio fÃsico al que fueron sometidos. Los charrúas “(...) debieron integrarse a familias no
indÃgenas, fueron obligados a evangelizarse, impedidos de hablar sus lenguas, de regresar a sus
lugares de origen, asà como de toda posibilidad de reagrupamiento (...). De esa forma se perdieron los hábitos, los rasgos y las facetas culturales que los distinguÃan “. (En BoletÃn Informativo Inchalá N° 21. Agosto de 2008). Para el presidente de ADENCH Enrique Auyanet, es de suma importancia que el Estado reconozca oficialmente el grave error que cometió en Salsipuedes, al intentar aniquilar a los charrúas. No se debe dar vuelta la página dejando atrás lo acontecido, por la magnitud de los hechos. En la misma lÃnea, el ex- presidente de INDIA, Rodolfo MartÃnez Barbosa citaba en una entrevista que le fuera realizada el 12 de abril de 2005 por el diario El PaÃs: “HabÃa intereses polÃticos por la participación que en esos hechos- refiriéndose a lo acontecido en Salsipuedes- tuvieron el presidente de entonces, Fructuoso Rivera, su propio sobrino, Bernabé Rivera, y otros connotados personajes que pasaron a integrar cuadros de los partidos polÃticos históricosâ€. “Y lo primero que debe prevalecer es la verdadâ€. Si bien las asociaciones de descendientes destacan la negación histórica de la masacre de Salsipuedes, consideran que han habido algunos avances últimamente. En palabras de Ana MarÃa Barbosa, presidenta del Fondo IndÃgena de Latinoamérica y el Caribe e integrante del grupo Guyunusa de Tacuarembó, grupo perteneciente al CONACHA, se percibe cierta apertura hacia el tema desde que Uruguay pasó a integrar dicho fondo en 2005 . El historiador Gonzalo Abella vincula el genocidio de Salsipuedes a los orÃgenes del Estado uruguayo, a la fundación del Partido Colorado, al establecimiento de los grandes terratenientes en el ámbito rural uruguayo y a la contra- revolución agraria “(...) el Estado Oriental uruguayo nace con una definición claramente anti artiguista, (...) el Partido Colorado es el club de los enemigos de Artigas, y (...) la constitución del ´30 es una constitución que fundamentalmente inaugura la contra- revolución agraria, un proceso de consolidación de la gran propiedad que Artigas habÃa cuestionado†. Asà también se evidencia un tono unánime de denuncia y condena hacia lo acontecido en Salsipuedes en los artÃculos que refieren al tema publicados en dos connotados diarios uruguayos, como lo son El PaÃs y La República. Se califica lo ocurrido en Salsipuedes como “un hecho lamentableâ€, “una luctuosa emboscada†o una “terrible e injusta matanzaâ€, siendo Fructuoso Rivera el principal responsable de dichos sucesos. La creciente notoriedad que ha ido adquiriendo el tema del
exterminio charrúa en los últimos años se traslada a la esfera de la cultura, con el estreno el 11 de abril de 2008 de la obra “Salsipuedes Remasterizado†de Alberto Restuccia, en el teatro
Agadu de Montevideo . Desde el ámbito parlamentario se aprecia asimismo una mayor atención hacia el tema. Ello se plasmó en la aprobación en el año 2004 de la Ley 17817, denominada Lucha contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación, asà como también con la aprobación el pasado 12 de agosto de 2009 en la Cámara de Diputados de la ley por la que se crea el "DÃa de la Nación Charrúa y de la Identidad IndÃgena", iniciativa que apunta a ser un “acto de justicia†y resarcimiento ante la matanza de Salsipuedes. Desde el ámbito académico se señala unánimemente que la matanza de Salsipuedes significó un corte en lo cultural y en la transmisión de la lengua charrúa hacia las generaciones posteriores, no sucediendo lo mismo en cuanto a los rasgos biológicos y sanguÃneos charrúas, los cuales fueron heredados por la población rural uruguaya principalmente: “El exterminio cultural existió, pero no asà el exterminio masivo en cuanto a la biologÃa. (...) La genética sobrevive porque la mezcla fue previa al exterminio del siglo XIX. Mucho antes de Salsipuedes ya habÃa muchÃsima mezcla†. Se califica la matanza de Salsipuedes como un punto triste de nuestra historia, fruto en parte de la visión marcadamente negativa que habÃa hacia los indÃgenas en aquel momento. El arqueólogo Leonel Cabrera pone en tela de juicio la versión de Fructuoso Rivera referida al número de bajas que dejó el enfrentamiento de Salsipuedes: “Rivera habla de alrededor de 40 muertos, y sin ninguna duda éste fue bastante mayor. Si no, hay que suponer que la sociedad indÃgena charrúa no tenÃa hombres, eran sólo mujeres y niños. Lo cual es una barbaridad†.
Siguiendo a Foucault, puede decirse que existe un combate discursivo que se da en torno a la verdad acerca de lo acontecido en Salsipuedes. El combate principal se manifiesta entre los integrantes de las asociaciones de descendientes de indÃgenas y algunos referentes del Partido Colorado y se vincula a la calificación de los hechos ocurridos en Salsipuedes. En este caso se visibiliza un claro antagonismo entre la posición del ex- Presidente de la República
Julio MarÃa Sanguinetti y su esposa la profesora Marta Canessa, quienes califican la acción de
Salsipuedes como algo justo y necesario para poner fin al estado de “barbarie†que asolaba la
campaña uruguaya a mediados del siglo XIX y asà “civilizar†, siendo en opinión de Sanguinetti un simple enfrentamiento entre tantos; y los integrantes de las asociaciones de descendientes, quienes consideran genocidio, masacre o matanza lo acontecido en Salsipuedes. El papel jugado aquà por los medios de comunicación (prensa escrita y comunicados de las asociaciones de descendientes) es fundamental a la hora de marcar y difundir- tomando lo establecido por Viscardi- una posición u otra ante la sociedad respecto a este tema. Existen diferentes tácticas discursivas dentro de ambas estrategias discursivas generales. Tal es el caso de lo afirmado por el diputado colorado Washington Abdala, quien está de acuerdo con la labor llevada a cabo por las asociaciones de descendientes en cuanto al rescate del rol de los indÃgenas en la conformación étnica y cultural de nuestra sociedad, pero a su vez no cree conveniente la insistencia en realizar un revisionismo histórico sobre el tema. También es el caso de algunos integrantes de las asociaciones de descendientes, quienes van más allá en su denuncia, afirmando que lo acontecido en Salsipuedes no significó solamente la eliminación fÃsica de los charrúas- genocidio- sino que además implicó el exterminio y la negación de su sistema cultural- etnocidio-. Algunos investigadores académicos como Mónica Sans, si bien condenan la matanza de Salsipuedes, resaltan la herencia genética aportada por los charrúas, único aspecto de dicha etnia presente en forma significativa en la sociedad uruguaya actual; a diferencia de la mayor parte de los integrantes de las asociaciones de descendientes, quienes afirman que nuestra sociedad ha heredado de los charrúas tanto rasgos genéticos como culturales. El combate discursivo- principalmente el que tiene lugar entre el ex– Presidente Sanguinetti y su esposa Marta Canessa y los miembros de las asociaciones de descendientes- debe ser relacionado a la construcción de distintos modelos culturales de identidad nacional. Mientras que para los integrantes de las asociaciones, la etnia charrúa es un componente fundamental que debe tenerse en cuenta al momento de pretender construir nuestra identidad nacional, para el ex-Presidente Sanguinetti y su esposa es la etnia guaranà misionera y no la
charrúa la que debe tomarse como elemento clave a la hora de querer conformar la identidad uruguaya.
2) Diferentes estrategias de reivindicación y rescate de lo charrúa.
Desde el ámbito de las asociaciones de descendientes se reivindica la historia y la cultura de los charrúas, procurando terminar con el ocultamiento implantado por la historia oficial. Se denuncia la discriminación que sufren muchas personas por tener rasgos indÃgenas, como ser ojos achinados y tez oscura. Se resaltan los valores transmitidos por los charrúas hacia nuestra sociedad, como la solidaridad, el valor dado a la palabra y el respeto hacia la tierra: “A nosotros en nuestras familias se nos enseñó un profundo amor por la tierra en que nacimos, (...)†. También se reivindica desde otro punto de vista la figura de nuestro prócer José Gervasio Artigas, vinculándolo al pasado charrúa: “Artigas vivió de los 14 a los 32 años en las tolderÃas charrúas, algo que nuestra historia no menciona. Mucha gente considera que esto opaca al héroe de los orientales, cuando es totalmente lo contrario†. En un tono similar, Carlos Maggi destaca la lealtad de los charrúas hacia nuestro prócer José Artigas y su gesta independentista. Afirma que los charrúas y su contribución a la causa artiguista deben ser dignificados por nuestra Historia. Muy importantes son los recordatorios llevados adelante por las asociaciones de descendientes año tras año, cada 11 de abril. En ese sentido, cabe citar los dos actos principales realizados anualmente en Montevideo, con motivo de la conmemoración de la matanza charrúa. La asociación INDIA realiza dicha ceremonia a los pies del monumento a José Artigas, en Plaza Independencia; mientras que la asociación ADENCH conmemora la fecha en el Monumento a los Charrúas, ubicado en el Prado montevideano. La creciente notoriedad que ha ido adquiriendo el tema al nivel de nuestra sociedad, hace que cada año que pasa las asociaciones reciban más adhesiones y demostraciones de afecto ante el significado del 11 de abril, provenientes de distintos sectores de la sociedad uruguaya y desde el extranjero- personalidades polÃticas, artistas, investigadores del tema, académicos o educadores-: “Reciban ustedes nuestra adhesión a la reivindicación de los antepasados indÃgenas. Aprovechamos esta instancia para agradecer todo lo que ustedes aportan a nuestros alumnos, dentro del conocimiento de la importancia de la Nación Charrúa con relación a
nuestra identidad. Un saludo afectuoso de Alumnos, Personal Docente y no Docente, Maestros Practicantes, Padres de Escuela Nº 235 “Eudoro Melo†de la ciudad de Las Piedras (Canelones)â€. (En BoletÃn Informativo Inchalá Nº 20, junio de 2008). Resulta muy interesante
destacar el interés que despierta el tema de la descendencia indÃgena en ciertas zonas del interior del paÃs, particularmente aquellas que concentran la mayor descendencia charrúa, como el departamento de Tacuarembó: “(...) siempre que tenemos novedades se acerca la prensa, viene aquà a casa, mañana mismo ya sé que vienen todos por acá. La gente está como inquieta por el tema, (...)†.
Respecto al tema educativo, ha habido avances en los últimos años en cuanto a la inclusión de la temática indÃgena en los programas educativos de primaria y secundaria. Según Ana MarÃa Barbosa, ha habido receptividad por parte de las actuales autoridades del Ministerio de Educación y Cultura a partir de la utilización de algunos documentos elaborados por CONACHA como insumo en los programas educativos. Otro tema en el cual se han registrado avances, es en la integración que se ha dado al nivel latinoamericano, entre grupos y asociaciones de descendientes de indÃgenas, a través del Fondo IndÃgena para Latinoamérica y el Caribe. Los delegados uruguayos ante el Fondo IndÃgena son Enrique Auyanet, presidente de ADENCH, Ana MarÃa Barbosa, integrante de grupo Guyunusa de Tacuarembó (quien posteriormente pasó a presidir el fondo) y Daniel Collazo, integrante de Basquadé Inchalá. Uruguay ratificó el convenio con dicho fondo en 2005. También supuso un gran logro para los descendientes la repatriación de los restos del cacique Vaimaca Perú desde Francia, los cuales arribaron a nuestro paÃs el 17 de junio de 2002. La antropóloga Mónica Sans afirma que no hay un reconocimiento al nivel de la sociedad en su conjunto, de la existencia de una cultura charrúa como tal. Sin embargo, cree que hay una mayor aceptación hacia el reconocimiento de la existencia de descendientes charrúas, puntualmente en los últimos años. Otro importante logro, ha sido la aprobación el pasado 9 de septiembre de 2009 de la ley por la cual se declara el 11 de abril de cada año “DÃa de la Resistencia de la Nación Charrúa y de la Identidad IndÃgenaâ€.
Los objetivos que se plantean las asociaciones de descendientes son diversos. Por ejemplo, pese a los avances en este sentido, se aspira a una mayor incorporación de la temática
indÃgena en la educación a efectos de que los órganos educativos lo tomen en cuenta en sus programas. En opinión de algunos integrantes de CONACHA, existe una gran carencia educativa vinculada a la crisis de identidad que supone la falta de inclusión de contenidos relativos a los pueblos originarios de nuestro paÃs en los programas de enseñanza. Se apunta a investigar más acerca de la lengua charrúa, a que se revaloricen las costumbres, valores y espiritualidad de dicha etnia, asà como también a lograr protección de parte del Estado hacia lugares sagrados, cementerios y pictografÃas charrúas. Otro tema en el cual se intenta lograr avances, es en la obtención de tierras para que los descendientes puedan vivir en comunidad, concretamente en la zona de Arerunguá: “Sin territorio, un pueblo indÃgena no es nada, porque la relación del indÃgena con la tierra, con el monte, es vital. Por medio de esa relación, podemos recuperar nuestra cultura: el uso de plantas medicinales, etc. No es que vayamos a vivir como antes, (...), pero sin la conexión con la tierra no podemos vivenciar†. Asimismo se fomenta el respeto hacia la biodiversidad, se denuncia el cambio climático como fenómeno que pone en riesgo la vida de las especies, incluyendo la humana; y se reclama la protección de los recursos naturales como el agua.
En cuanto a INDIA y ADENCH, hay que señalar que comparten a grosso modo la misma estrategia discursiva, aunque la táctica discursiva que caracteriza dichos grupos es diferente. Lo cual lleva a que mantengan un relacionamiento distante, visible en algunas situaciones puntuales como el tratamiento de los restos del cacique Vaimaca Perú. INDIA se mostró a favor de la realización de estudios arqueológicos a los restos de Vaimaca y a la conservación de los mismos en el Panteón Nacional del Cementerio Central, mientras que ADENCH se opuso a la ejecución de dichos exámenes, habiendo en ese grupo quienes defienden la ubicación de los restos en el Panteón Nacional y quienes sostienen que los restos de Vaimaca deben ser enterrados directamente en la tierra. Otro punto de divergencia entre ADENCH e INDIA se produjo en torno a la elección de los delegados ante el Fondo IndÃgena. Si bien INDIA fue convocada a la reunión para la elección de dichos representantes, no concurrió ningún integrante de esa asociación al evento. Desde ADENCH se demostró posteriormente que INDIA habÃa sido convocada en su momento, mientras que desde filas de INDIA se argumentó que la asociación no estaba representada. También la realización de los
actos conmemorativos del 11 de abril por separado constituye una muestra de distanciamiento, más allá del mutuo respeto que muestran ambas asociaciones hacia sus respectivas ceremonias. Responde, a juicio de Enrique Auyanet, a que ADENCH e INDIA tienen diferentes filosofÃas.
Sin embargo, existen expresiones de desacuerdo como la del investigador Eduardo Picerno, quien muestra su disconformidad con la inclusión del Cuerpo de Blandengues en las
conmemoraciones del DÃa del Indio realizadas año tras año por INDIA: “Hicieron el homenaje pidiendo el concurso de los militares del Cuerpo de Blandengues, que fue creado con el solo propósito de limpiar la campaña de charrúas (...) ignoran que los Blandengues fueron los cazadores oficiales de indios y dependÃan nada menos que... del Rey de España, allá por el 1800†.
Los integrantes de las asociaciones de descendientes resaltan el sacrificado papel que tuvieron los charrúas en la lucha junto a Artigas por la independencia de nuestro paÃs, asà como la convivencia pacÃfica y armoniosa que mantuvieron respecto a la tierra que habitaban, no manejando los conceptos de propiedad ni de robo. Si bien con el tiempo los charrúas fueron adoptando algunos elementos introducidos por el europeo luego de la conquista, como el caballo o la carne vacuna a su dieta, mantuvieron el respeto a su cultura no aceptando la imposición de otra desde afuera. El arqueólogo Leonel Cabrera señala que la sociedad charrúa presentaba una complejidad y dinamismo mayor de lo que comúnmente se supone y una estructura económica que le permite manejar exitosamente su entorno ecológico. En opinión de la ex- diputada Nora Castro, debe haber un reconocimiento hacia nuestras raÃces culturales, el cual “(...) debe ser un trabajo desde las más tempranas épocas de la formación del ciudadano†. En un tono diferente, la profesora Marta Canessa sostiene (según lo citado en el semanario Búsqueda del 1º al 7 de diciembre de 2005) que los charrúas tenÃan una forma de
vida bárbara y salvaje y su mala educación hizo que pasaran varias generaciones antes de que pudieran adaptarse a la sociedad uruguaya. Su esposo, el ex-Presidente Sanguinetti, afirma que si bien algunos charrúas apoyaron la revolución artiguista durante el perÃodo revolucionario, en otras ocasiones se aliaron bajo conveniencia a los portugueses. Sostiene que los uruguayos deben tener una visión respetuosa del pueblo charrúa, dejando de lado todo intento glorificador que los coloque como origen de la sociedad, lo cual a su juicio serÃa un “grave errorâ€.
3) Debate en torno a los rasgos charrúas que perdurarÃan en nuestra sociedad.
Los descendientes de indÃgenas e integrantes de las asociaciones indigenistas tienen diversas opiniones respecto a los rasgos charrúas que perdurarÃan hoy dÃa en nuestra sociedad. El presidente de ADENCH Enrique Auyanet, manifiesta el orgullo que tanto él como el resto de los integrantes de la asociación sienten al reconocerse como descendientes de charrúas: “Nos reconocemos orgullosamente como charrúas y tenemos conciencia de ser y pertenecer fÃsica y espiritualmente a esta tierra, regada tantas veces con la sangre de nuestros antepasados en la lucha contra los invasores†. Lo que convoca y une a los descendientes es el “sentirse charrúasâ€, aspecto que pasa más por lo cultural y no por lo genético. En cuanto a lo genético, Auyanet señala que a partir de estudios de ADN mitocondrial, el 40% de los uruguayos tiene ascendencia indÃgena por vÃa materna. Afirma además que en la Encuesta Nacional de Hogares de 2006, más de 115000 personas se auto identificaron como descendientes de indÃgenas, llegando a un 5% del total de la población uruguaya. Con relación a lo cultural, Auyanet menciona algunas prácticas a su juicio de origen charrúa, que se han mantenido en la sociedad; como ser la presentación de los niños a la luna, una especie de celebración que se realiza ante la llegada de la madurez en las niñas, el tema del mate y la yerba- rito espiritual al igual que el consumo de coca por parte de los indios de la zona andina-, asà como también la relación que se da entre el gaucho y el caballo fundamentalmente en las zonas rurales del paÃs. En lo que concierne a la lengua, señala que sobreviven muchas palabras, incluidos nombres propios de
origen charrúa. Otros integrantes de ADENCH, como el investigador Eduardo Picerno y LucÃa Tajam resaltan la importancia que tuvo la tradición oral al momento de conocer acerca de su condición de descendientes de charrúas. Picerno sostiene además que hay intereses creados en la Facultad de Humanidades, que llevan a los antropólogos a dejar de lado el estudio de los charrúas, y a explorar en las zonas del litoral, donde habitaron los guaranÃes, o a los indios habitantes de los cerritos, de Rocha. “(...) hay una especie de bronca hacia los charrúas, (...), a los antropólogos, las flechas no les dicen mucha cosa. No dejaron nada, más que las boleadoras que se venden en la feria, (...). Eso no habla. La historia es la que habla. La antropologÃa no va a demostrar nada de los charrúas†. También afirma que los resultados de las investigaciones genéticas realizadas por la antropóloga Mónica Sans acerca de la
ascendencia charrúa en la población uruguaya son erróneos. Cyro RodrÃguez, integrante del grupo Choñik (INDIA) menciona algunas costumbres que a su juicio el pueblo uruguayo heredó de los charrúas, como ser la construcción de ranchos en barro o la imitación de distintas formas de cultivo. Resalta además el origen charrúa del nombre del actual Presidente de la República. Paula Hernández, también integrante de Choñik, afirma que el hecho de nacer en América hace que todos tengamos algo de sangre indÃgena. Para algunos integrantes del grupo Guyunusa de Tacuarembó, como Bernardino GarcÃa, Ana MarÃa Barbosa y Blanca RodrÃguez, el “sentirse charrúas†es un estado al que se llega a través de la tradición oral familiar. Bernardino GarcÃa destaca el papel que cumplieron los análisis genéticos, a los cuales se sometió para confirmar su ascendencia charrúa: “Me hicieron todos los análisis, de manos, pies y sangre y me salió que era indio. (...) Me los hicieron el 24 de noviembre de 1998 y la etnia era charrúa. Ahora, les digo una cosa: el instinto siempre lo tuve†. En lo referido a las prácticas y costumbres charrúas que perduran en nuestra sociedad, tanto Bernardino como su esposa MarÃa señalan el origen charrúa de la práctica yuyera y de la presentación de los niños a la luna. Ana MarÃa Barbosa destaca el valor de la palabra, la solidaridad, el amor a la libertad y el sentimiento de pertenencia a la tierra como valores heredados a nuestra sociedad por los charrúas. Blanca RodrÃguez sostiene que la lengua charrúa se conserva a pesar de los pocos vocablos que persisten en nuestro idioma, mientras que para la integrante de Basquadé Inchalá Mónica Michelena, la supervivencia de la lengua charrúa se cortó luego de la matanza de Salsipuedes. Tanto el ex- presidente de INDIA Rodolfo MartÃnez Barbosa, como Juana Olivero, integrante del mismo grupo, resaltan el aporte genético charrúa a nuestra sociedad, basándose en los resultados de las investigaciones de la doctora Mónica Sans y en los porcentajes manejados por el INE: “Si vos pensás en el planteo que hace la doctora Mónica Sans, es un tercio de la población. (...) 1 millón de personas tiene ascendencia indÃgena. De ese millón, el INE en el año ´96, ´97, en la Encuesta Continua de Hogares, preguntó. (...) unas 12000 personas se reconocÃan indÃgenas. Pero después eso evolucionó. Y creo que hoy es un 4%, (...) 120.000 personas†. Olivero afirma además que el proceso cultural charrúa se cortó como tal luego de Salsipuedes; las palabras, los nombres y la toponimia que sobreviven son de origen guaranÃ. De los charrúas sólo quedan algunas costumbres y valores presentes
fundamentalmente en los pobladores rurales uruguayos: la presentación de los niños a la luna, la amabilidad y la paciencia. El historiador Gonzalo Abella afirma que hay prácticas rituales detrás de lo cristiano que tienen origen charrúa, dentro de la cultura rural uruguaya, como ser el ritual del mate, la persignación ante la “luz malaâ€, la presentación de los niños a la luna y la relación que guarda el gaucho con el caballo, similar a la que tenÃan los charrúas. Menciona el resultado de las investigaciones de Mónica Sans, quien demostró con su indicador genético del ADN mitocondrial (no es el más interesante a juicio de Abella) que la composición genética del pueblo uruguayo es 70% de origen europeo, 15% de origen negro y 15% de origen indÃgena. Sostiene además que los descendientes de charrúas se concentran en la zona de Arerunguá, entre Tacuarembó y Salto, algunos en Soriano, en Cerro Largo y en Paysandú.
Asà entonces, los miembros de las asociaciones de descendientes poseen una postura en común respecto a la presencia de rasgos charrúas en nuestra sociedad, estableciendo la ascendencia genética charrúa de la población uruguaya en aproximadamente un tercio de los habitantes. En lo que refiere al aspecto cultural, hay opiniones compartidas pero también otras encontradas. Tanto los integrantes de CONACHA como los de INDIA coinciden en adjudicar origen charrúa a una serie de prácticas visibles en la población rural uruguaya, en particular la presentación de los niños a la luna. Existen discrepancias entre algunos integrantes del CONACHA en cuanto a la supuesta supervivencia de la lengua charrúa, asà como también entre CONACHA e INDIA al respecto.
Los investigadores académicos tienen una visión más escéptica en torno a la supuesta presencia de rasgos culturales charrúas en la sociedad uruguaya. Según la doctora Mónica Sans, hay dificultad a la hora de querer determinar el supuesto origen charrúa de ciertas prácticas y costumbres actuales, porque Salsipuedes significó un corte cultural. No está convencida de que las prácticas animistas, como la creencia en la luz mala o el manejo del lazo, la boleadora y el caballo tengan origen charrúa. Tampoco encuentra evidencias que permitan certificar que los charrúas tuvieran el hábito de tomar mate. Para el antropólogo Renzo Pi, el legado cultural charrúa es Ãnfimo, y se visibiliza en algunas costumbres del gaucho. Señala como ejemplo la costumbre de los pobladores rurales de llevar las dos riendas del caballo hacia el lado que quieren doblar. Los jinetes europeos, en cambio, tiran la rienda del lado correspondiente al que quieren doblar. Con relación a la lengua charrúa, tanto Renzo
Pi y Mónica Sans, como el arqueólogo Leonel Cabrera coinciden en señalar que sobreviven muy pocas palabras charrúas, fundamentalmente topónimos como Marmarajá- paraje de Lavalleja-, u Olimar- rÃo de Treinta y Tres-. Pero ello no permite reconstruir del punto de vista lingüÃstico la lengua charrúa original. Respecto al aspecto genético, Mónica Sans establece el aporte indÃgena al ADN uruguayo en un 10%, llegando al 20% en el departamento de Tacuarembó. En Montevideo alcanza solamente el 2%. En cambio, si se realizan exámenes de ADN mitocondrial, tomando en cuenta caracterÃsticas que se transmiten sólo por lÃnea materna, el porcentaje sube, llegando al 62% en Tacuarembó. Sans destaca que si bien estos porcentajes muestran que la población uruguaya que desciende de indÃgenas se parece genéticamente a la macro- etnia pampa- patagonia, no se puede asegurar que descienda de los charrúas especÃficamente. Renzo Pi considera exagerado el porcentaje de incidencia indÃgena en el ADN uruguayo manejado por Sans. Cree que probablemente exista algún error en la metodologÃa de investigación por la cual Sans llega a esos valores. Al preguntársele por la ascendencia de Bernardino GarcÃa, Pi señala que tiene el aspecto fÃsico con el cual los escritores del siglo XIX describen a los charrúas, por lo que probablemente mantenga el linaje de dicha etnia.
De esta manera se puede concluir que el arqueólogo y los antropólogos entrevistados comparten una estrategia discursiva similar respecto a la supervivencia de rasgos charrúas. Si bien destacan la presencia de algunas palabras de origen charrúa en nuestro idioma (fundamentalmente topónimos), concuerdan al señalar que las mismas no permiten reconstruir la lengua charrúa como tal. Al ser consultados acerca del presunto origen charrúa de algunas prácticas y costumbres que tienen arraigo en los pobladores del área rural uruguaya, afirman que el legado cultural charrúa es escaso. Los investigadores discrepan con la visión que sostienen gran parte de los miembros de las asociaciones de descendientes acerca del aporte genético indÃgena a nuestra sociedad. Ejemplo de ello es lo afirmado por la antropóloga
Mónica Sans, para quien no hay certeza de que la población uruguaya que desciende de indÃgenas se asemeje genéticamente a los charrúas.
En una postura totalmente antagónica a la de los integrantes de las asociaciones indigenistas e investigadores académicos, y haciendo uso de su poder discursivo a través de medios de prensa destacados como el diario El PaÃs, el ex-Presidente Sanguinetti es categórico
al afirmar que la sociedad uruguaya no heredó nada en lo cultural o en lo genético de la etnia charrúa, como ser palabras o nombres de pueblos. En su opinión, la toponimia y la conformación del ejército nacional, asà como la construcción de las murallas montevideanas y el hábito de trabajo de la población rural uruguaya deben atribuirse a la etnia guaranÃ- misionera, fundamental en la constitución de nuestra sociedad.
TERCERA PARTE
Conclusiones.
La historia se elabora constantemente desde el presente, gira en torno a la narración, exposición y análisis de un conjunto de sucesos o acontecimientos del pasado. Es además una forma de alterar el presente: existe una disputa simbólica en torno a la verdad acerca de los hechos del pasado que va modificando el presente y la actualidad. Michel Foucault (1992) vincula el concepto de verdad a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que provoca. La verdad está asociada a la forma del discurso cientÃfico y las instituciones que lo producen, está sometida a una permanente incitación polÃtico económica, es objeto de una gran difusión y consumo dentro de cada sociedad y es producida y transmitida bajo el control dominante de ciertos aparatos polÃticos y económicos, por ejemplo los medios de comunicación. Es el centro de los diferentes debates polÃticos y de los enfrentamientos sociales, existiendo un combate permanente en torno a la verdad. (Foucault; 1992: 187- 188). Este enfoque en torno a la verdad es útil al momento de analizar la dinámica confrontativa que se da al nivel de las prácticas discursivas en los diferentes grupos humanos, por ejemplo las interpretaciones que entran en pugna en torno a lo acontecido en Salsipuedes, donde prevalece un combate por la verdad que se manifiesta entre los integrantes de las asociaciones de descendientes indÃgenas e integrantes del Partido Colorado. Existen condiciones que permiten que en cierta sociedad se digan ciertas cosas y otras no, asà como también separar lo que se considera verdad de lo que no. En este sentido, Foucault afirma que lo que se puede decir depende del régimen del discurso que impera en el momento. De ahà la fuerte lucha que se da entre interpretaciones rivales, luchas que se enmarcan en regÃmenes especÃficos del discurso.
El genocidio de Salsipuedes fue un tema que estuvo oculto desde el nacimiento del Partido Colorado en 1836. El surgimiento de enunciados en tono de condena hacia lo acontecido en Salsipuedes estuvo vedado o marginado durante mucho tiempo, hasta el momento en que se modifica el régimen de verdad imperante. Fue recién luego de la salida de la última dictadura cuando comienza a manifestarse un debate respecto a estos hechos.
La investigadora Teresa Porzecanski (2005) señala que desde la segunda mitad de la década de los ochenta se observa en el ámbito de la cultura, en el periodismo y en las temáticas discutidas en la agenda pública uruguaya la gradual incorporación del tema de la indianidad de la población, junto al de la europeidad y al de la africanidad . Por mucho tiempo predominó en textos educativos y de divulgación una versión de la indianidad que consistÃa en un resumen de rasgos fÃsicos y conductuales estereotipados y fragmentarios, versión “(...) elaborada a partir de prejuicios sociales tradicionales y altas dosis de etnocentrismoâ€. (Porzecanski; 2005: 408). Porzecanski engloba las manifestaciones surgidas en la década de
los ochenta mencionadas anteriormente dentro de un discurso al que llama “neoindigenistaâ€, discurso que tiene por objetivo habilitar un espacio protagónico al indÃgena en la historia de nuestro paÃs.
Hoy, a 178 años de los hechos de Salsipuedes y a partir de lo analizado, es pertinente destacar que existen dos grandes posturas respecto a este tema. La primer postura está representada por algunos integrantes del Partido Colorado como el ex- Presidente Julio MarÃa Sanguinetti y su esposa la profesora Marta Canessa, quienes sostienen que el enfrentamiento de Salsipuedes fue un hecho entre tantos en la historia de nuestro paÃs, que no puede ser calificado de genocidio. Justifican la acción emprendida por Fructuoso Rivera y su ejército como necesaria para dar paso a un proceso colonizador y “civilizador†en la campaña uruguaya. Afirman que la sociedad uruguaya no debe enaltecer a los charrúas, etnia de la cual no ha heredado nada. Describen a los charrúas como seres desleales, bárbaros, salvajes y reacios a aceptar la civilización occidental.
En otro tono, los integrantes de las asociaciones de descendientes, los investigadores académicos entrevistados, los integrantes del Frente Amplio como los diputados Edgardo Ortuño y Carlos Maseda, asà como también quienes escriben sobre el tema en algunas secciones de los diarios La República y El PaÃs han expresado su condena hacia lo acontecido
en Salsipuedes, calificando estos hechos de genocidio, masacre o matanza. Reivindican y resaltan de diversas formas y con diferentes acentos la presencia de rasgos genéticos y culturales en nuestra sociedad, provenientes de la etnia charrúa. También destacan el papel jugado por los charrúas junto a Artigas en pro de la lucha por la independencia de nuestro paÃs, asà como el estilo de vida pacÃfico y respetuoso que llevaban respecto a su entorno material y social.
Es clara la controversia en torno a la temática de investigación entre la fracción polÃtica colorada y los integrantes de las asociaciones indigenistas. Al respecto, el enfrentamiento entre estos dos sectores continúa, lo que habla de que este antagonismo aún no se ha dirimido, sin embargo puede observarse un cambio en las relaciones de fuerza, una lucha discursiva que ha virado desde una situación anterior en la que predominaba una visión de ocultamiento, negación, o a lo sumo de silencio respecto a los sucesos de Salsipuedes, hacia una postura de revalorización de lo charrúa. Esto implica una alteración en las relaciones de fuerza entre ambas posturas, lo que se ha traducido en ciertos logros concretos de las asociaciones indigenistas, como ser la aprobación el pasado 9 de septiembre de 2009 de una ley por la que se crea el "DÃa de la Nación Charrúa y de la Identidad IndÃgena". Esta ley plasma el reconocimiento del genocidio de Salsipuedes, asà como también del aporte étnico y cultural dejado por los charrúas a la sociedad uruguaya.
Respecto al tema educativo, ha habido grandes avances en los últimos años en cuanto a la inclusión de la temática indÃgena en los programas educativos de primaria y secundaria. Ello se ha plasmado en la buena receptividad por parte de las actuales autoridades del Ministerio de Educación y Cultura hacia la utilización de algunos documentos elaborados por CONACHA como insumo en los programas educativos. Lo cual no carece de importancia ya que “los grupos dominantes tienden a afirmar su hegemonÃa inculcando una imagen de inferioridad a los subyugados. Por tanto, la lucha por la libertad y la igualdad debe someterse a la revisión de estas imágenes. Los programas escolares multiculturales pretenden ayudar en este proceso revisionistaâ€. (Taylor; 2001: 97).
Otro tema en el cual se han registrado avances para la postura indigenista, es en la integración que se ha dado en el ámbito latinoamericano entre grupos y asociaciones de descendientes de indÃgenas a través del Fondo IndÃgena para Latinoamérica y el Caribe. Los
delegados uruguayos ante el Fondo IndÃgena son Enrique Auyanet, actual presidente de ADENCH, Ana MarÃa Barbosa, integrante de grupo Guyunusa de Tacuarembó (quien posteriormente pasó a presidir el fondo) y Daniel Collazo, integrante de Basquadé Inchalá. Uruguay ratificó el convenio con dicho fondo en 2005.
También supuso un gran logro para los descendientes la repatriación de los restos del cacique Vaimaca Perú que se encontraban en el Museo del Hombre de ParÃs, los cuales arribaron a nuestro paÃs el 17 de junio de 2002.
AsÃ, se percibe con el transcurrir del tiempo una mayor apertura y concientización -principalmente al nivel de los sectores jóvenes de la sociedad- respecto a esta temática, que permite suponer que este conflicto seguirá estando presente en la agenda cultural de nuestra sociedad.
Más allá de la eliminación fÃsica y cultural de la etnia charrúa, la matanza de Salsipuedes fue un golpe mortal propinado a un grupo humano muy valioso, cuyo valor simbólico fue, es y seguirá siendo esencial para la construcción de la identidad del pueblo uruguayo. Lo ocurrido en Salsipuedes genera un sentimiento de culpa colectiva subyacente en la sociedad uruguaya, produciendo a su vez un vacÃo al momento en que se pretende construir una identidad nacional. Respecto a este tema, si bien la antropóloga Mónica Sans afirma que no hay un reconocimiento al nivel de la sociedad en su conjunto de la existencia de una cultura charrúa como tal, cree que hay una mayor aceptación hacia la existencia de descendientes charrúas, puntualmente a partir de la segunda mitad de los años ochenta (Neoindigenismo). Para Charles Taylor (2001), el reconocimiento público como ciudadanos iguales requiere dos formas de respeto: 1) el respeto a la identidad única de cada individuo, cualquiera que sea su sexo, raza o etnicidad, y 2) el respeto a aquellas actividades, prácticas y modos de ver el mundo que son objeto de una valoración singular o que son inseparables de los miembros de los grupos en desventaja. El reconocimiento es fundamental debido al vÃnculo existente entre el reconocimiento y la identidad, siendo la identidad algo similar a la interpretación que hace una persona de quién es y de sus caracterÃsticas definitorias fundamentales como ser humano. La identidad del individuo se forma por el reconocimiento o por la falta de éste, también por el falso reconocimiento de otros. Un individuo o un grupo de personas pueden sufrir daño, si la gente o la sociedad que lo rodean le muestran, como reflejo, una imagen despreciable de sÃ
mismo. “El falso reconocimiento o la falta de reconocimiento puede causar daño, puede ser una forma de opresión que aprisione a alguien en un modo de ser falso, deformado y reducidoâ€. (Taylor; 2001: 44).
Como reflexión final, cabe señalar que esta investigación busca ser tanto un aporte para la comprensión de la situación actual en cuanto a las interpretaciones existentes sobre los hechos de Salsipuedes, como también una contribución a la reflexión en torno a las construcciones identitarias, poniendo el acento en la importancia del multiculturalismo y la diversidad, pues creemos que “ (...) el paÃs precisa urgentemente la construcción de una nueva manera de percibirse a sà mismo, una que debilite la grisura batllista, incorpore el colorido de la globalización (...), y le diga sà a la diversidad, lo cual es sinónimo de situarse en el futuro que ya está aquÃâ€. (Arocena, Aguiar; 2007: 227).
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Anexo: Entrevistas.
Entrevista a Bernardino GarcÃa- bisnieto del cacique Sepé.................................................47
Entrevista a Ana MarÃa Barbosa............................................................................................51
Entrevista a Blanca RodrÃguez................................................................................................57
Entrevista a Eduardo Picerno.................................................................................................65
Entrevista a Enrique Auyanet.................................................................................................71
Entrevista a Gonzalo Abella....................................................................................................75
Entrevista a Juana Olivero......................................................................................................82
Entrevista a Leonel Cabrera...................................................................................................93
Entrevista a LucÃa Tajam......................................................................................................104
Entrevista a Mónica Michelena............................................................................................110
Entrevista a Mónica Sans......................................................................................................120
Entrevista a Renzo Pi.............................................................................................................125
Entrevista a Bernardino GarcÃa- bisnieto del cacique Sepé.
Bernardino GarcÃa es bisnieto del legendario cacique charrúa Sepé, uno de los pocos charrúas que se salvó del exterminio de Salsipuedes porque pudo prever la emboscada. Reside en Tacuarembó en el barrio Don Audemar a las afueras de la ciudad. Es un trabajador municipal que con sus 65 años forma parte de una asociación de descendientes de indÃgenas llamada Guyunusa ubicada en la misma ciudad, asociación que reivindica los derechos y valores de los descendientes. La entrevista se desarrolló en forma muy cálida en su humilde hogar; en la estufa de leña habÃa una camada de gatitos recién nacidos; en las paredes varias fotos del propio Bernardino con su atuendo indÃgena; y sus nietos entraban y salÃan por las puertas. MarÃa, su esposa y compañera de toda la vida, participó muy emocionada del encuentro durante el cual fueron trayendo recortes de diarios, fotos y material bibliográfico relacionado con la cuestión charrúa que le proporcionaron durante años y que él archiva con celo.
— ¿Cuándo se enteró usted que era descendiente de charrúa?
— Fue en 1971, cuando falleció mi padre, Avelino GarcÃa, y ahà vino la prensa de Montevideo directamente pa’ las casas. A partir de ese momento yo empecé a investigar, para completarla tuve que ir solo, empecé solo y ando solo. Recién ahora es que tenemos un grupito más o menos armado, pero primero yo empecé a militar solito, ni mi hermano me acompañó. En 1986, que en ese entonces era el señor Sanguinetti el Presidente de la República, en la prensa de ese momento y también en los diarios, se podÃa leer que habÃa tierras para las familias de descendientes. Al enterarme, lo que hice fue reclamar, ¡que si eran tierras nuestras, que nos dieran! (grita). Lo que pasa es que en aquel entonces yo no era muy “domesticadoâ€, ahora es que yo estoy más avispado. Es un derecho y habÃa que reclamarlo, pero hasta el dÃa de hoy, nada.
— ¿En dónde hizo el reclamo?
— HabÃa un documento en el Instituto de Colonización, pero como yo les comentaba hace un rato, solo no puedo y mucho no puedo hacer.
— (Interviene MarÃa, su esposa) Lo que pasa es que los hermanos no lo apoyan, no sé, porque hay por ahà un grupito de indÃgenas, él salió solo a desfilar, y los hermanos a espaldas de él estaban haciendo otras cosas con el nombre del grupo Guyunusa, y lo que hacÃan era usar el nombre.
— En el primer desfile de la Patria Gaucha que se hace acá en Tacuarembó todos los años, me pidieron que participara. QuerÃan que me pintara y yo lo rechacé. Y además les dije que si me iban a pintar ni me subÃa al caballo. Si yo voy a representar lo que soy, la pintura pasó a la historia. Pero calculé que seguramente ellos veÃan miles de veces indios pintados en las caricaturas y por eso era que me preguntaban a cada rato si a mà me gustaba.
— (MarÃa) Lo que pasa es que en el tiempo indÃgena se ponÃan las plumas porque era un sÃmbolo, de que eran aves, incluso el padre de él se llamaba Avelino porque era un ave, él mismo me lo dijo aquel dÃa en que murió.
— Él tenÃa mas contacto con ella que conmigo.
— (MarÃa) Cuando murió el padre de él, en el hospital, que estaban todos los hermanos reunidos, fue justo cuando yo tuve a mi otra gurisa. En un momento yo le agarré la mano porque él era ciego y el padre de Bernardino me pidió que cerrara la puerta y la ventana porque habÃa mucho sol. Me apretó la mano bien fuerte y me dijo: “mirá mija qué paloma bien linda entró aquà dentro del hospital, ahà por la ventanaâ€. Y yo le dije: “mire usted que hermosaâ€. Pero yo no veÃa ninguna paloma, yo le decÃa porque él me lo decÃa. Bueno, después de eso me fui para casa y me comentaron que me habÃa llamado una vecina para avisarme que estaban pasando en la televisión el fallecimiento del indio Avelino. Yo les contaba después lo que me habÃa pasado, y les decÃa: “vos sabés que me apretó la mano y me dijo que estaba bien fuerte el solâ€, y yo me preguntaba “pero cómo lo veÃa, si él era ciego, cómo logro ver el solâ€. Y ellos me comentaban que el indio es asÃ, ve todo, y que la paloma, el ave, era el espÃritu de él que se iba. A mà eso me quedó para el recuerdo: fue una linda historia.
— ¿Cuándo falleció su padre?
— El 21 de agosto de 1971.
— ¿El grupo en el cual ustedes están es el Guyunusa?
— SÃ, ese mismo.
— ¿Cuántas personas se reúnen?
— Bueno, ahora deben haber unos 15 que nos reunimos siempre. Anteriormente éramos un grupo reducido, ahora parece que empezó a llegar más gente. Queremos tener un lote regular, vio (risas).
— ¿Han empezado a comunicar a la gente, a abrir la temática?
— Claro, eso es lo que pensamos, tener más comunicación humana para poder ir recogiendo opiniones, porque tal vez usted piensa una cosa y yo pienso otra, es decir, tenemos ideas diferentes. Pero quizás en el fondo hay cosas que tenemos en común. Mire, justamente mañana tenemos reunión. Lo principal es que nos juntemos, lo que pasa que es como les comentaba hace un momento, mi gente no me acompaña, es decir, mi familia principalmente que es la que yo querÃa reunir primero.
— ¿Y ellos no tienen interés en reivindicar los derechos del indio?
— (MarÃa responde enojada) Ellos dicen que no porque el gobierno no les va a dar nada, que en parte tienen razón, y que no van a estar haciendo grupos pa’ nadie. Y además otra cosa,
habÃa 45 hectáreas de tierra para ellos en el balneario Iporá. Lo que pasa es que en aquel tiempo— señala a Bernardino— a él le gustaba mucho la bebida y la primera vez lo agarraron y lo hicieron firmar un papel por lo que perdieron las tierras. Por eso es que le dicen balneario Sepé y no les dieron nada para ellos. La tierra es lo que menos nos aflige, lo que yo quiero ahora es que se reconozca que existe esta raza charrúa en nuestro paÃs.
— ¿Eso es lo importante para usted, recuperar la memoria indÃgena?
— Por supuesto. Queremos que exista el reconocimiento y a su vez deseamos reunirnos con los maestros, porque en la escuela jamás nos hablaron de indios, existe otra historia, además ese es un orgullo para nuestra tierra.
— Y la gente de toda esta zona, ¿se interesa en el tema, es receptiva?
— Poco. Ya en Paso de los Toros es totalmente distinto, yo ando por ahÃ, hemos hecho actos a beneficio. En cambio acá me tratan de lo peor.
— ¿Usted se siente discriminado?
— Claro. El problema es que no hay apoyo para nada. Por ejemplo, ha ido gente al pueblo a preguntar por mà y no saben dónde yo estoy, y hace 40 años que trabajo en la intendencia. ¡No seas malo! (golpea sus manos arriba de las piernas) hace 40 años que soy empleado municipal. Incluso, el año pasado no desfilé en la Patria Gaucha, no quise porque vino una francesa y no me dejaron desfilar, y después hubo otras cosas que no me gustaron. Luego me dijeron que habÃan perdido todos los premios, por una u otra cosa. Eso me lo dijo la presidenta pero después descubrà que era para no darme nada (se refiere a la presidenta de Fiesta, Patria y Tradición, una de las asociaciones más importantes que participan en la celebración de la Patria Gaucha). No interesa, si igual yo no les pedÃa nada. En el festejo por los 150 años del viejo Artigas, que se realizó en Montevideo, fui y me encontré a esta gente allá. Tuvieron la desfachatez de preguntarme cómo habÃa ido hasta ahÃ. Yo les contesté: “a pie, y me encontré un caballo en la calle y ando con él†(dice riéndose). No les costaba decirme aunque sea por cortesÃa “mire, le prestamos un caballo para participarâ€; ¡si yo pertenezco al mismo grupo de ellos!, y si quiero, hablo con el intendente y consigo unos dÃas de licencia para la fiesta.
— ¿Qué se siente ser descendiente en la actualidad para usted?
— Para mà es un orgullo. Quiero que se sepa. Hoy en dÃa se habla en las iglesias, en las escuelas y en los liceos, he tenido visitas de distintas personas que están estudiando la raza. Lo que ocurre es que el no haber conocido a mi padre y el no haber ido a la escuela me impide contestar muchas preguntas. La escuela mÃa fue el mundo. Me hicieron todos los análisis, de manos, pies y sangre y me salió que era indio. Es por orgullo que salgo a representar a la raza, para que hoy o mañana no quede en el olvido.
— ¿En qué año le hicieron los estudios? ¿Salió de qué etnia es?
— Me los hicieron el 24 de noviembre de 1998, y la etnia era charrúa. Ahora, les digo una cosa: el instinto siempre lo tuve. Me cuenta una tÃa que me encerraban en una jaula para que
no hiciera travesuras. Anduve siempre descalzo, y la ropa siempre la usaba como taparrabo. En la próxima visita de ustedes me pongo las ropas charrúas. Siempre tuve el instinto de hacer arcos con flechas para cazar pajaritos.
— Cambiando de tema, ¿Qué le parece el monumento a Bernabé Rivera a la entrada de la ciudad?
— Muy mal, nos choca. Aparte, justo ahà fue la emboscada que hicieron a los últimos indios que quedaron. Y yo mismo fui que puse el monumento. El intendente fue el que me mandó. Yo si hubiese sabido de quién era ese monumento, lo exterminaba a él (haciendo referencia al intendente). Parece que ahora vamos a sacarlo, estamos solicitando a las tres bancadas que lo retiren de allÃ, y además cambiar el nombre de las calles con nombres charrúas.
— Háblenos de Salsipuedes.
— Muchas injusticias hicieron con los indios acá, y está bueno que se les recuerde como ustedes lo están haciendo ahora. Nada va a quedar oculto. Lo que queremos es que saquen los cuerpos de los charrúas de Salsipuedes, además, nos contaron que ahà en la Laguna del silencio los tiraron y los descargaron muertos o medio muertos como si fueran animales. Ahà está lleno de cadáveres, es un lugar muy especial. Media legua para abajo y media legua para arriba no siente volar un pajarito. Hay que estar allÃ, y llega un momento en que te da como algo, y es sólo en esa parte porque en otro lado no es asÃ. Uno cada vez va creyendo más. Lo importante es apoyar el movimiento, que se divulgue, cuanto más se sepa, mejor. Si es una historia verdadera.
— ¿La práctica yuyera tiene raÃces indÃgenas?
— (MarÃa) Y sÃ. Yo tengo 58 años y no sé lo que es un doctor, siempre usé yuyos.
— Claro. Hace poco estuve con una alergia bravÃsima, y lo primero fue tratarme con mata bicho, pensamos que estaba relacionada con un pingo que usé.
— ¿La presentación de los niños a la luna, se realiza?
— (MarÃa) SÃ, claro. Presentamos a mi nietita cuando nació. Y es en cualquier luna, no solamente la luna llena, como se dice. Lo que se dice en ese momento es: “luna lunera, te presento a mi hija, ayúdamela a criar, lÃbramela de todos los males que la puedan dañarâ€. La luna para el indio era y es muy importante, tiene un poder increÃble. Es para disfrutar, porque los indios disfrutaban de la luna.
Entrevista a Ana MarÃa Barbosa.
─ ¡Qué belleza! (Nos muestra el bastón de mando que le entregaron las autoridades mayas en Guatemala).
─ Eso me lo entregaron los mayas, tiene todo un significado, viste que por acá tiene los sÃmbolos mayas, la flor de la vida eterna, la energÃa, el quetzal la pirámide maya. Representa la sabidurÃa y transmite energÃa a quien tiene la misión de dirigir, es la distinción máxima.
─ ¡Qué privilegio!
─ La verdad que sÃ. Me lo entregaron en septiembre en Guatemala.
─ ¿Ahora tiene que estar movilizándose todo el tiempo?
─ Si. Cada dos meses se reúne el consejo ejecutivo. Y no siempre es en un mismo paÃs, ahora lo hicimos en Bolivia por que la sede del Fondo IndÃgena se encuentra instalada allÃ.
─ ¿Y de nuestro paÃs que te dicen, ya que supuestamente en nuestro territorio no hay indÃgenas?
─ Justamente eso es lo que más nos preguntan. Ellos están preocupados por eso, y miren que nosotros en los informes que hemos dado, desde el primer momento que participamos en el Fondo IndÃgena, les transmitimos que comunidades indÃgenas no hay en Uruguay. Formalmente entramos a participar en el Fondo en el 2005.
─ ¿Y ellos qué te dicen?
─ Todos quieren saber en realidad que paso, y bueno, uno les va contando de a poco, todo el proceso de cómo fue, y miren que no es tan fácil, por ejemplo contarles lo que sucedió en Salsipuedes, todos esos episodios históricos que hay detrás. Después el testimonio de los mas ancianos, los documentos que existen sobre la temática etc., etc.
─ ¿Tú sabes a que etnia pertenece tu descendencia?
─ Soy de la etnia charrúa, sobrevivientes de Salsipuedes, vendrÃa a ser una tatarabuela mÃa.
─ ¿Y eso como lo sabés?
─ A través de la historia familiar, es la única forma de saberlo. Es decir, abuelos, abuelas, tÃas-abuelas, tÃas viejas etc., después que estaba grande y me interesó el tema indÃgena, empecé a averiguar a preguntar para atrás, para atrás y para atrás. Y bueno, llegas a grandes signos de interrogación, pero por lo menos llegas a saber algo interesante. Y miren que fue todo muy cauteloso, acuérdense que se apela a la historia familiar y predomina un pacto generacional de mucho tiempo atrás, de no contar. Ustedes saben que acá en Tacuarembó, existe gente muy
mayor en donde tenés que hablar con ellos con mucha mesura para que te cuente algo, en la primera entrevista no le sacás nada, y asà sucesivamente.
─ ¿Cómo se enteró Bernardino?
─ Se enteró por Acosta y Lara que era descendiente de charrúa, Bernardino es de cuarta generación, es el bisnieto del cacique Sepé. Yo soy de sexta generación, fÃjate que él se enteró a los cuarenta años de edad, incluso la propia familia de Bernardino no quiere saber de nada con esto. Existe un hermano suyo que tampoco le interesa el tema.
─ ¿Y el grupo que usted está representando, cuanta gente reúne?
─ Nuestro grupo Guyunusa reúne unas veinte personas, es un grupo que esta funcionando desde el año 2001.
─ ¿TendrÃan que ser mas, tal vez, por la cantidad de descendientes que hay en estas zonas? ¿Cuál es tu opinión?
─ Si, pero lo que sucede que hay gente activa que muchas veces no participa. Y eso repercute al interior del grupo.
─ ¿Hay curiosidad de la gente, se interesa, por el tema indÃgena aquÃ, o no?
─ Si la hay. Miren, nosotros tenemos un espacio en una radio, los dÃas miércoles, en una FM donde existe un programa que nos brinda media hora. Luego en el diario (diario BatovÃ) tenemos un espacio. Bueno siempre que tenemos novedades se acerca la prensa viene aquà a casa, mañana mismo ya sé que vienen todos por acá. La gente está como inquieta por el tema, está lleno de descendientes, en la calle miras a la gente y ya con solo mirarlo le ves algo distinto. Que es algo totalmente distinto al lo que ves en Montevideo por ejemplo, sino observen aquà en Tacuarembó la cantidad de chicas de pelo lacio y piel morocha.
─ Qué curioso, ¿no? Uno aprecia a simple vista esas caracterÃsticas que usted menciona, ahora ¿por qué cree usted que la gente muchas veces no dice a que etnia pertenece?
─ Nosotros, los del consejo, pedimos una reunión con gente del Instituto Nacional de EstadÃsticas. Por que lo que queremos es que en el próximo censo se incluyan algunas pautas que nos den una pista de la gente que desciende de indÃgenas. Para eso habrÃa que ver que preguntas hacerle porque, si vos preguntas asà de una, la gente te dice: soy “blanquitaâ€, es decir, italiano, español etc. Y lo dicen orgullosamente aunque más de la mitad de la sangre sea indÃgena, muchos se casaban o se juntaban con mujeres indÃgenas. Hubo mucho racismo, inclusive existió un tema polÃtico también, generando un prejuicio muy grande. Golpeó mucho en la gente ese racismo de que somos todos “europeosâ€, del paÃs considerado al “Suiza de Américaâ€. Aquel paÃs sin grandes accidentes geográficos, sin nieve ni indios. No somos la “Suiza de Américaâ€, eso es totalmente falso. Y ustedes sabes que desde el exterior todavÃa nos ven asÃ, inclusive me dicen: si en tu paÃs no hay pobres, el Uruguay esta mejor que nosotros. Y
yo les aclaré que no es asÃ, que nuestro paÃs tiene problemas económicos y sociales como cualquier paÃs de Latinoamérica.
─ ¿Cuáles son los objetivos que se plantean ustedes como asociación?
─ Nosotros pretendemos recuperar la memoria charrúa, asà como también recuperar la lengua, la espiritualidad, la costumbre, hacer un revisionismo histórico para que se sepa la verdad. Inclusive que se sepa lo que ocurrió en Salsipuedes, que allà no se exterminaron todos y que hay descendencia, en definitiva saber de donde venimos realmente. Es decir, plantear que existe un modo de vida alternativo, que existe una forma de encarar la vida de forma diferente.
─ ¿A qué se refiere con eso?
─ Abrirnos más a la comunicación, a la espiritualidad, el respeto por la diversidad, es decir, respetar al otro, escucharlo y no excluir. Si todos podemos aceptar al prójimo aunque piense distinto a nosotros.
─ ¿Se están movilizando por el plantÃo de eucaliptos para las plantas de celulosa?
─ SÃ. Ahora estamos con ese tema, el consejo se reúne en noviembre y nosotros como grupo indigenista tenemos dos temas claros que tenemos planteados: uno es el tema de Vaimaca, es decir, que hacemos con Vaimaca; y el otro es el de las plantas de celulosa. Con respecto a estos temas tenemos que tomar una posición ya no podemos estar indiferentes a ese tema, además de la papelera está la forestación. En esta zona del paÃs se está llenando de árboles, cada vez son más. Pero eso no es todo, mas que las plantas el tema de los árboles es lo que mas preocupa inclusive existe un informe que sostiene que el ochenta por ciento del territorio de Tacuarembó es forestable; nosotros nos querÃamos morir cuando escuchamos eso. Y después esta el tema del acuÃfero, sabemos lo que consume de agua un eucalipto, estamos perdiendo la tierra.
─ Y la propuesta con respecto a Vaimaca ¿cuál es?
─ Lo que sucede es que cada vez faltan más huesos. Además que si hacemos un enfoque de la espiritualidad charrúa, Vaimaca está mal ubicado por que está en un cementerio cristiano y sabemos muy bien que una de las cosas más fuertes de los charrúas es que no aceptaban otra religión, es decir, otra cultura impuesta desde afuera. Otra es que dejen de estudiarlo si todos sabemos que los franceses le hicieron todos los estudios necesarios.
─ ¿La idea de ustedes es traerlo para Tacuarembó?
─ No. Nosotros habÃamos planteado de que Vaimaca, o va a la tierra o al cementerio central, claro nuestro corazón dice que tiene que ir a la tierra, pero el tema es saber como lo hacemos. Porque en realidad ¿quien es responsable de Vaimaca? Nosotros nos sentimos con derecho por que somos descendientes, deberÃamos tomar la decisión de que es lo que se hace.
─ ¿La asociación que usted encabeza se nuclea con otras asociaciones?
─ Si. Con ADENCH, Basquadé Inchalá, Sepé, PirÃ, Berá. La ultima reunión del consejo la hicimos en Montevideo, fue en agosto, en el Parque Rivera-risas-una de las resoluciones que tomamos fue aprobar el funcionamiento del consejo y la integración de nuevos grupos en donde ya tenemos dos propuestas. Una es la del grupo guidaà de Paysandú y otro que es de un grupo que funciona en Montevideo mas precisamente en el barrio Peñarol, estos últimos son personas que tienen una cooperativa, pero no tienen todavÃa definido bien sus objetivos. Nosotros le pedimos que nos transmitan sus objetivos y sus planes de trabajo, y bueno en eso estamos.
─ Y con respecto al sistema educativo, ¿qué nos puede decir?
─ Es otra propuesta que tenemos encaminada, hicimos un documento también antes de que se generara el debate educativo y lo entregamos en el Ministerio de Educación y Cultura.
─ ¿Hubo recepción por parte del Ministerio?
─ Claro que sÃ, nos atendió la doctora MartÃnez, que trabaja en el área de derechos humanos, es todo un trámite burocrático se pasa de uno a otro y asà sucesivamente. Si ustedes entran a la pagina de debate educativo, van a ver la propuesta que nosotros hicimos, nuestra fundamentación, del porque incluir el tema indÃgena en los diferentes niveles de la educación ya sea primaria o secundaria. Yo creo que hay mas apertura, hicimos el proyecto nos los enviaron lo corregimos y ahora está como insumo, nos brindaron entrevistas la verdad que fueron muy receptivos ante nuestras inquietudes. Incluso les cuento que hay un plan piloto, que se tomo del proyecto, y está funcionando en Tarariras. Se está llevando a cabo con mucho éxito. Los niños mas chiquitos trabajan en cerámica, pintura, lengua, artesanÃa todo un acercamiento con los materiales haciendo una proyección mas o menos en base a las crónicas que tenemos, asà como también el tema de la música, les digo una proyección por que en realidad no sabemos bien, son ideas.
─ ¿Qué opinás de INDIA? (Integrador Nacional de Descendientes IndÃgenas Americanos).
─ Yo empecé a tomar contacto con INDIA en el 2005, cuando empecé a viajar a Montevideo. De acá no sabÃamos bien lo que pasaba por allá. El tema de INDIA es que iba al Fondo IndÃgena sin tener autenticidad en la participación, es decir, argumentaban que ellos representaban a los indÃgenas del Uruguay y se venÃan, sin ni si quiera haber hecho una asamblea. Y además esa postura que tienen ellos de decir, que lo charrúa ya fue, que todo es un mito, que no existen, que somos todos guaranÃes etc. Están negando lo charrúa, y esto que les estoy contando es la principal contradicción que tienen. Nosotros cuando hicimos la primera convocatoria, que la hicimos amplia para todo el paÃs, a través del departamento de cultura y la intendencia municipal de Tacuarembó, a INDIA la citamos siete veces, y manifestaron que no se sentÃan representados e impugnaban la citación. Lo que nos interesaba mas que nada era que fueran, aunque tuvieran una propuesta distinta y a partir de ahà llegar a un consenso, si en realidad todas son asociaciones indigenistas. Pero bueno asà esta todo, nosotros acá y ellos allá. Luego de la muerte de MartÃnez Barbosa menos que menos. Nosotros
somos los más horizontales que podemos, nunca decidimos por nosotros mismos, ellos son diferentes a nosotros, para nosotros lo más valioso es que estamos juntos y decidimos juntos.
─ ¿Que valores y costumbres se conservan, de lo charrúa, según ustedes?
─ El valor de la palabra, sobre todo, la solidaridad, el amor a la libertad, el sentimiento de pertenencia a nuestra tierra a nuestro lugar, nuestra espiritualidad. Y todo esto que les estoy contando es lo que nos distingue, como uruguayos, que muchas veces no nos damos cuenta de donde viene, y viene de ahà de nuestros indÃgenas. Claro que yo no niego el mundo gaucho, pero el mundo gaucho es una evolución del mundo indÃgena, tenemos doce mil años atrás todavÃa, es como que el Uruguay comienza en 1800. Aquà en la fiesta de la patria gaucha, parece que empezamos con el gaucho.
─ ¿Qué lindos dibujos, usted los hace?
─ SÃ. Son mis manifestaciones artÃsticas, vieron que algunos hacen artesanÃas, música, bueno yo me dedico a la pintura. Lo que sucede es que con tantas actividades lo he dejado un poco de lado, pero tengo muchas ganas de sentarme a pintar.
─ ¿Qué fechas celebran y cuales son las más importantes?
─ El once de abril les dirÃa que es la más importante. Tenemos un ante- proyecto presentado para que se reconozca el once de abril como el dÃa de la nación charrúa.
─ ¿No está reconocido el once de abril?
─ No. Nuestros presidentes han reconocido el genocidio armenio, el judÃo, pero a los charrúas todavÃa nada. SerÃa un reconocimiento tácito de Salsipuedes y un homenaje a la nación charrúa. Luego esta el veintiuno de junio, pero a ciencia cierta no sabemos si ellos lo hacÃan, si realmente lo festejaban, no tenemos un dato certero. Pero todos los paÃses indÃgenas de América lo hacen, y hay compañeros que se suman al festejo. Yo estuve en Bolivia y fue maravilloso, se te ponen los pelos de punta.
─ ¿Qué significa para usted, autodenominarse descendiente charrúa?
─ Es un tema que estamos luchando constantemente, ahora se ha integrado gente nueva al grupo y es lo que cuesta, hacerlos sentir charrúa. Parece como que les estas tomando del pelo. Te dicen: pero yo tengo la piel blanca ¿soy charrúa? Y te quedan mirando. A uno mismo a veces le cuesta decir, por que te dicen: “¿vos charrúa de donde, donde tenés la sangre charrúa?†A mà me costó un tiempo, ahora lo siento y lo digo, “¡soy charrúa y chau!†El autorreconocimiento es lo primero uno tiene que sentirse, además uno para convencer al otro tiene que sentirlo desde adentro.
─ ¿Solamente por la sangre indÃgena, o sentirse indÃgena?
─ No. Hay que sentirlo. Hay gente que no sabe o que no tiene, pero si lo siente y tiene la conciencia, el querer recuperar eso ya está, con eso basta, la conciencia es lo mas fuerte.
─ ¿Vos crees que discriminan al indÃgena?
─ Yo creo que no. Lo que si se ve es como que muchas veces te ignoran, lo toman a veces como que le estas contando un chiste. Pero yo creo que cada uno tiene una cuota de racismo en su interior. Ustedes saben que cuando los gurises entran vienen con toda esa pasión de ser indÃgenas, y saben que hay un gurisito que es rubio y me dice, muy angustiado: entonces ¿yo no soy charrúa? Y yo le hago sentir eso, realmente él es charrúa, en definitiva es la búsqueda de la identidad tuya.
─ ¿Qué opinión te merece el monumento de Bernabé Rivera a la entrada de la ciudad?
─ Ustedes que no son de acá, deberÃan preguntarle a la gente, si sabe donde se encuentra el monumento a Bernabé. Les aseguro que nadie lo sabe. Además fue colocado en la época de la dictadura.
─ ¿Bernardino fue el que lo colocó?
— SÃ. -risas- Además es anecdótico, porque al poco tiempo le habÃan roto el sable, luego se le cayó un árbol arriba y a nadie le importó.
─ ¿Lo piensan sacar de ah�
─ SÃ. Presentamos un proyecto en la junta para poner nombres a barrios con nombres charrúas, cambiar algunos nombres de las calles, es decir, planteamos que la continuación de las cuatro calles principales tenga el nombre de los cuatro charrúas. En definitiva serÃa calle Artigas, Barrio charrúa, Instrucciones del año Trece para que sea todo redondito. También un monumento que lleve el nombre de la nación charrúa.
─ ¿Y estas propuestas fueron escuchadas?
─ Las llevamos a la junta departamental, a todas las bancadas y fueron bien aceptadas. Inclusive la bancada del partido colorado. Acá hay algo bien curioso, la ciudad la fundó Bernabé, la plaza principal se llama Bernabé, pero nadie la conoce asÃ. Todos la llaman la plaza de la cruz, nadie la conoce con ese nombre. Todos esos temas que les mencione hace un rato están en estudio.
─ ¿Reciben ayuda económica del Estado?
─ Nada. Las finanzas son las de las pobres finanzas de nuestro bolsillo. Si hay que viajar tenemos algunas instituciones que nos ayudan por ejemplo: la junta, el INIA, la cooperativa medica, el sindicato donde yo pertenezco (AEBU), inclusive nos ayuda el comercio local. Nosotros necesitamos que nos apoyen con polÃticas públicas y educativas. Eso es lo principal.
─ ¿Y con los charrúas que hay en Villaguay, tienen contacto?
─ Hemos tenido contacto claro que si, ellos por ejemplo han estudiado más profundamente el tema de la lengua. Ya que el tema de la lengua es difÃcil, ustedes saben que en Salsipuedes se cortó esa transmisión de la lengua materna.
Entrevista a Blanca RodrÃguez.
— ¿Cómo se enteró usted que era descendiente de charrúas?
— Nosotros tenemos una tradición oral transmitida de familia, siempre papá nos contaba de la descendencia y de los miedos que tenÃan. En familia papá nos contaba y no era asà nomás que ellos decÃan, ellos fueron vÃctimas de tantos años de silencio, que no era fácil expresarlo. Alguna vez nos relató el tema de Salsipuedes, alguna vez también el de las persecuciones. Luego cuando vino Nora Fernández de Acosta y Lara, a Tacuarembó, empezó a incursionar en eso, justamente lo visitó muchas veces a papá, allá en la chacra. Y ahà salió a la luz la documentación que nosotros tenemos, como partidas de nacimiento, fe de bautismo. Después de todo esto fue que surgió todo. Está toda la descendencia hasta el cacique Sepé.
— ¿Usted lo tiene claro?
— SÃ, Sepé era charrúa.
— ¿Y con respecto a lo sanguÃneo?
— En nosotros lo que puede haber incursionado, a través de mamá, es algo de guaranÃes. Pero la complexión y la forma fÃsica de los sobrinos de mamá, que algunos están en Curtina, responden más a la forma de charrúas que a la de guaranÃ.
— ¿Usted presenta ciertos rasgos?
— SÃ, y mi hermano también. Hay una mezcolanza también de otras sangres, como la sangra española, entre otras. Hay que ser claros y ver que hubo mucho mestizaje. Mamá reaccionaba totalmente contra el indio, en cambio papá era el que nos contaba, recién ahora es que mamá un poco más lo acepta y lo habla. Mamá discriminaba a los indios. Papá muchas veces hablaba hasta con dolor por los sufrimientos que vivieron, para él era muy importante.
— ¿Cómo se llamaba él?
— Angelino RodrÃguez, ya falleció, era charrúa de ojos grises, con influencia española. José RodrÃguez era el español, por ahà venÃa el influjo.
— ¿Usted lo veÃa en su comportamiento?
— Totalmente, era el charrúa de los primeros tiempos, una persona de lo más alegre, era bien
jodón.
— Nosotros pensábamos que podÃa ser callado, por lo que nos han dicho.
— No, para nada. Pero cuando tenÃa que callarse se guardaba cosas, no decÃa nada. Pero naturalmente el temperamento charrúa era alegre, son los años de barbarie y desgracia los que hicieron que el charrúa se volviera agresivo. Yo tengo la certeza de que en las raÃces nuestras está esa alegrÃa, esa forma de encarar la vida, vivir a carcajadas limpias. Papá era un hombre que siempre estaba a las carcajadas. Era un tipo optimista aunque a veces lo mataban las situaciones de injusticia.
— Y cuando les contaba lo que habÃa pasado, ¿qué tipos de anécdotas les decÃa?
— A la única que le contó algo fue a mÃ.
— Tal vez era porque le interesaba.
— A mà en aquel tiempo no me interesaba demasiado, pero se dice que cada cosa tiene su tiempo. No le daba mucha importancia. Yo hoy por hoy de acuerdo a mis creencias, veo que cada cosa tiene su tiempo de madurar. En algunas otras oportunidades papá contó lo de Salsipuedes, es decir, lo que le habÃan trasmitido a él, sobre todo quedaba muy dolorido con lo de los niños, le afectaba muchÃsimo.
— ¿Le contó lo del engaño?
— Lo del engaño y la muerte de los niños. De cómo habÃan matado a niños allÃ, en donde algunos los repartieron o se los quitaron de los brazos de sus madres. Pero a otros los mataron allÃ.
— Se manejan hipótesis de que los cuerpos estarÃan en la laguna, ¿cuál es su opinión al respecto?
— Nunca nos comento eso. Ese lugar es muy especial, he estado allÃ. Y ese lugar fue pasaje de estadÃas de los charrúas. Donde está el montecito, el montecito ribereño. Entonces fue un sitio donde habÃa muchos pasajes, y no en esa oportunidad, me refiero durante el año gregoriano. Ese año tiene ritmo, por los ritmos de las estaciones, ellos en determinada época iban en cantidades y pasaban por ahÃ. Incluso por ahà pasa un camino una ruta que es seguida por los indios. Ellos conocÃan el lugar, entonces, era un lugar muy querido por ellos. En donde al amigo Don Frutos (Bernabé Rivera), se le ocurrió llamarlos. Y además el lugar era perfecto para llevar a cabo sus fines, es decir, la posibilidad de emboscarlos. Si ustedes quieren llegar al lugar tienen que ir cuando esté seco, por ahà por la primavera. Una cosa es que yo se los explique y otra cosa es estar allÃ. Es un lugar muy húmedo. Papa por ejemplo nos contó como habÃa pasado, pero nunca describió montes, el arroyo y todo lo demás. Curiosamente papá trabajó en una estancia, bien cerca de Salsipuedes, todo esto siendo grande. Entonces yo me pregunté: ¿pobre papá, enfrentándose a ese lugar? O sea él no describió el lugar con lujos de detalles. Por la parte materna de papá, a mà me da la impresión de que la abuela Juana tenÃa
clara connotaciones de las indias guaranÃes, pero de aquellas indias bien claritas y finitas. Fue una mujer con una sencillez impresionante. Parió catorce hijos, salÃa de la chacra y venÃa a parir. TenÃa una fortaleza moral y espiritual asombrosa. Desfilaron las muertes de sus hijos, perdió dos hijos jóvenes, que fallecieron de peritonitis. Luego una niña de nueve años, Blanca Lila, en donde yo llevo su nombre. Muriendo también de peritonitis, donde hay que tener en cuenta la época, no existÃan las vacunas para eso. Después sufrió la pérdida de su esposo, luego de sus yernos, fue una mujer que pasó de todo en su vida. Ella muere a los ochenta y tres años, y a pesar de todo siempre la veÃas con una fortaleza impresionante. Ella lloraba pero siempre la encontrabas de mil maravillas, nunca te demostraba que estuviese triste. Sus cumpleaños los festejaba con mucho amor con la familia. HacÃamos pasteleada, tortas era momentos muy felices. Ella bailaba YotÃs y nos enseñaba a bailarlo (…) (cuando recuerda a su abuela lo hace con tanta emoción que rompe en llanto). Todo esto que les cuento es muy emocionante, perdonen. Su compañero era charrúa, Gregorio RodrÃguez, siendo bisnietos del cacique Sepé. Nosotros ya somos choznos. Nuestra genealogÃa está determinada por el cacique, serÃa por una de sus hijas.
— ¿Igual que Bernardino?
— Bernardino viene de uno de los varones de Sepé. Nosotros venimos de una de las mujeres.
— ¿Conoce su árbol genealógico?
— SÃ, claro. Del cacique Sepé los hijos que se conocieron son Avelino y Santana. Avelino es de quien desciende Bernardino. Pero además de todo esto que les estoy contando, aparecen dos mujeres, que se las conoce como las MarÃas. Entonces de una de las MarÃas vienen los Aldana, una hija de esa MarÃa casada con José RodrÃguez nace Cándido, el charrúa, que se casa con Genoveva Fernández. La abuela Genoveva. Cándido es uno de los guerreros que va de Uruguay a Paraguay. La abuela Genoveva dice, que a su espalda rezó un padre nuestro porque sabÃa que volverÃa y fue uno de los poquitos que volvió. Entonces de la unión de Cándido y Genoveva nacieron unos cuantos, o sea, Orfilia, Nicasio, Gregorio, etc. Yo tengo un álbum por ahÃ, ahora lo traigo y se los muestro. Entonces por el lado de Gregorio nacen catorce hijos, pero hay una unión tipo “pata de bolsaâ€, una canita al aire con otra persona (risas). Todo se documentó, las partidas de fe, de bautismo. El cacique vivió mucho tiempo en La Tuna de BatovÃ, unos cuatro kilómetros para adelante, rumbo a Montevideo. Después, toda la familia tiene los rasgos tÃpicos, como ser la mancha mongólica, mis hijas la tienen, la mayor y la chica también. Inclusive nos hemos hecho los análisis de sangre. Todos nos hemos hecho.
— ¿Cuándo le hicieron los análisis?
— Cuando se cambio a ADENCH, porque acá está mi hermana que estaba en Montevideo y ella junto con mi hermano fueron los fundadores de ADENCH. Ahà en esa oportunidad se hicieron todos los análisis correspondientes.
— En realidad nos han dicho que no hacÃa falta hacerse los análisis, el tema era sentirse ¿Usted que opina?
— Las cosas pueden ser vistas desde un punto rigurosamente cientÃfico o desde otro punto que en realidad no sabrÃa como llamarle. Pero serÃa un punto de vista no tan encasillado en lo pragmático. Hoy por hoy la ciencia va por caminos diferentes, pero la ciencia también llega al camino espiritual, lo que pasa es que la ciencia tiene que hacer un camino mas largo, hasta que sus grandes exponentes entiendan que el tiempo y la materia tienen una gran relación. Nosotros no tenemos que dar esa gran vuelta, nosotros vamos por el “atajoâ€.
— ¿Le parece a usted que el tema se está hablando cada vez más?
— Está mucho más abierto. El hecho que ustedes estén aquà indagando, ya es un tremendo avance. Para mà esto es muy bueno, pero serÃa bueno que pudieran llegar a descubrir que existe un modo de vida diferente, vivir de lo que pensamos, el vivir en contacto permanente con la madre tierra. FÃjense aquà donde vivo yo, esto es un invernáculo, no me gusta para nada la ciudad. Yo sé que es un desafÃo, aquà tengo mi lugar de trabajo y muchas cosas mas, pero estoy pensando que cuando se me dé la oportunidad, me voy al campo en donde ahà voy a poder establecer la relación que quiero con las plantas, es decir, cultivar mi propio alimento. Esto que les cuento es como un proyecto que yo tengo en mente.
— ¿Le queda mucho para jubilarse?
— Ya cumplà treinta años de trabajo, tengo la esperanza que salga una ley jubilatoria que nos ampare. Uno ya se da cuenta que es tiempo de que venga la gente joven, o sea, poder transmitir y proyectar lo que les estaba contando hace un momento. El tiempo de acá es cortito, pero mientras uno está tratar de aprovecharlo lo más que se pueda. Necesitas tiempo, yo tengo una riña con el tiempo pero con el tiempo gregoriano. Una de mis compañeras de la reunión me dijo: “yo te voy a solucionar esoâ€. Entonces me acuerdo que tenÃa una niñita en su cadera, que se llama Gaia y me dice: “creo que tengo la solución a tu problema, tengo el calendario de las trece lunas, el calendario de la pazâ€. Y de ahà en más seguà con el calendario de la paz que me habÃa mencionado. Es lo más bello que podÃa haber.
— ¿Y como está regulado el calendario de la paz?
— El calendario de las trece lunas no tiene feriado, no tiene sábados ni domingos, nada de eso. Está dividido en trece lunas y meses de veintiocho dÃas. Es igual al calendario maya. Entonces tiene un solo dÃa y ese dÃa es fuera de tiempo, es para la cultura, para meditar, es totalmente espiritual. Pasa una vez al año y ese dÃa es para la reflexión. Te da una visión del tiempo totalmente diferente, una visión diferente de las personas. Además tiene una energÃa diferente, cada dÃa. Para mà fue un gran descubrimiento. Es una energÃa que hay que hay que aprovechar a lo máximo todo se te redimensiona. Y muy lejos de eso están los guaranÃes, con sus plantaciones de maÃz que está dividido en trece surcos, que era circular, tal como está en el calendario. Y ahà plantaban maÃz de colores blancos, rojos, amarillo y azul. Sin transgénicos, no como nuestros veteados, era un maÃz sano. Una mazorca sana y sabrosa. Lo que no sé, es si algún antepasado haya podido hacer eso.
— ¿Y de la cultura charrúa, que le parece que se rescata hoy en dÃa?
— Es como que está emergiendo todo recién y no es todo el mundo que se atreve a decir, aparte que se está muy expuesto al espectáculo de circo. Y pienso que se rescata una espiritualidad muy profunda, una conexión con la madre tierra, el monte, eso es impresionante, el reconectarse con eso. Y una visión diferente del entorno, de los grupos, de la relación con cada persona, son cosas muy fuertes asà como también el respeto, la palabra dada. Aparecen algunos jóvenes con estos valores, sin ir más lejos yo lo veo en mi hijo, que con sus veintisiete años es un hombre de palabra dada, la palabra a rajatabla la cumple. Yo creo que hay que transmitir esos valores, para que los gurises reconecten a los grandes, esos valores son muy importantes. El amor hacia su lugar, hacia la tierra, sus energÃas, sus valores, eso es muy rescatable. Claro llevará muchos años, pero es muy importante. Hay que hacer esa conexión del anciano hacia el niño.
— ¿En las escuelas se está trabajando sobre estos aspectos?
— En la escuela nuestra están haciendo un trabajo hermosÃsimo, con el rescate de las hierbas medicinales que se va a complementar con visitas al monte. Para que los niños tengan ese contacto y ni que hablar la sabidurÃa de los ancestros.
— ¿Usted forma parte de Guyunusa?
— No, me tomé un tiempo. A veces hay que tomarse tiempo, tomar cierta distancia para analizar y ver si todo lo que estamos haciendo está bien. Yo a veces me pregunto: “¿No será que es tiempo de cambiar algunas cosas?â€
— ¿Cómo cuales?
— Miren, a mà hay cosas que no me cierran del todo. A lo mejor con mis avances espirituales veo que recorriendo otros caminos me hacen ver otras cosas, que a veces las cosas se dicen a su tiempo. Mientras yo me retiro me tomo un tiempo, es decir, camino, camino y camino. Voy avanzando y ya en algún momento voy a encontrar el camino que me encuentre con el otro, el avance de ellos también. Tengo la certeza que es asÃ.
— ¿Y en que anda el grupo ahora, lo sabe?
— Hay proyectos que ya están en la junta los cuales están siendo muy considerados. Asà que pienso que ese proyecto va a llegar a buen término. Ahà podemos ver uno de los puntos en los cuales yo me alejo. Porque a mà el nombre de las calles, de las plazas, no me interesan. Para mà es acá y acá (se golpea el pecho), no es el nombre de las calles que me traen el recuerdo, es el cultivo de cada uno. Es el cultivo en los niños, esa conexión niño-anciano.
— Y eso que usted plantea, ¿no tiene recepción en el grupo?
— Ni siquiera se los mencioné. Es una especie de contradicción “filosóficaâ€, en un grupo tan heterogéneo, inclusive está Bernardino, pobre hombre, no podes estar confundiendo a la gente, por ética no lo podes hacer. Yo creo que Bernardino está perdido.
— El otro dÃa nos pasó algo muy fuerte. HabÃamos coordinado una entrevista con Bernardino
y justo ese mismo dÃa tenÃa una entrevista en el Canal 4, canal de cable de aquà de Tacuarembó, y en realidad lo llevaron por otro motivo y lo sumaron a él. Cosa que no tenÃa nada que ver. Cuando miramos hacia adentro del estudio, Bernardino estaba casi desnudo. Eso nos impactó bastante. ¿Usted pudo verlo, cual es su opinión?
— Yo lo vi, y la verdad que me sentà realmente mal. Guyunusa está pasando por un momento especial, hay que recapitular una cantidad de cosas. En el grupo hay mucha gente valiosa, uno de ellos es mi hermano, pero hay gente que se fue del grupo. Me parece que nos estamos yendo a cosas demasiado materiales y estamos perdiendo la esencia. Yo los llamé a todos y les dije: “como charrúa pienso ir a mi lugarcito por los árboles, un lugar medio retirado de la ciudad, para hacer un fueguito sagrado y sentarme un rato a reflexionar y el que quiera rezar que lo haga, el que quiera cantar que cante. Es decir, hacerle un homenaje desde nuestra esencia y no quedarme en el horror de la matanza, sino en el desprender de la vida, mirar lo que tenemos por delante. En ese momento fuimos solamente cuatro personas, los demás se desconectaron de nosotros. Bueno, ahà ya instalados en el lugar encendimos el fuego, Carlos llevó una zampoña e hizo música para la meditación, eso fue maravilloso. Los cuatro ahà en ese lugar, fue algo fantástico, todos juntos al lado del fueguito sagrado. Todo eso ocurrió el once de abril. Los que no fueron pidieron disculpas. Pero yo creo que hemos perdido la esencia. A Ana MarÃa Barbosa, se le está escapando la esencia, inclusive en una oportunidad un compañero del grupo le dijo: “El Fondo IndÃgena, ¿no te estará quitando la esencia, no será algo demasiado material, no estamos yendo de mano dada con la Europa arrepentida que en este momento se está dando cuenta que la única forma de promover retornos buenos para ellos es saldar de alguna forma la deuda que tiene con América y nosotros vamos a estar involucrados?â€
— ¿Y ella qué le contesto?
— Que era bueno para todos, pero lo que yo temo es que ella no se de cuenta que la están metiendo, el poder mata, consume. Y eso que yo siento un particular cariño por ella. Ella está enceguecida por el poder. Pero yo creo que ella se va a dar cuenta, no lo hace por mal, está continuamente viajando para acá y para allá. Yo personalmente al Fondo IndÃgena lo veo como un circo.
— ¿Y no hay nada de retribución, aparte de los pasajes que le pagan a ella y a Enrique?
— Ya hace dos años que se está participando en el Fondo pero: ¿Dónde está el resultado? No nos da ayuda económica, yo deseo tener un pedacito de tierra, que hay muchas personas que lo desean, para formar una comunidad. Formar una comunidad serÃa lo ideal. Tener tierras para producir. Lo que sucede es que ante el Fondo IndÃgena hay que hacer miles de trámites burocráticos. En definitiva es el Uruguay el que tiene que facilitar y promocionar y además creo que todo va muy lento, no se vislumbra mucho un avance. Se deberÃa ir más rápido. Que mejor oportunidad que darle a los gurises jóvenes oportunidades de mejorar. Que promuevan investigaciones que propongan, es ahà donde surgen proyectos estupendos.
— Nosotros tenemos una parte del trabajo en que se enfoca cómo podemos contribuir a las transformaciones en la educación.
— Claro, una de las cosas que discutà también fue que no es yendo escuela por escuela. No es ese le camino. Que vayas a una escuela como invitado es una cosa, pero yendo el once de abril a tal o cual cosa, no. Queremos algo que proyecte que sea profundo y de gran alcance, entonces vamos a trabajar con los maestros. No una jornada, sino varias jornadas. Abordemos unos cuantos temas, desde el punto de vista cientÃfico, desde el punto de vista didáctico y que nosotros los maestros nos encarguemos de la parte pedagógica, de cómo llegar al medio rural, al medio urbano, al cinturón marginal. Necesitamos pensar en profundo, necesitamos manejar los aportes de nuestros grandes autores nacionales en la parte pedagógica. A eso voy yo, eso es lo que se debe de hacer. Son los jóvenes maestros quienes tienen que proyectar todo este trabajo, hay que buscar el apoyo del maestro de la vieja escuela y ahà va a ser la conexión con los niños de hoy. La formación docente tiene hoy por hoy unos baches enromes, en Ciencias Sociales se está trabajando con talleres, ¿Cómo talleres? Y el conocimiento disciplinar ¿Dónde está? El maestro nuevo llega y no tiene la más pálida idea, tampoco tiene claro el concepto del artiguismo, con lo grandioso que es este concepto. No hay que perder de vista la importancia y el rol del docente y ni que hablar del saber. ¿Cómo trabajo yo el artiguismo? En la escuela rural, en octubre, es la época de campamentos escolares, entonces la escuela trabaja con seis equipos integrados por niños desde jardinera a sexto año. Y entonces estaban los ñandúes y otros tantos más, pero todos con su nombre. Entonces el lÃder del grupo, un chico de sexto año elegÃa el tema histórico que más le habÃa impactado y de ahà en más lo trabajaba con su grupo. Todos habÃan elegido el campamento de Purificación. Todo el trabajo con los niños lleva una parte histórica, que todos deben de manejar, asà que habÃa que enseñarle a los chiquititos también, y esa labor la hacÃan los más grandes. Otra parte del trabajo es la exposición porque ellos tienen que exponer en la entrada y establecer el entorno y armarlo. Todo parecÃa una obra de teatro. Fue algo maravilloso. Asà es que se aprende, claro debo de aclararles que yo lo hice con una escuela con sesenta gurises. No saben la creación maravillosa de esos niños.
— ¿Y cómo están las cosas en el consejo? ¿Siguen juntándose cada dos meses?
— SÃ, se trata de llegar siempre a un acuerdo, pero hemos tenido grandes discusiones. Por ejemplo con los restos de Vaimaca, con las papeleras.
— ¿Cómo está el tema de las papeleras?
— Miren, estaban en eso cuando yo me retiré. HabÃa una gran cantidad que estaban en contra, de hecho el grupo Guyunusa estaba en contra. Porque es una incoherencia, no podemos seguir fomentando esta forestación desmedida. Son temas claves, este junto con el tema de Vaimaca.
— ¿Se logró un consenso, volverá a la tierra?
— No sé en que está eso ahora. Uno de los que anduvo en esa lucha desmedida fue mi hermano, que fue presidente de ADENCH. Miren lo que les llevó de gastos fue impresionante, estuvieron en el juzgado, muchas idas y vueltas. La única asociación que estuvo al frente de todo eso fue ADENCH y uno tiene que valorar eso. Hasta poner de su propio bolsillo, hasta que llegó un momento que no habÃa mas para pagar abogado. Fue impresionante lo que hicieron y para colmo perdieron el juicio. Todo esto debido al tema de sacar restos para analizar. El tema es que no se sabe a donde va a ir. Pero lo que habÃan propuesto los gurises de
Guyunusa me pareció acertado, es decir, reducir los restos y esparcirlos en Arerunguá que es la tierra de él. Inclusive armar un parquecito con el nombre de Vaimaca.
— ¿Por qué le parece que surgen luego del golpe de estado?
— El tema del silencio está muy vinculado al Partido Colorado. ImagÃnense que en 1831 empieza el horror, el charrúa tenÃa horror al Partido Colorado porque lo asociaba a la mentira. Entonces ¿cuántos años estuvo el Partido Colorado? Después tiene cierta vinculación con el Partido Nacional, con el vÃnculo que establece Sepé con Oribe. Después cuando la dictadura el problema se agudizaba, entonces quien iba a decir algo. En este tiempo se abre el abanico de opciones, al margen de la polÃtica es el momento polÃtico que vivimos que facilita muchas cosas. Y está también el otro tema, el de nuestra identidad nacional, es decir, la de nuestros aborÃgenes. No sólo podes tener sangre, pasa más que nada por sentirse. A mà me pasó algo muy curioso en Salsipuedes. Cuando fuimos y me presenté dije: “Yo soy charrúa†Solamente en ese momento esa expresión la conmoción que causó, que inclusive a mà me asustó. Los gauchos, la mayorÃa de ellos, se bajaron de los caballos con un silencio y un respeto impresionante. Toda la palabra que pronunciaba tenÃa un impacto tan grande, ese valor por la palabra fue muy fuerte. De repente aparece alguien a caballo con una montura estupenda, entonces se bajó me saludó y me dijo: “le voy a hacer un regaloâ€. Él venÃa cabalgando hace muchos dÃas, entonces saca de los pelegos una bandera de su sociedad criolla, estaba sucia de transpiración del caballo, pero para mà fue un momento muy especial. Me la regaló como una ofrenda y me dije: “la gran flauta, el poder de la palabraâ€. En ese momento tuve la visión de que estaban allà observándonos detrás de los árboles. Eso lo sentà realmente. Tenemos que empezar a reconocernos nosotros, uno no tiene derecho jamás de hacer un uso indebido de la palabra, la palabra debe de ser usada con muchÃsimo cuidado, inclusive cuando se da cuenta de tener ascendencia sobre determinado grupo.
— ¿La presentaron a la luna?
— Eso no lo sé. Pero yo si presenté a una sobrina que está en Rivera. Un tataranieto de Sepé que vive en Batovà nos enseñó una oración para las quemaduras. Se lo hicimos a la hijita de una amiga y sanó enseguida. Son cosas que no se han perdido.
— ¿Sabe si queda algo de la lengua charrúa?
— SÃ. Aunque no son muchos los vocablos, pero se conserva. Hay muchachos que están haciendo muchos estudios, creo que habÃan encontrado una especie de piedra roseta en la forma de cómo construyen el vocablo, por ese lado están haciendo avances muy buenos. Es por ahà por el pueblo Jaguar. Incluso ese muchacho que les digo vino a Tacuarembó y escribió sobre eso hay materiales impresos. Mónica Michelena tiene un trabajo hecho que es precioso, ella es una mujer que no pierde su esencia, todavÃa la mantiene. Yo espero que todas las aguas vuelvan a su cauce.
Entrevista a Eduardo Picerno.
─ ¿Qué razones te llevaron a investigar a los charrúas?
─ No es una cosa fácil. Yo de los charrúas no sabÃa nada (…). Me acordaba que vivÃan de la caza y de la pesca. Tampoco se enseñó mucho (no se enseña, no). Pero resulta que un dÃa, cuando tenÃa 25 años, mi madre me dice “mirá que en la familia nuestra habÃa un charrúaâ€. Pasaron como 10 años, me volvió a decir “te acordás que te dije que habÃa un charrúa en la familiaâ€. Ahà ya presté más atención. “Y vos que estudias tantas cosasâ€, yo estudiaba sicologÃa, medicina, filosofÃa. “¿Por qué no averiguas un poco más de los charrúas?â€. Supuestamente de la familia nuestra, tenÃa algún dato de qué apellido. Cañete, por ahÃ. Y después busqué, está censado. Ese tipo es el número 5000, 6000 y pico, en el censo de Artigas, del Éxodo, no se puede decir asà nomás porque venÃa más gente todavÃa- venÃan él y la señora, en un carrito. VenÃan 8 carretas, 5 esclavos. Quemaron los ranchos, dejaron todo, después de meses allá en el AyuÃ. Y algunos descendientes de indios. Para mà que él ya era descendiente de indios. Entonces yo vengo a ser de séptima generación. Después de que se murió mi madre, me quedó esa idea, “pensar que me dijo eso y yo nunca me preocupéâ€. Estaba buscando cómo entrar, hasta que por casualidad un dÃa escucho por la radio: hay una reunión de los descendientes de los charrúas en tal lado (…).
─ ¿De ADENCH?
─ SÃ, de ADENCH. Ya reconocidos como grupo de descendientes. Y fui ahÃ. Empecé a preguntar algunas cositas, a leer. Hay un libro que sigue siendo como la Biblia. Es difÃcil superarlo, es muy completo, se llama “La Guerra de los Charrúasâ€, de Eduardo Acosta y Lara.
─ Lo hemos vichado.
─ Acosta y Lara ya está con poca memoria. Otro investigador muy importante es José JoaquÃn Filgueira. Encontró fuentes que no habÃan sido tocadas, y 5 o 6 cosas muy importantes que nadie sabÃa que existÃan. Hay un libro de Alejandro Dumas que se llama “La Nueva Troyaâ€, -que es Uruguay-, escrito por el año 1850, donde habla de los charrúas, y de Rivera. Bastante en contra de la brutalidad, es un poco exagerado. Se da bastante detalle: “llegando a Montevideo hay 2 grandes montañas, una se llama Montevideo, y la otra Matriz (…)â€. Contó todo como si él estuviera, esa es la habilidad del escritor. Bueno, ahà se hizo una refutación. Pero él hablaba medio a favor del tema de Rivera. Pacheco era colorado, ya entonces, para 1836, hay divisas coloradas y blancas. En el año 1831 se define la rivalidad, se va Rivera, está 6 meses fuera de la presidencia. TenÃan que ocupar la presidencia, el Poder Ejecutivo. Entonces, todo el mundo va a protestar. Garzón, que era un general, más del lado de Lavalleja; Rivera le tira un tinterazo, andaba por el techo y lo sacó. Después puso a Julián Laguna, que era más amigo de él. Julián Laguna, Rivera, muchos de ellos ya habÃan adquirido el oficio de militares, y tenÃan que vivir de eso. Rivera y Laguna estuvieron con los portugueses hasta lo último. Desembarcan los 33 e igual seguÃan con los portugueses. Hasta que al final, se tienen que convencer. Rivera se tuvo que convencer porque sino lo iban a fusilar. Tampoco tenÃan mucha cultura. Rivera ganó por 17 a 5 la votación de las cámaras. Era mayorÃa, porque era de
campaña, por la forma de ser de él. Era mulato, quizá descendiente de negro o de indio, no se sabe si era hijo de padre negro, no se sabe dónde nació. Igual que Bernabé, posiblemente fuera un hijo del padre de Rivera, un hermanastro de él. Ellos decÃan que no, que era un sobrino. El tema charrúa era más que cazadores, pescadores y recolectores. Lo dice Acosta y Lara: estuvieron 3 siglos luchando contra 3 imperios; el español, el portugués, y el brasilero. Brasil fue imperio también, actuó contra los de acá. Y los quisieron matar desde mucho antes. Los charrúas, eran gente muy hospitalaria, muy buena. Pero cuando viene un barco de un tal De Souza, en el año 1828, ellos lo ven y van, “nadaban como delfines y remaban rapidÃsimoâ€. Va una cantidad hasta donde está el viejo, y lloran, “saludo lacrimosoâ€, porque eran unos indios tristes. Le llevaron charque, comida, pescado. A ellos les dieron los famosos espejitos, cositas, anzuelitos. Cuando viene en el año 1515 SolÃs, lo matan, a él y a otros más, y se lo comen a él. No fueron charrúas, porque los charrúas no eran antropófagos, si se lo comieron, fueron los guaranÃes. Y segundo, para mà que ni se lo comieron ni lo mataron. Porque en el libro de bitácoras no se encontró nada. Después se fueron a España. Y en España dijeron, que pasó eso. Nadie los defendió, es muy extraño el hecho. No se sabe bien qué pasó con SolÃs. Le echaron la culpa a los indios, de que se lo comieron, pero los charrúas aparentemente no.
─ ¿Y los guaranÃes fueron?
─ Si, ellos hacÃan antropofagia ritual. Era aquello del animismo.
─ ¿Los ritos animistas?
─ SÃ, si comes una persona, te engrandeces en tus cualidades. Entonces agarraban, generalmente a un prisionero, y lo tenÃan como una semana alimentándolo, le daban mujeres, para que durmiera con ellas, que pasara bien. Y después le daban con un palo en la cabeza, lo metÃan en una bolsa, y se lo comÃan. No es por la alimentación, es una cuestión ritual. Los guaranÃes se hicieron cristianos, los charrúas no aceptaron la religión, porque veÃan que los sacerdotes hacÃan cosas contradictorias.
─ ¿Cuál es tu posición con respecto a esa postura de la historia, que dice que acá todo es guaran�
─ Hay varias cosas que confunden. Primero, el idioma guaranà es fácil de escribir: Cuñapirú, Cuareim, cualquiera puede sacarlo. Ellos lo dicen con las cuerdas vocales. El charrúa no hablaba mucho con las cuerdas, hablaba con la nariz.
─ Medio “guturalâ€, asÃ.
─ Gutural. Entonces, ¿cómo vas a anotar un “fuá?†Puedo decir “inchaláâ€. No, inchalá no puedo decirlo, yo escuché a uno que hablaba asà en Tacuarembó. No podÃan anotar. Se han desmerecido las cosas. TenÃan un nombre interno para cada cosa y cada nombre de ellos, incluso ponÃan nombres- Juan Pedro, El Cacique, Brown. Vaimaca Perú era Perú; se puso Perú pero era Vaimaca. En el año ´14, cuando está José Artigas, de San MartÃn se pasaron a Cubas. Hay como 5 pueblos que se pasaron a Cubas. Eso lo prueba Figueiras. Otro motivo, de anotar los accidentes geográficos en nombres guaranÃes, es que los guaranÃes se expresaban más
claramente. Es inconcebible que si están los charrúas viviendo 3000 años acá, no les pongan nombre a las cosas. Hay cosas a las que les descubrieron nombre. Dos o tres lugares tienen nombres charrúas. Marmarajá es uno. Entonces, si escuchas de allá de Minas, ¿no le van a poner nombre a todo lo demás? Al cerro de Montevideo, al mar, cada cosa tendrÃa un nombre. Para los que no lo decÃan, era difÃcil anotarlo.
─ SerÃa como una reconstrucción de la lengua charrúa, en realidad.
─ No, son 60 palabras nomás. 50 palabras y 10 números. Los números eran hasta el 4. Después de 4, 4 y 1 decÃan, betum sen, betum sin, betum sen, betum dos; después del ocho no me acuerdo. Las misiones jesuÃticas agarraban indios guaranÃes, eran más fáciles de llevar. Aprendieron música, a hacer violines, y oficios. Eran indios que ya cultivaban, estaban asentados. Los charrúas sólo en una misión. Pudieron estar un tiempo y después se fueron, no aguantaron estar quietos. En 1780 se disuelven las misiones, porque dan la orden de España, de que los jesuitas dejen todo. Quedan en banda. Ahà vienen entre 10 y 15000 guaranÃes al Uruguay, y se dispersan. Le siguen dando un nombre a las cosas. La lengua de contacto para todos era el guaranÃ, era más fácil. Cualquier indio charrúa sabÃa el guaranà también. Vaimaca sabÃa guaranÃ, español, charrúa y portugués. Los guaranÃes, cuando empiezan a venir para acá, vienen en familias, con mucha hambre. La etnia guaranà siguió más o menos junta. El charrúa se fue mestizando desde que vino Francisco el Cuarto en 1515. Ya el hombre, a menos que fuera homosexual, habÃa tenido relaciones por lo menos con una india. Algún hijo tiene que haber habido. Hice un cálculo asÃ: actualmente el 30% de la población tiene la mancha mongólica, tiene marcadores genéticos y son descendientes de indios. Casi todos de la macro etnia charrúa: charrúa- minuán, yaro- bohán, o chaná. Los de los cerritos de indios, eran mezcla de tapuyas, de guaranÃes con unos indios de Brasil. Se empezaron a mestizar desde el principio, porque todos los que venÃan a desembarcar acá venÃan sin mujeres. VenÃan hombres. Ex- presos, gente que no tenÃa nada que hacer, marineros que estaban de aventuras. Bajaban, y bueno, la naturaleza dice que hay que casarse.
─ Una orden de la naturaleza.
─ A las charrúas les gustaban la barba roja o rubia, la armadura brillosa. No eran muy celosos los indios. Respetaban la libertad de todo el mundo, en general. Hubo mucho mestizaje. Yo calculé que una india que quedaba embarazada por un blanco en el 1600, tuviera un hijo, ese hijo ya es descendiente. Y que ese hijo o hija cada 25 años tuviera 3 hijos nomás, en 1625, ya son 3 descendientes de indio- de charrúas y de europeos. A los otros 25 años, son 3 por 3, 9, a los otros 25 años, 1675, son 3 por 9, 27. Llegué al año 2000, y me daban casi 2000 personas, de 1 sola embarazada. Es difÃcil de hacer el cálculo, porque cuando se une un descendiente hay que dividir por 2 la cantidad. En vez de ser 3, es 1 y medio que producen descendientes. Me daba una cantidad aproximada a la misma que se calcula con la mancha mongólica actualmente. Un 30% de la población, o sea, 1000000 más o menos de descendientes de charrúas.
─ ¿DecÃs que ese 30% serÃa exclusivamente de la etnia charrúa?
─ Hubo descendientes guaranÃes, pero como llegaron en la antigüedad, habÃa muchos más guaranÃes que charrúas, charrúas habÃa en esa época 2000, y guaranÃes vinieron casi 15000. En esa época habÃa mucho más de 15000 descendientes de charrúas. Esa es la clave: que va a haber siempre más descendientes de charrúas. Yo tengo 2 hijos, van a ser descendientes, ellos ya tienen hijos. Y va a ser siempre más porque les ganan en antigüedad, como 200 años. Desde 1530, cuando empieza a desembarcar gente acá. Cuando llegan ellos, que son- entre todos juntos- casi 15000 en total. Que hubiera 15000 guaranÃes para, y empiezan a mezclarse ahÃ- tampoco se iban a mezclar porque ellos seguÃan en la etnia. Algunos se empezaron a mezclar, en Tacuarembó. Pero hay una especie de bronca hacia los charrúas, porque por ejemplo, a los antropólogos, las flechas no les dicen mucha cosa. No dejaron nada, más que las boleadoras que se venden en la feria, y todavÃa falsificadas. Eso no habla. La historia es lo que habla. La antropologÃa no va a demostrar nada de los charrúas.
─ QuerÃamos preguntarte eso, porque en lo que hemos leÃdo, hay dos discursos bien opuestos: uno que dice que la herencia es biológica, genética o arqueológica, y el otro, que dice que la herencia es cultural. Mónica Sans nos contaba claramente los datos que vos mencionas. Dijo que lo charrúa desapareció.
─ Dice que no se han encontrado cuerpos ¿cómo si hubo un exterminio no hay ningún resto?
─ Hay intereses creados. Hice la refutación del estudio de Mónica Sans porque está plagado de errores. Solamente en el resumen, encontré 20 errores. En total hay como 30 errores. Por ejemplo, cuando decÃs “Vaimaca Perú murió por la llegada de la estación frÃa que influyó (…)â€. Pero estuvo allá en primavera y en verano. Se fueron en mayo, y murieron en septiembre. Y ella se confunde, como hacÃa frÃo acá, creÃa que en ParÃs también. Imagina que fue eso. Del otro lado del mundo hacÃa calor. Hasta en la parte genética erró.
─ Ella dice que el Uruguay se parece más al Pampa- Patagónico, por el lado del ADN.
─ Si, los charrúas son pámpidos, igual que los argentinos. Tuvieron una historia muy particular. Por eso parece que son más feroces. Son todos hombres como nosotros. Agarrás un charrúa chiquito, lo criás en la ciudad, y sale un abogado. Es homo sapiens, desde 4000 años existe el homo sapiens en todos lados. No hay diferencias mentales, sólo alguna morfológica. La mancha mongólica- en un grupo que estuvo allá en Siberia, después que vino para acá hace 13000 o 12000 años-, la trajo, y los descendientes quedaron con esa mancha, sin embargo hay un perÃodo en que la pierden. Si se mezclaron siempre con europeos, al final la van a perder. Otros indicios, son los verticilos, pero no todos los que tengan verticilos son indios. Mónica Sans no entendÃa: “no, Picerno, no, porque todos los que tienen verticilos no pueden ser (…)â€. Todos los que son descendientes tienen verticilos. Esa es la condición, necesaria pero no suficiente. Puede haber un portugués que tenga verticilos, pero no es suficiente para decir que desciende de los indios. Pero si un indio no tiene verticilos, hay que dudar que sea indio. Yo vi como 30 y todos tienen verticilos. Además hay 4 tipos de huellas. Están repartidos en todo el mundo- todos somos una mezcla tremenda-. En Europa es donde hay más mezcla. Cada invasión de guerra que hubo, produjo mezclas. Pueden tener verticilos/ no verticilos, mancha mongólica/ no mancha mongólica. Es una mezcla al azar. Los que se mantienen más o menos son los pigmeos, gente que no se mezcla con otras razas porque están separados por cuestiones
geográficas. Esa gente tiene determinadas caracterÃsticas: o tienen, o no tienen 3 verticilos en los 10 dedos. Se repiten las caracterÃsticas. En la Facultad de Humanidades, hay intereses creados. Les dan rubros para estudiar; estudian a los indios del litoral del Uruguay que son guaranÃes, o a los de los cerritos de indios. No les dan plata para estudiar a los charrúas. Entonces, mejor negar, y decir- como Mónica Sans-. Ahora a raÃz de lo mÃo, ya le prohibieron decir que los de los cerritos de indios, que eran indios chiquitos, eran los antepasados de los charrúas. Porque de 5 esqueletos que agarró, 2 o 3 tenÃan el haplogrupo C en el ADN mitocondrial. Tomaron un charrúa, que era Vaimaca (hay que tomar 30 para una población, para tener un 5% de error), y tomaron 3 de los cerritos de indios, de muestra. Los otros ya tenÃan mezcla, no eran puros. Vaimaca tenÃa parte de guaranÃ, ninguno era charrúa puro de los que fueron a Francia. Filgueiras me dio una copia exacta de la foto de Vaimaca, con uno de los de los cerritos de indios, y es más braquicéfalo, más achatada la cabeza en Vaimaca. Y el charrúa era duricocéfalo, bastante alargadita. Eso lo heredó de guaranÃes. Ella decÃa que no, porque en guaranÃ- dice-, el haplogrupo C es escaso o nulo ¿Un cientÃfico puede decir “es escaso o nulo?†O es nulo, o es escaso. Y ella misma publica una tabla en donde en guaranÃes hay haplogrupo C. En un grupo de 10 encuentran 2 que tienen. Es escaso más bien. Entonces sà puede ser descendiente. El haplogrupo C se transmite por la mujer. En el hombre no tenemos la mitocondria, no lo transmitimos, porque en el espermatozoide, esa parte de la mitocondria no entra en el óvulo. Entra la mitocondria de la mujer únicamente, que está en el óvulo. Entonces el ADN mitocondrial que tiene una persona es de mujer, de la mamá. Y llegamos a una mujer de hace 1000 o 10000 años, no se sabe de dónde viene eso. Ese ADN viene con pocas mutaciones. Aunque los guaranÃes no tuvieran ADN mitocondrial: ¿qué sabe ella qué era el padre de Vaimaca? Ella hace un estudio del ADN de Vaimaca, que no es charrúa. ¿Cómo sabe que es charrúa? Que ella haya escrito no tiene nada que ver. El caciquillo era charrúa, e hijo de Artigas, no tiene nada que ver. El padre podÃa ser guaranÃ, y es descendiente, le va a dar el cromosoma Y, pero del nuclear ¿Y si un tÃo, un abuelo era guaranÃ? Es descendiente de guaranà igual. Aunque no tenga ni el ADN mitocondrial, ni hubiera ningún haplogrupo C en los guaranÃes. Porque el ADN mitocondrial se lo dona la mamá a Vaimaca. Ella analiza el mitocondrial, no el nuclear, del cual no se sabe qué pasó: lo escondieron, lo vendieron, no sé.
─ ¿No se le hizo ADN nuclear?
─ Intentaron. Me dijo un antropólogo que estaban encontrando indicios genéticos de blancos. Lo suspendieron, porque tira abajo la teorÃa de ellos. En los cerritos de indios, los pampeanos son totalmente diferentes. Los de los cerritos eran indios chiquitos, que los agarraron y se los llevaron a los empujones, porque ni se defendÃan. Fueron esclavos en el Brasil, y los mataron enseguida. En el 1800 ya no habÃa más de ellos. Y los pampeanos son indios fuertes, grandes, totalmente distintos ¿Cómo va a ser descendiente de los 2? No, es más parecido a los pámpidos, es desciende de ellos. Yo dirÃa más parecido a los guaranÃes. O tiene otro antepasado que puede ser europeo también. Porque- no lo dice ella-, no le da el diente en pala, le da el diente derechito, europeo. Y más del 90% de los indios tienen el diente en pala, como Vaimaca. Ella no lo quiso decir. Después de eso fuimos, cuando faltaron 20 piezas de Vaimaca, del cajón.
─ Si, de eso nosotros no nos enteramos por ella.
─ Sacaron y dicen “nosotros no (…)â€. Firmaron un convenio, iban a sacar 3 piezas- 2 molares y una falange-, y los iban a restituir. No los pueden restituir, porque el método que hay acá es romper la pieza. En eso ya están mintiendo. Eso lo firmó el ministro, Guarga, gente de alto nivel que no sabe. No hubo asesoramiento ni supervisores. Ella nunca trabajó sola, porque fue un desastre lo que hizo. Siempre estuvo con alguien que sabe más.
─ ¿Y qué se calcula que pasó con todo eso?
─ Sacaron más huesos, se los llevaron. Tengo grabado que cuando ella viene, dice “faltan alguna pieza dental y 2 falanges, nada más, está completoâ€. Mercader dice “faltan 4 falanges nada más, está completoâ€. Cuando fuimos a ver con Solla - eso lo publiqué en la página Web-, formaban 20. Suponte que faltaban 4, son 16 huesos. Se hizo la denuncia, por medio de ADENCH. No se puede hacer la denuncia por vilipendio de cadáveres cuando le sacan piezas, porque el esqueleto no se considera cadáver. Se considera por vilipendio si tiene carne, o las cenizas. Por eso en el expediente decÃan “la cosaâ€. Los descendientes se ofendÃan con eso. Pienso que eso es porque la ley protegió a los estudiantes de Medicina que sacaban esqueletos de muchos cementerios, para que no fueran presos. Entonces hay delito igual: el robo de piezas, y la falta de cuidado.
─ ¿INDIA apoyó ese estudio, no?
─ Si, lo apoyó, ellos dicen que la finalidad de INDIA es fomentar estudios sobre los indios. Ellos no lo aceptan como indÃgenas, porque los indÃgenas están en contra de que les hagan estudios. Tiene que haber consentimiento informado: informar a los indios para qué es. Y si a partir de eso se gana algo, hay que darles una parte. Y estos de INDIA no, querÃan fomentar estudios a prepo. Entraron sin consentimiento y sacaron unas fotos. Vino Mónica Sans, no dijo ni quien era: “voy a entrar, que soy antropólogaâ€.
“No, no puede entrar, es un muertoâ€. Vino Mercader: “¿no? ¿Pero sabe quién soy yo?â€. “SÃ, ya sé quien es. Pero no le puedo abrir, es una tumbaâ€. Entonces llamó a un abogado del municipio. Y dio la orden de que les abrieran. Porque el Ministerio de Cultura, es dueño de ese edificio y de ese panteón, es un monumento nacional. Pero no de los cadáveres. En un convenio medio secreto que después apareció, entre Mercader, el Ministerio, la Facultad de Humanidades y el rector; está esto que iban a llevar 3 piezas solamente y las iban a restituir. Eso a los indios les duele. Yo colaboré con ellos.
─ Si, con la Ley de Repatriación, todo lo que se movieron.
─ Cuando mandé el folleto explicando bien, salió más rápido, porque no tenÃan mucha información en ese momento. Estuvieron 10 años, del ’90 al 2000, para sacar la ley.
─ Además tenÃan que juntarse, habÃa una ley de Francia para poder traerlos, ¿verdad?
─ Se modificó la ley, pero porque se pidió. Chirac dijo que si se pedÃa desde el gobierno por ley, allá se movÃa. Entonces fue el pedido oficial, y allá se modificaron algunas cosas. Se está disolviendo el Museo del Hombre, y están entregando todos los cadáveres que hay de africanos, y elementos un poco extraños que antes se llevaban, los disecaban y los ponÃan ahÃ.
Esto, porque son restos humanos. Ahora hay otra filosofÃa respecto a los derechos humanos. Ya no se puede tener en un museo a una persona identificada. Se puede tener y estudiar un resto de un cadáver que no se sabe quién es. Pero una persona, como Vaimaca Perú no, porque se supone que tiene descendientes y pertenencias. Para los antropólogos, los charrúas no dejaron mucho para estudiar, algunos dicen incluso que no existieron. Si vos leés lo que dice Artigas, Azara, los portugueses y los españoles de los charrúas- otra que si habrán existido, no-. Eran un gran problema para ellos. Azara dice: “los charrúas nos han matado más gente que todo el imperio de Moctezuma y los incas. Y eso que eran millones de indiosâ€.
Entrevista a Enrique Auyanet.
― ¿Qué significa la auto denominación de descendiente charrúa?
― Está la parte genética y la parte cultural. Nosotros lo consideramos desde el punto de vista cultural, lo que nos convoca es el “sentirnos charrúasâ€, no la genética. Desde mi punto de vista, pedir examen de sangre es una vergüenza. Si a mi una persona me dice que es judÃa, es judÃa. No le pido un examen de sangre para saber su identidad. Es una cuestión de reconocimiento, de conciencia, es como cuando hablamos de democracia, lo cultural, lo participativo, con respecto a cada uno de nosotros. Ya no tiene sentido seguir hablando de razas cuando en todo el mundo se habla de “la gran familia humanaâ€.
― ¿Cuándo se funda ADENCH?
― Se funda el 19 de agosto de 1989, en la ciudad de Trinidad, departamento de Flores. Hay 2 vertientes por las que surge, en aquella época. Por un lado, el Ministerio de Educación y Cultura, tenÃa interés por saber sobre los descendientes. Se habÃa trabajado mucho históricamente, desde el punto de vista oficial, una historia escrita por el blanco, en la cual, a los indÃgenas, en 1831, los habÃan matado a todos. La vieja historia de que de los indÃgenas no quedaba nada. Por otro lado, una conexión territorial hizo que en Flores se juntara una cantidad de gente que hasta el momento trataba el tema sólo con la familia o amigos muy Ãntimos. Seguimos en comunicación y formamos ADENCH, pedimos personerÃa jurÃdica en 1990, ya que habÃa mucho por hacer. Lo que unió mucho, fue saber que Vaimaca Perú habrÃa dejado descendencia, y que su voluntad era regresar. Se trató de cumplir con ese héroe, con ese abuelo. Desde ahÃ, fueron 10 años para lograr la repatriación. Sabemos que luego fue a estudio. Desarmaron el cráneo para estudiar su masa encefálica. Se olvidaron de que era un ser humano. Nuestra idea era sacarlo del Museo del Hombre, que era donde habÃa estado exhibido durante mucho tiempo. Era importante para nosotros encararlo como una persona, humanizar el tema.
El 17 de junio del 2002 llegaron los restos, y el 19 fue la peregrinación. QuerÃamos que se hiciera un velatorio en el Palacio Legislativo; obviamente nos dijeron que no. Después solicitamos el Cabildo, pero siempre habÃa alguna excusa para que fuera un evento violento. En 45 minutos vinieron desde la Base Aérea hasta el Cementerio Central, mucha gente salió al paso. Transcurren casi 2 años, se hizo un juicio de amparo, con medidas cautelares, tratando de que apareciera un convenio entre Facultad de Humanidades, Ministerio de Educación y
Cultura, y Universidad de la República, para hacer estudios de ADN, radiografÃas, etc. El inconveniente es que no se nos habÃa consultado sobre para qué eran los estudios. HabÃa antropólogos que decÃan que era totalmente innecesario hacer esos estudios a una sola persona, ya que no servÃa para hacer comparaciones. Se les decÃa a los descendientes que se iban a mirar como en un espejo, cosa que era una total mentira. Los datos que se comprometieron a enviarnos, nunca llegaron. No sabemos si fueron relevantes o no, y lo que más nos duele es que se lo siga tratando como un objeto extraño.
― ¿Eso fue un acto de discriminación?
― SÃ, es una especie de discriminación, de racismo, y nosotros seguimos luchando contra eso, y esa especie de segunda colonización que lamentablemente existe.
― ¿Entonces el tema Vaimaca es un pilar?
― Lo que sucede, es que al llegar los restos de Vaimaca, no quedaba claro en manos de quién estaban. Fuimos al Parlamento, al igual que con la Ley de Repatriación a reclamar como parientes lejanos, si se quiere, a denunciar que no se le estaban dando el tratamiento esperado, ni respetando los derechos humanos, ya que desde marzo del 2004 se prohibieron los experimentos cientÃficos con humanos. Al otorgarse la ley, vamos a la Intendencia, con la finalidad de hacer la reducción. Contratamos a un antropólogo forense, y a una escribana pública, para que hiciera todo el protocolo. Se sacaron 90 fotos, registrando todo. La discusión se armó en torno a la afirmación de que los restos estaban “prácticamente completosâ€. ¿Cómo prácticamente completos? O están completos, o no lo están, o falta 1 hueso, o faltan 2. Ahà abrimos los ojos. Los antropólogos tenÃan la intención de seguir estudiando a perpetuidad. Hay 18 piezas que no están, y alguien, en algún momento va a tener que aclarar lo que pasó con ellas. Yo creo que acá ha habido una huella de la impunidad. Siempre hemos tenido que denunciar, y queremos salir un poco de eso, que la gente vea lo que estamos haciendo; pero tampoco podemos dejar que unos restos estén en el panteón y otros restos estén en el laboratorio. EstarÃa bueno que en Humanidades existiera algún gremio de ética. Que vean cómo se trata el tema indÃgena en las Naciones Unidas, en la OEA. Acá no habrá comunidades vivas, pero hay descendientes.
― ¿Cuántos de los autodenominados descendientes forman parte de ADENCH?
― En el padrón de ADENCH, hay 250, pero no todos militan ni todos aportan. No tenemos apoyo del Estado, ni de ningún otro lado. Nos sustentamos a los golpes, y por medio de una cuota simbólica con lo que podemos. No te da para ir a un viaje a Tarariras, o lo que sea. Sabes que tenés que sacar de tu bolsillo. Con relación al Fondo IndÃgena, hasta ahora no hemos querido ir a golpear la puerta desde el punto de vista económico, sino que lo fundamental es tener un vÃnculo de concertación y diálogo con los demás pueblos. A nosotros, si no nos pagan todo, hasta la tasa de embarque, no podemos ir.
― ¿A qué te referÃs cuando decÃs que querés que la gente los reconozca por lo que hacen?
― En Tarariras, por ejemplo hay un proyecto en una escuela que viene trabajando el tema desde hace tiempo. La artesanÃa es muy fuerte. Hay que dar alternativas a la gente. Hacen
cerámica, nosotros llevamos la cesterÃa, otros el cuero, para que los gurises que tienen pocas opciones en esos lugares, aprovechen, como hacÃa el indÃgena, todo lo que tienen alrededor. Asimismo, estuvimos en Bolivia, donde se celebró un encuentro de 1100 delegados indÃgenas, sesionando y representando a toda América, e irónicamente celebrado en un cuartel. En esa cumbre, se trató las migraciones, los derechos del indÃgena, en la ONU, complementamos el proyecto de la OEA- porque el nuestro ya está cerrado- aportando nuestras ideas sobre la seguridad alimentaria. Propusimos por ejemplo, proporcionar una canasta mÃnima familiar, para generaciones como las de Mato Grosso donde mueren de hambre. Sabemos que una declaración, para que funcione, no sólo tiene que ser reconocida por los gobiernos, sino puesta en práctica. Si se tomara en cuenta el 20% de esa declaración, serÃa impresionante, una declaración no obliga, pero crea jurisprudencia.
― ¿Cómo es que intentan preservar la cultura? ¿Qué lugar ocupan los valores?
― Hay una cosmovisión interesantÃsima. El concepto es vivir en armonÃa, en equilibrio con el medio. Se trabaja mucho el tema espiritual con respecto a eso, a lo que significa el agua, la madre tierra, de donde viene la vida. Este proyecto que comenzó en 1492, es individual, egoÃsta, el nuestro es totalmente comunitario. El desarrollo es con identidad, es el bienestar por el todo, la familia. Por ahà pasa todo el relacionamiento que tuvieron los charrúas, algunos lo llaman “colectivismo primitivoâ€, una especie de “comunismo primitivoâ€, en el cual la comida era un derecho de todos. Otra forma de preservar la cultura, es reivindicando a Artigas. Para mÃ, Artigas fue tan charrúa como yo. El valor de la palabra, el tema de la igualdad, son temas trabajados por nosotros en las escuelas. Hay escuelas que tienen niños difÃciles de estimular, y con esto se entusiasman, llega el recreo y sólo 4 salen a él. Capaz que no lo vemos hoy, pero en algún momento el tema de la identidad se va a afirmar. Los valores “no robes, no mientas, todo mÃo, todo tuyoâ€, como decÃan Vaimaca y Sepé; el tema de la igualdad y la horizontalidad, pega muy fuerte. La solidaridad, la lealtad, todos valores que se pueden rastrear en Artigas, y una cantidad de casos. Cuando preguntas, parece que lo único que quedó es eso. Los brasileros tendrÃan más información que nosotros con relación a las contiendas que sostuvieron.
― ¿Y prácticas que se hayan mantenido?
― Sobre todo en las mujeres, la presentación de los niños a la luna, es algo que se ha mantenido. También hemos visto que a la niña cuando llega el momento de ser mujer, se le realiza una especie de celebración. El tema del mate, que a veces hablamos nosotros, seguimos utilizándolo todos, y al fin terminamos todos en la misma rueda, en un cÃrculo. Ahà habrÃa mucho para indagar, para investigar este ritual. Mucha gente me dice “me está cayendo mal el mateâ€. A lo que le contesto “es que usted está abusando, esto es un ritual. No es para tomar 2 termos de aguaâ€. El tema de la yerba, como el de la coca, es un tema espiritual. También está el tema del caballo, tenÃan un conocimiento extremo. SabÃan tratarlo, domarlo, llegado el momento, lo llevaban al agua. De ninguna manera podÃan haber llegado a ser, en una generación, los jinetes que fueron.
― ¿Qué fechas celebran?
― El reconocimiento del genocidio, es una de las cosas que volvimos a presentar ante el parlamento, para que el 11 de abril se reconociera el genocidio del Salsipuedes, luego de que pasaron 16 años pedimos que se proclame el DÃa del Genocidio de la Nación Charrúa, para que quede y se trate además en el ámbito educativo. Hay que ir diputado por diputado, senador por senador.
― ¿Qué opinás del debate “guaranÃ- charrúa?â€
― Evidentemente, desde hace 300 años hay mucho de los guaranÃes. Pero yo hablo de 15000 años. El español cuando vino, vino con el guaranÃ. El charrúa es el habitante originario, muy resistente a lo cristiano. TenÃan reticencia hacia la evangelización.
― ¿Qué quedó de la lengua?
― Hay muchas palabras. Se van rastreando hasta los nombres propios. Hay 150 nombres de caciques. Es muy común ver en el indÃgena, el contar en base 4, los quechuas, los mayas, los charrúas.
― ¿Qué vÃnculo hay entre las comunidades de nuestro paÃs y las de otros paÃses?
― En el Fondo IndÃgena, estamos en contacto con 17 paÃses. Mejor no podrÃa ser. Hay una agenda continental, para ir dándole seguimiento a toda la documentación. Considero que el movimiento indÃgena está creciendo. Comienza un tiempo nuevo, y creo que van a venir gurises que van a dar más. En este fondo, estamos representados 6 de las 7 comunidades que hay en Uruguay. Con respecto a INDIA, no tuve ningún tipo de problema personal con nadie. Siento que hubo diferencias con relación a la ideologÃa que tenÃamos desde el principio, para nosotros, una ideologÃa del ser humano. La INDIA, fundamentada en sus estatutos- que no sé si están publicados- a favor de los estudios, a favor del museo antropológico. Esto se vio muy claro cuando estábamos tratando el tema de Vaimaca, y ellos llevaron al juez una solicitud a favor de los estudios. Fue contraria a nuestros intereses. Se armaron 2 grupos, uno a favor de que se estudiara, y otro para terminar con la filosofÃa de lo arqueológico, lo fósil. El presidente de INDIA, en ese entonces- haciendo referencia al ya fallecido Rodolfo MartÃnez Barbosa- fue presidente de ADENCH, pero hubo un problema, y él fue prácticamente expulsado. Entonces funda INDIA, y el tema da para mucho. Para la elección de los delegados del Fondo, convocamos a INDIA, y ellos no asistieron. No nos creemos los dueños de la verdad, pero tampoco andamos con mentiras. Cuando nosotros demostramos que fueron convocados, dieron la marcha atrás y argumentaron no estar representados. Las asociaciones también tenemos diferencias, por ejemplo a dónde tienen que ir los restos de Vaimaca. Algunos dicen que a la tierra. Otros, al panteón. Pero hay otra democracia, un consenso. Si yo prefiero que esté en el panteón, igual sigo participando, no me excluyo. Las reuniones del consejo charrúa, son cada 2 meses, pero participamos 40 o 50. Por ejemplo, la última reunión fue en Tacuarembó. Para muchos, un lugar lejano, y un pasaje costoso. Aunque querés, no podés ir.
Entrevista a Gonzalo Abella.
─ ¿Qué razones te llevaron a investigar a la comunidad charrúa y a sus descendientes?
─ Yo te dirÃa que fueron una serie de razonamientos que me fue dando la vida, en primer lugar, en mi niñez yo llegue al campo en una época que era un campo en donde la racionalidad de los actores de la vieja peonada rural, las historias, las leyendas me daban señales de un mundo diferente al que me contaban los libros de texto, que me hablaban de gente inmigrante acriollada. Yo veÃa prácticas que no condecÃan con eso. Eso quedó como un asombro, como un desconcierto. Muchos años después cuando yo trabajé en áreas indÃgenas en América con la Cooperación Canadiense, que era contratado como evaluador de proyectos con Naciones Unidas, empecé a ver que los antropólogos paraguayos y los antropólogos brasileños, que tienen una lectura de la realidad totalmente distinta a la de los antropólogos uruguayos, atribuÃan raÃces indÃgenas a una serie de prácticas culturales que yo las habÃa atribuido a lo canario, la gente de campo que habÃa venido de otro lado. Empecé a entender que dentro de la cultura rural uruguaya, habÃa mucho más de elementos indÃgenas de lo que me habÃan contado. Pero después para mi asombro, cuando trabajé en los asentamientos, me di cuenta que habÃa prácticas rituales detrás de lo cristiano que eran claramente animistas algunas de las cuales eran de origen afro y otras de origen indÃgena. El propio participar en el ritual del mate como ritual religioso, en Mato Grosso do Sul, me hizo ver ciertos elementos de la espiritualidad, y el trabajo después en creencias sobrenaturales, me hizo ver por cierto la cantidad de palabras indÃgenas que usamos diariamente aún en el ámbito urbano y no nos damos cuenta. A todo eso se sumo la clara conciencia de que habÃa habido una historia oficial, un intento de devaluación de lo charrúa, para decir que todo acá era guaranÃ. Esto último fue lo que más me decidió a seguir buscando, y tratar de encontrar indicadores culturales en la memoria anciana, para ver que quedaba de lo charrúa. ¿Qué pasa? Nuestro Estado nace con un gran genocidio indÃgena que se enfoca fundamentalmente sobre la cultura charrúa. La historia oficial se ha dedicado durante 150 años a probar que: lo charrúa es un mito, que la sangre nuestra es guaranÃ, que los chaná, que los guenoas no son charrúas, que los bohanes no hablaban charrúa, yo me daba cuenta que eso era un disparate, pero habÃa que probarlo. El tema de lo charrúa yo me daba cuenta que era como una especie de secreto oculto que trataba de no ver, o de enseñarnos a no ver una serie de indicios que nos daban las pictografÃas en las zonas de pampas, es decir, los kiliapà charrúas con sÃmbolos jeroglÃficos bastante complejos. HabÃa como una especie de conspiración a los efectos de devaluar lo que se habÃa encontrado, pero además habÃa encontrado la indiferencia de una universidad muy urbana y muy sensible a los temas sociales urbanos, pero muy desconocedora de la problemática rural. Una universidad donde coexistÃan los hijos de los inmigrantes humildes con los hijos de los estancieros ricos, que hacÃan abogacÃa, pero no con los hijos de peones rurales. Entonces, esa indiferencia urbana de la universidad vinculada a algunas causas históricas bien interesantes como el hecho de cómo el Batllismo crea una base social entre los hijos de los inmigrantes, e impregna el pensamiento Batllista liberal progresista. Toda una intelectualidad uruguaya que en los años 30 y 40, en los boliches, en los debates de café filosóficos, conoce mucho mas lo que pasa en Madrid que en Cerro Largo, les fue fácil vender la imagen de que en todo caso los charrúas habÃan venido después, y habÃan expulsado a los pueblos mas cultos. Eran malos, toscos, feos y no hubo más remedio que liquidarlos, porque era absolutamente imposible de civilizarlos.
Todo ello me llevó a trabajar algunas hipótesis y diseñar instrumentos metodológicos para centrarme en mi objeto central de investigación en cuanto a nuestras raÃces del tema charrúa.
─ ¿Por qué las asociaciones de descendientes surgen después del perÃodo de la dictadura?
─ ADENCH, nace en el 89. Esa es una historia que tiene algunas raÃces no lindas, el problema es que ADENCH toma el modelo de la estrategia de mundo-afro y mundo-afro es una institución. Con total franqueza, donde se mezclan cosas muy justas y muy correctas con cierta estrategia “currera†de alguna gente, y como funciona, gente con ascendencia indÃgena empieza a tomar ese mismo camino. No podes hablar de ADENCH si no hablas de cómo surge el tema de las minorÃas étnicas en el Uruguay. Lo de INDIA surge por Mundo Afro. Mundo Afro surge por ACSUN. Es en los años 40, esquemáticamente porque darÃa para charlar horas. El asunto es asÃ: los negros en Uruguay eran la minorÃa más visible porque son urbanas. La sangre indÃgena y la cultura indÃgena son más rurales, excepto algunos elementos indÃgenas como el mate, que es un ritual religioso, indÃgena más visible, alguna profunda sabidurÃa yuyera de nuestro pueblo urbano. Entonces qué pasa, los negros tenÃan sus organizaciones sociales culturales, el hecho es que en UNESCO, si vos te definÃs como integrante de una minorÃa que fue discriminada vos tenés ciertos privilegios para, becas, estudios, publicar, tener ondas radiales, entonces mundo-afro opera muy bien. Como toda organización humana con cosas lindas y cosas feas, con cosas que no aprovechan, mundo-afro muy influido por el movimiento unificado “dos negros do Brasilâ€, por el movimiento cimarrón de Colombia, genera todo un movimiento muy interesante. Y entonces mucha gente que dice “somos descendientes de indÃgenaâ€, “vamos a hacer lo mismoâ€. Pero acá surge un problema, acá nadie puede cantar el verso de que es negro en Uruguay, por que, porque vos podés ser rubio de ojos azules pero tu abuela, estaba o no de mae de santo, tu abuelo fue o no gramillero de las lonjas del Cuareim, o sea acá la colectividad negra se conoce. Pero, ¿quien es acá descendiente de indÃgena? Las últimas comunidades charrúas fueron de la época de José Pedro Varela en Tacuarembó, y sangre indÃgena podemos tener todos, porque la mayor parte de las familias populares uruguayas te dicen: “no, mira tu abuelo vino de aquella región de Italia, de donde es nuestra familia y acá se casó con una criollaâ€, miras la foto de esa criolla y o tiene mota o tiene pelo chuzo. El tema es que si a vos te conviene ser descendiente indÃgena, todos podemos serlo, yo por ejemplo mi abuelo paterno era bastante clarito pero a la tÃa le decÃan la chinonga yo podrÃa formar acá la asociación de descendientes de la chinonga Viera y si no hay nadie que cuestione eso hay mucha plata de por medio. Volviendo a la pregunta que me hicieron se crea la ADENCH en Trinidad, de Trinidad se escinde un sector que recrea la ADENCH en Montevideo, calientes los de Trinidad, y después en el seno de la ADENCH, por peleas, se desprende la INDIA. La INDIA es un fenómeno bastante más cuestionable, tiene una cosa más fea que es Integrador Nacional de descendientes IndÃgenas Americanos. Integrador generó mucha irritación y agarró además el nombre Inchalá de la publicación que tenÃa ADENCH, ADENCH le hizo un juicio, entonces; que hacen los de INDIA, plantean que quieren patente del nombre indÃgena. Ahà se pudrió todo. Yo integré un grupo que se llamaba el grupo Sepé, que no buscaban personerÃa jurÃdica, sino que buscábamos trabajar sobre las vÃas del rescate del pensamiento, hacÃamos campamentos en Salsipuedes. Pero hay otras organizaciones menos públicas que son más mÃsticas, que hacen encuentros del tercer grado con los espÃritus de los indios.
─ ¿Cuáles son los objetivos que buscan?
─ Los objetivos que deberÃan de tener estas instituciones si asà se presentan, es rescatar las memorias indÃgenas que existen en el Uruguay. Pero se han dedicado mucho mas a estudiar los indicadores genéticos de dinastÃas que permiten probar su representatividad.
En definitiva, el denominador común de estas asociaciones es transformar los programas educativos y difundir la otra parte de la historia. Por otra parte, tienen conflictos legales fuertes. Cuando se crea el primer encuentro auspiciado por la UNESCO de sociedades culturales y de descendientes indÃgenas del Uruguay, Rodolfo MartÃnez Barboza va a Chile, se encuentra con Rigoberta Menchú. La ADENCH denunció ante el mundo entero la usurpación. Cuando llegan los restos de Vaimaca la pelea es peor, habÃa por parte de un montón de organizaciones mÃsticas, -que la nuestra apoyaba-, que Vaimaca fuera a la tierra. Desde el punto de vista de la INDIA no importaba a donde fueran, pero consideraban que habÃa que hacer estudios cientÃficos de ADN, y desde el punto de vista de la ADENCH eso era tratar a Vaimaca como a un dinosaurio. Entonces ahà el debate fue impresionante.
─ ¿El conflicto se mantiene?
─ Se mantiene, el odio es brutal. Yo creo que es un error ese desguasamiento que hizo la universidad, que cada cual se quedó con un huesito. Por una sencilla razón, un charrúa del siglo XIX ya no era un bagaje genéticamente exacto, ser charrúa en el siglo XIX era una manera de ser. Pedro Campbell era rubio de ojos azules y fue charrúa honoris causa por cuatro años y varios muchachos negros y varias muchachas negras nacieron charrúas. De los cuatro charrúas que van prisioneros a Francia, dos eran bautizados con nombres cristianos, MarÃa, Micaela, Guyunusa, Laureano Tacuabé, los cuatro jugaban truco. Entonces a mà me pareció un disparate ese desguasamiento que INDIA defendió. Se le otorga a Mónica Sans y a toda la Facultad de ArqueologÃa los restos de Vaimaca, “nosotros legitimamos que ustedes estudien los huesosâ€. Eso ha generado unos enconos impresionantes. Por otro lado también en la interna de los grupos indigenistas surge hace tres años el tema de las papeleras, ¿ser indÃgena es defender el medio ambiente? Entonces ahà surge otra pelotera más. Claramente la mayorÃa de la gente del ADENCH está en contra, y la gente de INDIA dice que la Universidad, la Facultad de QuÃmica tiene razón, ellos la defienden.
─ ¿Qué ha pasado con la cultura charrúa?
─ Hace diez años un investigador Argentino Ibarra Graso, mete todos los códices charrúas que hay acá, en Rió Grande de Sul y Entre RÃos en la computadora y publica la gramática charrúa, como se conjuga su predicado, sujeto. Eso genera una gran conmoción y resulta que la sangre charrúa de la provincia de Entre RÃos está prácticamente radicada en la zona de Villaguay. En Villaguay, Gabriel de la Soaya, descendiente charrúa, y Rosita Albariño crean un grupo que se llama “grupo charrúa pueblo jaguar†y empiezan a hablar charrúa y a experimentar la sonoridad de las palabras charrúas, apelando a gente muy viejita, el indio Floro que tenia 140 años y los indios charrúas que quedan en el chaco cuentan historias interesantÃsimas, que están viviendo con los tobas. Empiezan a trabajar sobre la sonoridad charrúa, eso se contagia a otro grupo indigenista que se separa del ADENCH, que es el grupo Bascuadé Inchalá en donde está Mónica Michelena, sanducera, que tenÃa una abuela charrúa que le cantaba “manosanta
vencedoraâ€. Ella es profesora de literatura y volvió a recordar a su abuela que le “canturreaba†en incomprensible lengua charrúa, un montón de melodÃas que a ella le habÃan quedado. Entonces reconstruyendo la sonoridad charrúa con su marido que es un investigador indÃgena, y con un grupo de gente empieza a hacer canciones charrúas. La universidad y la INDIA “le dan por la cabezaâ€, en cambio la ADENCH la defiende. Entonces al mismo tiempo se forma un tercer grupo, un nuevo grupo, el grupo VidaÃ, que hace música y estudia con los cuarzos y otras cosas la sonoridad indÃgena, basándose en los viejos relatos de Centenera que describen el zapicano ejército en un romance, donde se usaban caracoles y atamboras, mas la descripción del tosco violÃn monocorde que tocaba Guyunusa, mas el arco de Tacuabé.
Entonces empiezan a experimentar sonoramente con los elementos musicales partiendo que la base rÃtmica tiene que ser la base rÃtmica pampa, la misma del malambo.
─ ¿Cuántos autodenominados descendientes pertenecen hoy en dÃa a una organización que los nuclea?
─ Una abrumadora minorÃa. Es decir, la inmensa mayorÃa de los descendientes reales de la cultura charrúa no tiene la menor idea de que existen estos rollos institucionales. Porque viven en campaña. Ya Mónica Sans con su indicador biológico, que no es a mi juicio el mas interesante, que es el indicador genético del ADN mitocondrial, demostró que el bagaje genético del pueblo uruguayo es un 70% europeo, un 15% negro, y un 15% indÃgena. Todo esto desigualmente distribuido, la minorÃa étnica afro es más urbana y la minorÃa étnica indÃgena es más rural. Eso es interesante como primer elemento a tomar en cuenta, pero el problema es que una persona de pelo chuzo y de pómulos salientes y dentadura perfecta que es bancario en Cofac, no es tan charrúa como un muchacho rubio de ojos azules que anda a caballo, que conoce todos los secretos del monte y se mete en el monte a cazar mulitas y que conoce por los teros si va a llover o no. Entonces, ¿cuántos descendientes charrúas hay? Nosotros esas preguntas nos las hicimos además por que la historia oficial dice que eran poquÃsimo, eso se debe a un error bastante explicable, acá lo que predomina es la sangre guaranÃ, los guaranÃes siempre vinieron acá en peregrinación. Para fortalecer los lazos comunitarios los pueblos de la selva hacÃan esas peregrinaciones, además los pueblos de la selva no ven amaneceres, entonces conocer la salida del sol sobre el océano era fundamental. Cuando acá es la vaquerÃa, los peregrinos vienen con los guaranÃes, con los curas. Cuando los jesuitas son expulsados es una guerra sumamente sangrienta, la guerra guaranÃtica, muchos guaranÃes para no volver a ser esclavos en las misiones se vienen a ser gauchos. Pero esos guaranÃes ya vienen cristianos, venir cristianos significa que se bautizan, bautizarse significa que existen para los registros. La inmensa mayorÃa de los charrúas no eran cristianos, entonces no hay registros.
─ ¿DeberÃamos hablar de descendencia cultural o genética?
─ Si vamos a lo cultural, yo te dirÃa que lo que nosotros tenemos es un pueblo con un altÃsimo mestizaje de prácticas charrúas vinculadas como genes recesivos en una matriz predominantemente europea. Hay un montón de rituales que se enmascaran en ritos cristianos, es decir, aparece la luz mala y vos te persignas. Entonces esta barrera espiritual (hace la señal de la cruz) viene de Europa, pero la luz mala viene del animismo, es decir, las almas no fueron
ni al cielo ni al infierno, rondaron. Ahora ese animismo es: indÃgena, africano o español. ¿Cómo cuantificar la gente que tiene ascendencia indÃgena? Yo te dirÃa que para eso hay que dividir el Uruguay en tres; el mundo urbano, el mundo de la ganaderÃa extensiva y el mundo chacrero. Hay tantas diferencias entre el mundo chacrero y el mundo de la ganaderÃa extensiva, como el mundo chacrero y el mundo urbano. Y que donde más predominan estas prácticas culturales es en el mundo de la ganaderÃa extensiva. Y eso porque el charrúa del siglo XVIII eligió el caballo como una estrategia adaptativa para sobrevivir en un ecosistema de praderas donde estaban expuestos a la represión, utilizándolos para emprendimientos productivos nuevos que permitÃan incluso el trueque con el mercado mundial, sobre todo el cuero para sus nuevas artesanÃas.
─ ¿La actividad productiva de ellos estarÃa focalizada en el cuero?
─ Desde el siglo XVIII, en España tener vacas era carÃsimo. Ni que hablar en Escocia, ni que hablar en las zonas donde hay praderas, la nieve mata. Entonces es la ración lo que descubre Hernandarias entre los Jesuitas al mismo tiempo es que acá hay pasto todo el año, acá el ganado se reproduce solo. Los indios eligen manejar esos nuevos elementos para sus estrategias adaptativas, y esas estrategias desarrolladas nuevas como; las artesanÃas, la guasquerÃa, todo lo que es el trenzado. Todo eso, es una novedad mundial, pero además hace que a Rocha y Maldonado lleguen cientos de barcos holandeses e ingleses buscando cuero, y que ofrecen en trueque lo que los charrúas quieran.
─ ¿En qué zona del territorio se concentran estos descendientes?
─ Yo te dirÃa que donde hemos encontrado, con más memoria ritual, dirÃa que es: zona de Arerunguá, ruta 31 entre Tacuarembó y Salto, Tacuarembó, algunas zonas de Cerro Largo y una pequeñÃsima zona de Soriano donde están distinguidas de los Chaná que eran los predominantes de Soriano. También te dirÃa en segundo plano Paysandú.
─ ¿Qué podes decir de la alimentación?
─ Los dientes y restos óseos que se han encontrado, por la forma de pulimento y de erosión de los dientes, claramente los charrúas del siglo XVIII comÃan mucha carne. No se han encontrado cuerpos momificados por la humedad de nuestras tierras, como si se han encontrado en el altiplano cuerpos momificados por la sequedad. No hay por las condiciones de humedad de nuestras tierras, cuerpos que se hayan conservado. Lo que hay son crónicas, descripciones que parten de una visión desde afuera, que hablan de la mandioca, del maÃz y del zapallo como complementario. Me decÃan los alemanes en el Paraguay: “Gonzalo: hay una cosa muy rara en la historia de ustedes, en la pradera fértil es mucho más fácil sembrar que en la selva, porque en la selva para que haya fotosÃntesis tienen que hacer roscaâ€. Entonces si los pueblos se visitaban, si hay cerámicas guaranÃes en Rocha, como es que iban a la selva a sembrar y en la pradera no se sembraba. Eso mismo pasa con el mundo gaucho, en el mundo gaucho vos te imaginas un mundo gaucho con un montón de hombres a caballo, todos hombres que se clonaban entre sà y daban mas gauchos y mas gauchos. Pero en realidad el mundo gaucho tiene unidades productivas que es la estancia cimarrona, donde se hacÃa jabón,
se hacÃa velas, se hacia herrerÃa, habÃa fragua, se hacÃan trabajos de carpinterÃa y se almacenaban yuyos indÃgenas y se preparaban medicinas, queso y embutidos; o sea la estancia cimarrona del siglo XVIII es el equivalente al mundo medieval europeo y eso también es mundo gaucho, y es un mundo de hombres y mujeres a caballo. Entonces hay como una especie de esquema, una especie de estereotipo de describir de afuera lo que no se conoce bien; pero cuando vos apelas a la memoria anciana te da un panorama totalmente distinto.
─ ¿Podés hablarnos de algunas fechas relevantes para los charrúas?
─ Indudablemente, lo que los criollos llamaban la noche de San Juan, era la noche más importante para ellos, porque es el solsticio de invierno que se sigue celebrando como la noche de San Juan. Simétricamente los pueblos del sur festejaban en Junio la noche más larga porque la noche más larga es paradójicamente el anuncio de que los dÃas van a ser largos. Su calendario por otra parte es lunar, en estos momentos acaba de descubrirse en Salto un calendario lunar tallado en piedra cónica en la Cuchilla del Fuego. Les estaba hablando de las fechas precolombinas, las fechas precolombinas fundamentalmente es el solsticio de invierno y los ciclos de maduración de las diferentes plantas y las temporadas de pesca, todo regido por las estaciones según un calendario lunar lo que sorprende a la gente sobre todo es las fases de la luna que son referencia de todos estos pueblos, es mas, parece ser que los pueblos más tropicales y más andinos le dan mas importancia al sol y los pueblos pampéanos se rigen mucho mas por la luna. No hay una explicación clara del por qué pero estos pueblos eran pueblos de la luna. Les cuento de los aniversarios. Ya para los indios del siglo XIX la memoria de Salsipuedes fue fuertÃsima; hay una historia que recogen historiadores argentinos que se llama “Memorias del Federalismo en el RÃo de la Plata†y cuentan lo que pasó con algunas muchachas charrúas cautivas en Montevideo.
─ ¿Qué tradiciones y celebraciones los identifican?
─ En realidad todos los indios de las praderas tienen celebraciones iguales, es decir, lo que cambia en la regularidad animista, lo que es el ecosistema, no cambia el sentido de la celebración. Entonces una cosa absolutamente tÃpica que pervive en muchas partes del pueblo uruguayo, es la presentación de los niños a la luna. Donde está el cementerio se entierra la placenta primero, señal a los espÃritus dormidos de que hay un nuevo miembro en la familia extensa, se entierra el cordón umbilical y en la primera luna llena que es lo que energiza a los espÃritus, le sacan el mantito al bebé y desnudito lo presentan a la luna, para el reconocimiento de los espÃritus.
─ Nosotros sabemos que hay descendientes viviendo en paÃses limÃtrofes ¿cómo es el vÃnculo entre las comunidades establecidas en Uruguay con las el exterior?
─ Cruzan, allá no hay tanto problema para relacionarse. La asociación de descendientes charrúas de Villaguay tiene sus propios problemas en relacionarse con la asociación de querandÃes, con la asociación de chanás, la asociación de guaranÃes del norte de la provincia, entonces que pasa, ellos tienen cierta propiedad de lo charrúa, lo mismo pasa en Bagé y en la zona de Rió Grande do Sul. Usualmente tanto las organizaciones de Villaguay como las organizaciones de Bagé charrúas, se vinculan con CONACHA y con ADENCH y no con la
INDIA. En cambio otras organizaciones más mayoritarias del norte de América del Sur, tienen mucho mas información sobre INDIA, sobre todo porque INDIA fue el primero que copo todas las redes internacionales, entonces la referencia es INDIA. Además existen intercambios, en la noche de San Juan va gente de la CONACHA a Tihuanaco en Bolivia, vienen ellos para acá, se hacen fogones y después encuentros sobre derecho, etc.
─ Y a partir de lo que has investigado. ¿Vos crees que se sienten discriminados o excluidos por la sociedad uruguaya?
─ El problema es que la mayor parte de los descendientes indÃgenas del Uruguay, no se asumen como indios, hay un problema genético que también juega. Muchos de los caracteres genéticos de lo indÃgena son recesivos, en relación con los caracteres indoeuropeos mientras que los caracteres africanos son dominantes, es decir, se casa una muchacha blanca con un muchacho negro y el nene tiene rulitos. Muchos caracteres indÃgenas son mucho más disimulables por la migración de Italia del sur y España del sur que llega al Uruguay, entonces pasa mucho más desapercibido. En Uruguay por ejemplo no hay un racismo claro contra el indio, si existe, sobre todo, en sectores de mayor edad con relación al negro, pero no existe con relación al indio. El pueblo indÃgena no se siente discriminado, pero no se auto percibe como tal. Mucha gente acá que se siente blanquita y dice que asco le tengo a los negros, llega a Noruega y lo discriminan. Nadie se auto percibe acá como indio a menos que quiera auto percibirse como indio.
─ Y los que se auto perciben ¿hay un número?
─ Los que se auto perciben en general o están en asociaciones nativistas, o están vinculados al mundo del caballo, de las jineteadas porque lo que heredan de lo indÃgena fundamentalmente son dos cosas: el ser vencedores y el ser jinete.
─ En lo que respecta a las raÃces históricas nuestras ¿crees que en la actualidad la sociedad uruguaya reconoce como parte de nuestra identidad la cultura indÃgena?
─ Ahà hay dos cosas. La historia oficial ha insistido mucho en que sà tenemos sangre indÃgena, pero es guaranÃ. Que lo charrúa es poco menos que un mito. Ese fue el gran operativo guaranÃtico para borrar lo charrúa de la memoria de los uruguayos que tuvo la complicidad de alguna gente fundamentalmente los más corruptos y que en definitiva de lo charrúa acá no queda nada, que es todo guaranÃ. A partir de ahà mucha gente me dice: “¿Pero cómo, Gonzalo? ¿No estás actualizado? Mira que ahora es muy claro que todo es guaranÃâ€, a partir de ahà surgen varias corrientes, está muy claro en el pueblo uruguayo de hoy, sobre todo entre la gente joven, que tenemos sangre africana y sangre indÃgena, otra cosa es el tema charrúa. SerÃa un honor tener sangre guaranà porque el pueblo guaranà es maravilloso, pero acá no se trata de competir lo charrúa con lo guaranÃ, se trata de una intención esencial de relativizar el genocidio, porque en el genocidio de Salsipuedes se logra entender una cosa fundamental, que el Estado Oriental nace con una definición claramente anti artiguista, que el partido colorado se funda a partir del club cisplatino, es decir, el partido colorado es el club de los enemigos de Artigas y que la constitución del treinta es una constitución que fundamentalmente inaugura la contra-revolución agraria, un proceso de consolidación de la gran propiedad que Artigas habÃa
cuestionado y que se consolida la gran propiedad. Del treinta al setenta y cinco es la contra-revolución agraria y uno de los episodios más sangrientos de la contra-revolución fue Salsipuedes.
─ ¿Y la música de los charrúas?
─ Ahà tenemos las descripciones que hacen de Tacuabé y Guyunusa en Paris, que se esconden a espiarlos, y entonces ahà describen el violÃn monocorde de Guyunusa y el arco de Tacuabé. Es una descripción hecha en Francia minuciosamente. En Francia les esconden en la pieza de al lado una orquesta de cámara, un pianista y observan como reaccionan los cuatro ante la música y la constatación que hacen los franceses, es que reaccionan mucho mas vivamente a la música de chamarra alegre y más indiferentes a los scherzo y la música lenta, oyen con mucha atención pero no reaccionan. Después Centenera dice que en el comienzo los ejércitos de charrúas tenÃan una banda musical con flautas, atamboras, que se supone que todo el mundo lo traduce por tambores y caracoles sonoros. Esas son las tres lÃneas de instrumentos que describen.
Entrevista a Juana Olivero- Integrante de INDIA.
― (…) Nos habÃan dicho que habláramos con Gonzalo Abella, hablamos con él, después con Picerno y con Mónica Sans. Pero del lado de Gonzalo Abella y de Picerno, como que no nos cierra el asunto. Mónica nos aclaró bastante, cuando hablamos con ella. Y nos faltaba la visión de INDIA, no tenÃamos la visión de ustedes.
― Claro. El problema es que Abella ha tenido peso porque ha escrito libros, cuentos, etc. Pero igual escribe disparates y no se preocupa. Uno se preocupa cuando escribe una cosa, de que esté bien. Pero él te lo demuestra en lo contrario. Esa es la postura. No es un tema para tocar de oÃdo. Y Picerno es una persona medio tocada. Hace muchos años, se formaron asociaciones acá.
― ¿Cuándo nace INDIA?
― INDIA nace en 1998. Pero, previo a INDIA estaba AIDU, que ahora ya no está- Asociación Indigenista del Uruguay-. Esa fue la primera que se formó. Y después estaba ADENCH. Las 2 se formaron en 1989. Pero primero fue AIDU. Yo estuve trabajando en AIDU muchos años, hasta que me fui a vivir a Paysandú, a fines de 1997. Y ahà dije no, me corto, no quiero más nada. Y Rodolfo me llamaba.
― ¿Cuándo murió él?
― El año pasado. Y te digo, habÃa 2 posturas. Una postura de AIDU, y otra postura de ADENCH. La postura de ADENCH es realmente un horror. Si ustedes hablaron con Mónica Sans, les puede haber explicado que vos, lo que lográs saber es una ascendencia. No hay una
continuidad cultural, un proceso de cultura. Habrá algunos rasgos, habrá muchas cosas. Pero desde el punto de vista cultural, no hay una continuidad, se cortó esa continuidad. Entonces, vos no podés decir que sos, sin no tenés una tradición oral clarÃsima, muy clara que te llega por las 5 generaciones. Por ejemplo: vos sos una generación, está la de tus padres, la de tus abuelos, tus bisabuelos y tus tatarabuelos. Y ahà pará. Porque después la tradición se empieza a desintegrar con el tiempo. Y esa tradición oral es la que te dice “soy de tal grupoâ€, “de tal otroâ€. Y eso es lo que yo he tratado de explicar a los de ADENCH. Cuando éramos unos por un lado, otros por otro. Los de ADENCH por un lado (…). Ahà habÃa una mujer, Elena Gil; el que está ahora se llama Auyanet. Auyanet no conocÃa nada de los temas de antes. Pero dicen que es una persona de bien. Pero vos no podés decir con certeza, - no te digo que tengas que saber con peso cientÃfico- como en una reunión a la que fui, “yo soy descendienteâ€. Pero eso te lo pueden decir otras personas, también. “Yo soy descendiente del cacique fulanoâ€. Pero casi todos son de Sepé ¿Cómo van a ser todos descendientes de ese cacique? Un dÃa estábamos en una reunión grande, y estaba Acosta y Lara. Don Eduardo. De apellido medio triste. Pero es una muy buena persona. Fue docente de antropologÃa en la Facultad de Humanidades y Ciencias. Fue investigador, aportó documentos al conocimiento de la temática. Y ha escrito mucho sobre charrúas, sobre guaranÃes, sobre muchas cosas. Tiene 2 tomos preciosos: “La Guerra de los Charrúasâ€. Estaba Rodolfo MartÃnez Barbosa, el que fue presidente de INDIA. Y Rodolfo dice “yo soy descendiente del indio Porotoâ€. Y don Eduardo Acosta y Lara se da
vuelta y le dice “ah, lo felicito MartÃnez Barbosaâ€. “Es descendiente del cacique Cumandáâ€. HabÃa entre los minuanes un cacique que se llamaba Cumandá. Y poroto se traduce al portugués como Cumandá. Te cuento ese chiste para ver el ambiente de pavada en que se dio esa reunión.
― ¿Conoce a Bernardino, lo ha sentido nombrar?
― SÃ, el de allá de Tacuarembó.
― Dice que es bisnieto de Sepé.
― SÃ, puede ser. Es muy probable que sea.
― Fue Acosta y Lara el que lo ayudó a buscar su ascendencia.
― SÃ, es muy probable que sea. Yo te digo, en la mayorÃa de la gente que se te arrima, fulano, mengano. Y no es un caso de esos. Y bueno, esas eran las discusiones. Bueno, después hubo otras, ya cuando hubo un grupo grande que se escindió, salió del ADENCH. Era Susana, era un grupo como de 15 que se fueron del ADENCH, por allá por el ´96 más o menos, o el ´97. Cerca de la época en que yo me fui para el interior. Unos cuantos meses antes de eso. Y después esa gente formó INDIA. Las discusiones eran muy cerradas, las personas no razonaban. A pesar de que era una arquitecta- Elena Gil-. Y yo muchas veces le decÃa “zapatero a tus zapatosâ€. Seguro, ¿qué querÃan inventar? Muchas veces tenÃamos grupos de charla en conjunto. Se habÃa empezado a buscar la Casa del Indio. Nos habÃan ofrecido varios lugares. A Elena Gil nunca le servÃa. QuerÃa en Pocitos ¿Qué clase de indio somos? QuerÃa en la casa barco- el Castillo Pittamiglio-, querÃa que le dieran ahÃ. Nos habÃan ofrecido allá en el
PTI, en el Cerro. Bueno, varios lugares, nunca le servÃa nada. Porque “el barrio, que esto, que lo otroâ€. Es cierto, a veces las reuniones pueden ser de noche, y (…). Pero yo querÃa focalizar más en lo que ustedes quieren saber. Porque estamos hablando de (…).
― QuerÃa preguntarte si INDIA tiene algún financiamiento del Estado ¿Tienen ayuda del Estado?
― No, ninguna.
― Es sólo el autofinanciamiento.
― Nunca tuvo financiamiento del Estado. Me arrimé cuando me impactó, cuando Rodolfo falleció, a darle una mano a la gente que quedaba en INDIA, que son amigos.
― ¿Son muchos los integrantes ahora, los que están participando?
― No, en este momento no son muchos. Pero siempre tenemos la idea de poder ampliar todo lo que se pueda haciendo un trabajo para el interior. La sigla de INDIA significa “Integrador Nacional de Descendientes de IndÃgenas Americanosâ€. Ningún grupo, ninguna asociación es grande en este momento. Asociaciones hay 2: INDIA y ADENCH. No sé acerca de la
situación interna de ellos en este momento, porque no tengo a nadie de confianza para que me diga. Me encontré hace poco, en una reunión del Ministerio de Educación y Cultura sobre el tema racismo, con Auyanet y otro más. Me empezaron a contar cosas. Y yo les digo “qué me contásâ€, “¿vos te olvidaste de que yo estoy desde principio en esto?â€, “¿no me voy a dar cuenta?â€. Las cosas no son asÃ, no se escriben asÃ. Y Auyanet se interesó. Pero bueno, viste, vos no podés estar peleando.
― Vistes que ellos se autodenominan descendientes charrúas, ¿qué te parece eso?
― Está mal, está mal.
― Porque ellos nos contaban como era sentirse, tener conciencia, rescatar la memoria del pasado (…).
― Eso está bien. Hay cosas que están bien. El rescate de la memoria histórica está bien ¿Vos que vas a buscar? Vas a buscar en tus ascendientes indios, tu familia que tenga una ascendencia indÃgena. Vas a buscar algo de tradición oral que haya quedado. Y eso es lo que te puede dar, desde el punto de vista cultural. Claro, hay muchas cosas que nosotros sabemos que son indÃgenas. Por ejemplo, vos buscas en la toponimia del paÃs- los nombres-. Uruguay, Arapey, Daymán, Queguay, Tacuarembó, YÃ, (…). Toda una serie de nombres. Acá, las calles de Montevideo, en los barrios, son todos nombres indÃgenas. Entonces, tenÃan un peso importante ¿Cómo se van a mantener si no tuvieron un peso importante? Sobre todo en el interior. Si vos averiguas, desde el punto de vista histórico en Uruguay, todo lo que es el paÃs menos Montevideo, se habló hasta 1848 en guaranÃ. Será el guaranà de las Misiones, por su influencia, será por lo que será, pero se hablaba.
― ¿Cuál es tu postura con respecto a Vaimaca? Porque ellos dicen que tendrÃa que ir a la tierra, que no deberÃa estar en el Panteón.
― Yo que sé, son posturas. Con lo de Vaimaca hicieron cosas increÃbles. Se buscó, se trató de que vinieran los restos. Nunca le dábamos corte. Vamos a ser sinceros, nunca se le dio corte a los pedidos de ADENCH, de INDIA, de que trajeran los restos para acá. ¿Cuándo se apoyó eso? En el congreso en Durban, Sudáfrica, en un encuentro sobre racismo, discriminación, estuvo presente Rodolfo MartÃnez Barbosa. Ahà se pidió y se formó, y las naciones apoyaron la solicitud de que los restos sean devueltos a su lugar de origen. Allà se ejerció una presión. Esa fue la real. Mirá que yo no era de INDIA. Yo estoy en INDIA ahora, luchando. O sea que no me pongo la camiseta de algo que yo no hice. Y después, tuvieron denuncias, tanto Rodolfo MartÃnez Barbosa como Mónica Sans, por vilipendio de cadáver. Tuvieron denuncias graves, cosas disparatadas. Llegaron a estar presos. Tuvieron una prisión domiciliaria. Por poquito, porque después vieron que eso era un manejo. Pero les hicieron cosas muy feas, muy serias.
― Auyanet se encadenó.
― Yo no me acuerdo de todas las cosas que hicieron en ese momento, porque yo no estaba participando. Considero lógico el hecho de que Mónica Sans investigara. Pero trabajó sobre una muela, no destrozó el esqueleto. ¿Por esa muela le van a hacer un cargo de vilipendio de
cadáver? Ahora, a mà me parece que si está en el Panteón Nacional, se le está rindiendo un homenaje. La diferencia entre que esté en el Panteón Nacional y que esté en la tierra: ellos habÃan luchado junto a Artigas por la formación de este Estado. Entonces, si ellos habÃan luchado, más allá de todos los episodios con Rivera (…).
― Nos decÃan que quieren sacar a Vaimaca del Panteón y llevarlo a la tierra, por un tema de religiosidad. Que los charrúas no querÃan otra religión que se les impusiera, y paradójicamente terminaron en un cementerio cristiano. Que tendrÃa que salir de ahÃ.
― Y bueno, yo no tengo inconvenientes. Para un lado o para otro, si ellos consideran eso, no sé. Es un punto de vista. Son esas posturas medias exacerbadas, medias doctrinarias. Es asÃ, no les da para otra. Pero también podés pensar la otra. Le rindieron honores a Vaimaca. ¿Qué más que rendirle honores a una persona que enfrentó a Rivera? Al rendirle honores están borrando con el codo todo lo que habÃa hecho Rivera, ¿no? Hay una serie de cosas en las que uno tiene que tener más flexibilidad.
― Inclusive el tema de la lengua. Ellos en una parte están recopilando una serie de códigos de la lengua charrúa.
― Si, viste. Y hay quienes dicen que hablan charrúa.
― Ahà va. ¿Qué opinás sobre eso?
― No. Eso es un disparate.
― ¿Estuviste en el Seminario de Identidad en la Facultad de Derecho?
― No, no estuve.
― ¿Ubicas a Mónica Michelena?
― SÃ, sÃ.
― Nosotros estuvimos. Y en el acto de cierre ella habló unas palabras. Ella dice que eran charrúas. Pero traducinos que es en charrúa. Eso quiere decir “gracias por no se cuanto (…)â€. O sea, ellos dicen que hablan la lengua charrúa.
― No. Mira, yo te voy a explicar dónde le entró la indigenidad a Mónica Michelena. En el año ´92, fines de noviembre, principios de diciembre, acá se organizó el Primer Encuentro Regional de Pueblos Indios. Por primera vez se organizó acá. Lo organizó AIDU; yo en ese momento era la secretaria ejecutiva, o sea, yo estaba en la organización. Vinieron 12 pueblos diferentes. Representantes, no de la capital, de la selva. Vinieron de los otros también. Estuvieron acá reunidos, en el hotel que está en el Parque Rivera, en el lago. Y todas las noches se organizaba paralelamente a eso- ellos deliberaban durante el dÃa- actividades acá en el Cabildo montevideano. Ellos se venÃan, porque nosotros tenÃamos contratado un ómnibus. Nos traÃamos las cosas de allá. Y acá se llenaba de público. Bueno, paso de que nosotros, con otra compañera de AIDU, estábamos en la organización del evento. Faltaba 1 dÃa o 2. Estábamos en un bar con visitas que habÃan llegado. Y vemos a un indio, indio. Le preguntamos de dónde era. Dice “yo vengo de la Antártida, en un barcoâ€. “Ah, miráâ€. “¿Y de donde sos?â€. “Yo tengo ascendencia mochiâ€. Alguno de sus padres era descendiente de mochi. No sé si era el padre o madre, no me acuerdo quién. Entonces fue para allá, de noche lo invitamos a organizar el encuentro. En ese momento se vino gente de todos lados. Y dentro de toda esa gente, cayó Mónica Michelena, que ahà se conoció con Alejandro. Formaron pareja, y hoy tienen unos chiquitos. Entonces ahà le surgió a Mónica lo charrúa.
― SÃ. Porque a él lo encontramos en la Facultad de Derecho. Y nos contaba eso. Inclusive nos dio unos CD´s. Pero no nos cerraba mucho tampoco. Y nos contó “yo soy esposo de Mónica Michelenaâ€.
― Pero queda mal que Mónica diga que habla charrúa. Él es músico. Porque ellos investigaron sobre la parte musical, que acá la única investigación de ese tipo fue la de Lauro Ayestarán. Estudiaron términos. Han escrito unas canciones que son lindas. Yo tengo un taller indÃgena para niños. Lo llevo a Alejandro al taller, y le pago también (risas). Y los chiquilines quedan enganchados con eso, conocen mucho de los indios. Ella es estudiante y profesora de matemáticas. Ahora está de india (risas). Viste como es la cosa. Y bueno, cada uno se revuelve como puede.
― ¿INDIA tiene objetivos ahora?
― En este momento, estamos abocados siempre a la parte educativa. Pero no formar ningún bolaso. Formar en lo que es realmente. “Esto es asÃ, y asÃâ€. Nosotros podemos saber hasta acá.
Hay que ver lo que se puede saber, hasta donde se puede llegar. Nosotros podemos, por lo menos ahora, hasta que no sea descubierto más nada, saber esto, esto y esto. Existe una ascendencia biológica. Se explica. Hay tradiciones culturales que se mantienen. Uno sale al campo y ve, por ejemplo lo que te decÃa Gonzalo Abella de la presentación de los niños a la luna. Eso es cierto, se presentan niños a la luna.
― Pero no que haya una cultura, como dicen ellos.
― Son fragmentos. Lo que no hay, no existe un proceso cultural. Hay pequeñas cosas. ¿Por qué? Porque se integraron por su gusto o porque los forzaron, o lo que sea. Pero se integraron a la cultura blanca. Y nosotros somos mestizos. Seremos orgullosos descendientes, como dicen los papeles de INDIA, pero no importa. Hay que ver la realidad tal cual es. Porque no en balde vos tenés, de 16 abuelos, 1 indÃgena. No sé cuanto les dio Mónica Sans, pero 1 cada 4 uruguayos tiene ascendencia. No sé si cambió ahora o no.
― Un tercio de la población.
― ¿Un tercio te dijo ella? Bueno, pueden haber avanzado más.
― Si, hay más investigaciones.
― Seguro. El árbol genealógico se arma, se abre enseguida. Tenés tu padre y tu madre. Y después, tu padre tiene 2 abuelos. Y tu madre tiene 2 más. Ahà ya tenés 4. Y de ellos vas teniendo enseguida. Enseguida formas los 16. De los 16, 1 tiene que ser indio. Se supone que los europeos, después de haber pasado 4 generaciones acá, ya tienen una mezcla indÃgena.
― Dice Mónica que el Uruguay de hoy se parece más al Pampa- Patagónico, al indio Pampa.
― Al indio Pampa- Patagónico. SÃ. Porque también le decÃan “¿cuál es la ascendencia?â€. Es Pampa- Patagónico. Que, la mayorÃa está por ahÃ. Hay quienes decÃan por ejemplo, como el lingüista Juan Pedro Rona,- que murió joven- que era ascendencia de grupos lenguas. Los lenguas son grupos chaqueños, del Chaco. También son altos, su lengua es gutural, porque la lengua de los charrúas era gutural. Y bueno, a mà me parecen bárbaras las cosas que hace Alejandro, que son recreaciones. Pero son inventadas por ellos. Los términos, son los de siempre, que habÃan recogido del Códice Vilardebó. Porque ellos no pueden inventar términos nuevos. Tienen que usar los del Códice Vilardebó, que habÃan recogido ya en las últimas épocas. Hay unas pocas palabras chanaes, hicieron una canción chaná. Pero vos de ahÃ, de esos pocos términos, no podés decir que hablas. Ni sentirte, ni vestirte con taparrabos, como se visten a veces.
― Como nos decÃa Mónica Sans, que no hay oraciones ni sintaxis. Son términos aislados.
― Exactamente, lo que pasa es que la gente no entiende y afirma cualquier cosa.
― ¿Por qué te parece que las asociaciones surgen en el ochenta y pico, después de la dictadura básicamente?
― Surgen por varias causas. Hay un movimiento en América de reivindicación, de grupos formados por los propios indÃgenas. En toda América, de diferentes raÃces. Y aparte, también hubo un movimiento muy grande por los famosos 500 años. Unos decÃan “¿500 años de qué?â€. “¿De conquista?â€. Hubo posturas muy encontradas en eso. Eso removió mucho. Y aparte, acá se dio de la presencia de los guaranÃ- mbya, que desde fines del ´84 habÃan entrado al paÃs, y estuvieron en contacto. Una vez me dijeron “venÃ, vamos a verlosâ€. Yo le dije “vamosâ€. Llegamos a un lugar en donde estaban ellos sentados, un lugar muy precario. Y vemos una hamaquita chica, y abajo un arquito chico. Yo dije “ayâ€. “Ahà tiene que haber un niño, un varónâ€. Porque era lo que le daban a los niños varones. Y justo, habÃa un niñito varón. Fue un impacto, un choque con la realidad. Porque eso lo leÃamos en los libros. Era cosa de los libros. Los indios, para nosotros, eran lo que nos contaban los libros, ¿o no? ¿Para ustedes no es asÃ? Con relación al trabajo de las asociaciones y de las agrupaciones, fue un trabajo sistemático. Con información, con charlas, con encuentros. Era una realidad diferente. Y se buscaba que se supiera, que se viera que esas minorÃas no eran tales. Hubo un momento en que la ascendencia indÃgena se tapaba, se escondÃa. Yo conozco familias en el interior, que decÃan “una chinitaâ€. “El tÃo fulanoâ€,- a veces esos nombres españoles o vascos- franceses- “se casó con una chinitaâ€. La chinita no era tal, sino que era una india. Era escondida, tapada. En estos años, lo que se hizo fue revertir eso. Se luchó para que se reconociera la multiculturalidad. Acá hay varias cosas, por las cuales se da pie a ciertos disparates que se dicen. Una, es la lucha que se hizo, y que la gente reconoció. Desde el gobierno se reconoció la pluralidad y la multiculturalidad. Pero además hubo, en un encuentro indÃgena que se realizó, - no me acuerdo si fue en Ecuador o en Perú- un reconocimiento. Si vos no tenés ascendencia indÃgena, y querés serlo, podés. La autodeterminación. Y eso ha dado pie a que se llegue a decir que aquà viven en comunidades. Pero eso es un disparate. ¿Qué comunidades?
― Está el tema de Salsipuedes, también. “Que los cuerpos están debajo de la Laguna del Silencioâ€. Manejan varias hipótesis.
― Pero hay cosas disparatadas. Fue un momento de mucha confusión. Lo que se larga es confusión sobre esos temas. Porque son temas importantes. No sé si ese manoseo es por desconocimiento, o es malintencionado, pero sólo lleva a confundir. Mirá, yo tenÃa talleres sobre este tema en Magisterio. 4 años seguidos di talleres. Pero tenÃa tales problemas con los alumnos. Ninguno perdió, te aviso (risas). Me decÃan “no, pero Abella dijo tal cosaâ€. Y qué me importa lo que diga Abella.
― SÃ, es lo que nos pasaba a nosotros.
― “Fulano dijo tal cosaâ€. Pero no es el que haya dicho. Un tal Porley (…).
― Rodolfo Porley. El que escribió El Laberinto de Salsipuedes. Que quiere hacer un documental.
― Algunas cosas de las que decÃa estaban bien. Pero hay gente que se sentaba y que decÃa que veÃa mariposas azules, y que se inspiraba y veÃa como disparaban las indias para un lado y para el otro. Si querÃan fumarse bueno, allá ellos.
― DecÃan que los ven debajo de los árboles. Que hay un silencio especial.
― Vamos a ser realistas. Vamos a ver qué cosas se pueden saber, y qué cosas no se pueden saber.
― ¿Conoces Salsipuedes, has ido?
― No, no fui. Vos sabes que nunca fui a esa zona. Tengo algunas cosas en el debe. Estuve en otros lados y trabajé en los enterramientos de Rocha, de los cerritos. Estuve en varios enterramientos. Después, armando en el laboratorio, trabajando en el laboratorio con eso. Con lo que se encontraba, que desde el punto de vista espiritual era muy importante; con lo que aparecÃa. Pero llegar a esos extremos no. Hay gente a la que uno aprecia como persona, pero que ve esas cosas. Se pone en estado de trance. Yo sé que la única forma de conocer no es solo a través del conocimiento cientÃfico. Nosotros tenemos un paradigma cientÃfico actualmente, pero en otro momento no existÃa. Hay otra forma de conocer. Pero no es asÃ, volándote.
― Inclusive dentro de la ADENCH, hay un conflicto en el grupo Guyunusa. Nos contaba Blanca RodrÃguez. ¿La conoces?
― ¿Cuál? ¿La periodista?
― No, otra descendiente de Sepé, que es de Tacuarembó.
― No la conozco.
― ¿Y a Ana MarÃa Barbosa? Es representante de Uruguay en el Fondo IndÃgena. Blanca RodrÃguez nos decÃa que no le ve mucha ventaja a que ella estuviese representando al indÃgena del Uruguay.
― Bueno, yo te explico. Son todas cosas que han dejado que desear. Una de las cosas que INDIA habÃa hecho, es la labor internacional. Trabajando muchÃsimo a nivel del tema racismo, discriminación. De que Uruguay aceptara la presencia multicultural, multiétnica. Y habÃa hecho un acuerdo con la gente de Mundo Afro. Un acuerdo de hermandad, de apoyo. En todo ese trabajo que no fue de 1 dÃa, ni de 2, ni de 3. Fue de varios años. Porque esto está desde antes del 2000. Empezó por el ´99, con la preparación de lo de Sudáfrica. Previamente estuvo lo de Santiago, después el Santiago + 5. En toda esa parte estuvo trabajando INDIA. Quien logró el status aquà en Uruguay, de que Uruguay participara, fue Rodolfo MartÃnez Barbosa. Trabajó muy bien. Él publicaba el Inchalá, un periódico que salÃa quincenalmente o semanalmente, no me acuerdo bien. Y ponÃa toda esa información ahÃ, todo lo que habÃan hecho. Tal es asà que una vez los de ADENCH se fueron a una reunión internacional, a reclamar y a denostar todo. Cosa que fue espantosa, por la forma de agresión. Se presentaron en el Ministerio de Relaciones Exteriores a reclamar un espacio. Entonces el Ministerio de Relaciones Exteriores dijo “esto es un problema de la sociedad civilâ€. Se lavaron las manos. Estaba MarÃa Elena MartÃnez en el Ministerio de Educación y Cultura. Era Presidenta de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura, que se formó a partir de todo este movimiento que surgió. Y en Relaciones Exteriores estaba el doctor Fernando Lubris. Yo
estuve conversando con ellos, por el hecho de cómo era posible que se generara todo eso. Y después ellos se reúnen. Fue ADENCH y fueron grupitos. Uno de Colonia, el PirÃ, el grupo de Borgogno. Pero Borgogno es 1 persona sola, no es 1 grupo. Después, esta mujer Barbosa, de Tacuarembó. Vos no podés comparar eso. 1 persona, 2 personas, bárbaro, opinamos sobre lo mismo. Pero si vos tenés 1 grupo, 1 institución formada de años, no es lo mismo. ADENCH debutó con ellos, porque le vino bien. Quien armó y orquestó todo eso fue Abella. Él arma todo, tira la piedra y esconde la mano. Porque Abella siempre se llevó de punta con Rodolfo. Y hacen las reuniones, y nombran. Pero no estuvo presente INDIA, que era la que generaba las cosas.
― ¿Citó a Rodolfo?
― Dicen que lo habÃan llamado. Yo no sé, porque nunca oà eso del llamado. Yo và los papeles, incluso los tengo. Porque a mà me los dio Lubris, que me dijo “mirá, vamos a hacer una cosa. Vos presentá una queja, al Ministroâ€. Le digo “decime vos, ¿te parece que diga que presenta a toda la indianidad de acá del paÃs, gente que forma un grupo que se llama CONACHA?â€. “Que sean descendientes de la nación charrúaâ€, me dijo. ¿Asà que lo único que hubo acá fue eso? ¿Y todo lo demás? Y todo lo demás no existe. Uno no está representado. ¿Cómo es eso?
― Dice que al 11 de abril le quieren poner “DÃa de la Nación Charrúaâ€.
― Claro, ¿sabes cuál es el encono de ADENCH con los demás? Ellos dicen que los que traicionaron a los charrúas fueron los guaranÃes. No es asÃ. Hay que saber un poco. SÃ, los
guaranÃes que estaban allá con Rivera, eran grupos guaranà y guayaquÃ. Los lanceros de Rivera, que después vinieron también para el sur, para San Borja, son guayaquÃ. No son guaranÃes. Tienen hasta otro fÃsico diferente que el guaranÃ. Son más grandes. Los guayaquà son los actuales aché en Paraguay. No se puede meter uno a disparatear en historia, sin conocer un poco. Ese es el problema. Hay gran desconocimiento de las cosas. Entonces les da por afirmar cosas absurdas. Yo lamento porque son temas sobre los que uno tiene que conocer. Porque a la gente la lleva a confundir.
― SÃ. Aparte es un tema muy delicado.
― Claro. Y bueno, viste, la cosa está asÃ.
― ¿INDIA está funcionando en Mundo Afro?
― SÃ. INDIA estaba allà en Mundo Afro. Estamos yendo poco y nada. TenÃamos toda una oficina para nosotros. Un local. Y ahora nos replegaron. Es un espacio chiquito. Y ahora estamos viniendo acá, a Ejido. Viste arriba de El Hornero, en Ejido casi Colonia. Es un apartamento particular, de Leila MartÃnez Barbosa. Nos queda más práctico. No estamos tan allá que en invierno es bastante embromado. Y nos estamos reuniendo 1 vez por semana. No es lo mejor, pero bueno.
― A Susana la conocimos una vez que fuimos al Cabildo, el 21 de junio de 2006.
― Ah. Como hoy. La fecha del Solsticio de Invierno.
― Estaban Ciro y Paula.
― Ciro, Paula. Seguro. Se leyeron unas palabras, y crearon una música muy linda. Ciro y Paula en una época estaban juntos con Alejandro y Mónica Michelena en Basquadé. Y después se pelearon y se abrieron. Y ellos están como grupo Chonik, adscriptos a INDIA. O sea, son de INDIA, pero cuando no les gusta se van. Es asà la cosa. Yo dije “bueno, yo voy a hacer lo mismo. Adscribo mi taller a INDIAâ€. “Pero lo dejo adscrito, cualquier cosa que se arme lÃo en INDIA me voyâ€. SÃ, pero en broma, eh. El panorama es medio entreverado. Pero la cosa es que a escala internacional, se ha trabajado sobre el tema.
― ¿Están afiliados a alguna organización internacional? ¿Al Fondo IndÃgena?
― No. Al Fondo IndÃgena no. Quedamos en segundo plano, tercer o cuarto. Ni siquiera figuramos. Después de haber generado el espacio, es increÃble cómo se lavaron las manos las autoridades de gobierno. Claro, porque tuvieron miedo, porque esta gente iba y hacÃa alboroto acá, iba a la Cámara y hacÃa alboroto allá. Y no sé qué apoyos polÃticos tuvieron en este gobierno. Mirá que la gente de INDIA es toda gente de izquierda. Pero realmente no sé qué pasó. Y lo que se intenta ahora es ver, desde una postura el asunto. Se continúa trabajando en el nivel educativo. Se sigue trabajando por el reconocimiento multicultural y multiétnico. Es uno de los objetivos que se buscan. Estuvimos hablando de reflotar el Inchalá. Después hubo que cambiarle el nombre y llamarlo Mar Inchalá. Si bien el Inchalá lo generó Rodolfo, fue cuando él estaba dentro de ADENCH. Y bueno, después le hicieron otras denuncias personales a Rodolfo. VivÃan de conventillos. Es gente a la que le gusta trabajar asÃ, qué sé yo.
― Lo de Picerno fue impresionante. Cuando fuimos con él era (…).
― Si ves lo que eran los e- mails, la página Web, todo lo que decÃa por Internet. Bueno, Mónica te puede decir, porque ella fue una de las agredidas. Después agarra de punto a la gente. Y yo le dije a Elena de la Fuente, que es la viuda de Rodolfo “yo no sé cómo ustedes permitieron todo esto. Porque yo voy y le hago una denuncia penalâ€. ¿Por qué va a difamar y a mentir asÃ?
― ¿Cómo apareció Picerno en este tema? ¿Es bastante nuevo, no?
― No, Picerno es de ADENCH. En ADENCH siempre estuvieron en esa rosquita tan envenenada, encocorada. Y siempre tenÃan una actitud terrible contra la gente de INDIA, porque era gente que se habÃa ido de ADENCH. Porque habÃan discrepado mucho, porque se habÃan peleado entre ellos. Y se fueron. Se escindieron y formaron otra cosa. TenÃan una especie de odio ancestral. Lo que hiciera INDIA, lo criticaban. Fue increÃble. A Mónica, al igual que a Rodolfo, llegaron a procesarla domiciliariamente. Fue por unos pocos dÃas, porque enseguida lo vieron. Pero escuchame, no son pavadas. Era para hacerle una demanda de aquellas, y que lo metan preso. Acá llegaron a meter presa a una mujer por decirle negra a otra. La metieron presa por relajarla por Internet. Las cosas que decÃa Picerno eran terribles. Mandaba cartas a Presidencia, y mandaba de arriba a abajo. Ese fue el tipo de cosas que
diezmaron o permitieron que ésta mujer, Ana MarÃa Barbosa, llegara a ese cargo. Representar y no saber ni qué es lo que está representando. Estoy segura de que nunca habÃan participado de encuentros regionales, cuál es la problemática indÃgena profunda. Porque hay problemáticas muy duras dentro de todo eso. Yo hacÃa tiempo que no estaba en el tema. HabÃa estado trabajando en la parte de derechos. Derechos fundamentales de los pueblos indios. Estuve en México trabajando con todos los pueblos indios. Esto es una vergüenza. Son sólo charrúas. Y llegar con eso a afuera es una vergüenza. Cuando hay realidades crueles, a escala educativa, de tierras, al nivel de la mujer. Hay realidades que te paralizan. De que matan niños como moscas. Ayer estaba leyendo,- porque a mi por suerte me llega mucha información del exterior, a INDIA también le llega- que están matando a un grupo que encontraron en la década del ´90 De 1300 personas, en este momento están quedando 500. Eso debido al contacto con la gente blanca. Y yo tengo gente amiga que trabaja y lucha por el tema indÃgena. Y acá estamos con ese tipo de pavadas. ¿Y vas a salir a afuera a pelear por esto? Es lo que yo le decÃa la otra vez al doctor Fernando Lubris, de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Es una vergüenza tan grande que gente que ni siquiera conoce la temática con profundidad vaya al exterior.
― Como representante por Uruguay (…).
― SÃ, mirá que bien, cómo han apoyado, ¿no? Quedó pasmado. Me dijo “bueno, mirá. Ellos pueden estar 2 años, y ahora ustedes pueden reclamarâ€. Y llamaron desde España y desde el Fondo, a ver qué iba a pasar con nosotros. INDIA tiene mucho más reconocimiento a escala internacional, que a escala nacional. El Inchalá llegaba a 52 paÃses o más. Hay cosas que se me escapan porque yo he participado, pero (…). Y ahora una de las cosas que nosotros queremos,- con todo ese material que nos llega, y con otras conexiones- es seguir manteniendo ese contacto con el exterior. A través del Inchalá, reproduciendo toda esa información. Y si le damos información a esta gente, bueno, tá. Mejor.
― ¿Hay alguna página nueva, o actualizada en la revista?
― No, no la tenemos todavÃa. Esto es algo fresquito, de la semana pasada. Y bueno, lo otro son los talleres. En los talleres se participa. Son talleres grandes, y como se puede juntar dinero para pagarle a Alejandro, yo, aunque sea de Basquadé Inchalá lo invito. Porque le reconozco la parte musical y lo invito para participar. Se trata de explicar claramente qué es lo que hay. Si vos pensás el planteo que te hace la doctora Mónica Sans, es un tercio de la población. Vamos a hablar en términos generales: 1 millón de personas tiene ascendencia indÃgena. De ese millón, el INE en el año ´96, ´97, en la Encuesta Continua de Hogares, preguntó. Y la gente dijo ser indÃgena. Un 0,04%, o sea unas 12000 personas se reconocÃan indÃgenas. Pero después eso evolucionó. Y creo que hoy es un 4%, si no estoy muy equivocada. O sea que todavÃa hay un montón de gente, de esa ascendencia indÃgena, que se dice indÃgena. Dice ser indÃgena. Si es un 4% serÃan 120000 personas. Y bueno, de las tradiciones culturales hay muchas cosas.
― De lo charrúa para vos ya no quedó nada, ¿no?
― No, no es que no haya quedado nada. Si vos lees las fuentes, no quedó nada desde el punto de vista cultural. El proceso cultural se cortó. Tanto el charrúa como cualquier otro. Charrúa, minuán, todos esos se cortaron. Sà podés decir que quedan algunos rasgos culturales. Vos en el
interior encontrás la presentación de los niños a la luna, tener el fueguito adentro de las casas. En el hogar, que le dicen ellos. La leña, adentro del ranchito.
― Nos contaban eso de cuando hay tormenta, el tema del hacha, no me acuerdo como es.
― De cortar en cruz. Pero eso también lo tiene el europeo, la tradición folclórica europea. Hay cosas que se confunden. La tradición folclórica de los europeos a veces se sobrepone con lo indio. Vos no sabes cuál es cuál. El curar con hierbas, el conocimiento de las hierbas medicinales. Eso es muy confuso. El gualicho. Eso era charrúa. Vos notás muchos restos culturales.
― La forma que tiene la gente de comportarse.
― Seguro. Si van a preguntar algo, esperan, observan, te miran, te analizan. Será porque yo vivà en el interior y estuve. “Era de Montevideo†y llegué al interior. Tienen otros tiempos diferentes para la comunicación.
Entrevista a Leonel Cabrera- arqueólogo de FHUCE.
─ La primera persona que contactamos, fue Gonzalo Abella. Fuimos a hablar con él y nos contó del tema de la presentación de los niños a la luna, si era “Made in Charrúaâ€. Creo que dijo que la edad del cuero era “Made in Charrúaâ€. La práctica yuyera. Y habÃamos quedado hasta ahÃ. Después vimos el librito de Mónica Sans, “Bases de la Población (…)â€. Contactamos a Mónica Sans, y fue lo opuesto. Pero lo que ella nos decÃa nos cerraba. Y hablamos con la gente de las asociaciones, como Picerno, no sé si lo ha sentido nombrar.
─ SÃ, sÃ.
─ Y estamos medios chuecos ahÃ. Estuvimos con Picerno y con Auyanet, de ADENCH. Ana MarÃa Barbosa, que está en Tacuarembó. Es representante indÃgena por Uruguay. Ojo, representa a los charrúas, ¿no? Parece que otras comunidades no, nos decÃa Juana Olivero. Ese era el panorama que nos habÃa cerrado el año pasado. Pero Mónica Sans y Juana Olivero nos dijeron que habláramos contigo, para ver tu punto de vista.
─ Está bien. Es la materia que yo doy en facultad. Precisamente Prehistoria y Etno- Historia del Uruguay. Yo creo que es un tema complejo, que se ha abordado de diferentes formas. Hay una autora que creo que trabaja en Ciencias Sociales, Teresa Porzecansky. Tiene explicaciones muy interesantes, a la hora de analizar el proceso que se dio del tema.
─ Capaz que más desde el punto de vista cultural.
─ Claro. Acá me parece que han seguido- y estoy retomando un poco lo que ella dice- diferentes momentos. Cuando salimos de la dictadura surge una fiebre por buscar raÃces indÃgenas que hasta ese momento no se habÃan dado. Hasta ese momento habÃa una visión extremadamente occidental respecto del indÃgena, como un ser bárbaro, primitivo, salvaje, insignificante. Si vamos a los textos de escuela que se usaron durante fines del siglo XIX, buena parte del siglo XX, y todavÃa hoy; el indÃgena aparece casi arañando lo humano. Es un animal que está ahà un poquito en el borde. Lo cual es contradictorio, porque por otro lado se mezcla con el tema de la garra charrúa. Un individuo que luchó por su libertad y yo que sé cuánto, pero por otro lado culturalmente lo valoramos como un ser absolutamente inferior. Directa o indirectamente. Eso aparece expresado directamente a veces, otras veces aparece sugerido. Generalmente se usan expresiones negativas, es decir: no tenÃan música, no tenÃan arte, no tenÃan nada.
─ No aceptaban otra cultura.
─ Exactamente. Y bueno, la idea que siempre se nos enseñó en la escuela es que el indÃgena, frente a la civilización occidental va desapareciendo. No tiene chance de incorporarse, por lo tanto desaparece. Luego surge a partir de mediados del ´70 en la Facultad de Humanidades, la carrera de AntropologÃa- ArqueologÃa. Y ahà va surgiendo una visión un poco diferente, un poco más objetiva. Pero es una visión que no trasciende a la sociedad. Es una visión que de alguna manera se queda en un área muy restringida que ni siquiera trasciende dentro de los datos históricos. Hay un divorcio en nuestra facultad entre la carrera de historia y la carrera de antropólogo. La carrera de historia comienza con los griegos y todo lo anterior no importa, es bárbaro, salvaje o primitivo. Y obviamente que cuando venimos a América, todo lo indÃgena no importa. Entonces lo indÃgena aparece como un antecedente de la civilización. Una especie de capÃtulo previo. O aparece como las trabas que sufrió el europeo para traer la civilización a nuestro territorio. Entonces, hay una carencia notoria de información, hay una valoración negativa del indÃgena que es notoria; y cronológicamente, cuando salimos de la dictadura hay una cantidad de gente que empieza a inventar. Empieza a recrear un pasado indÃgena llegando a una exageración a veces increÃble.
─ Después del ´86, cuando nació AIDU.
─ Exactamente. Una fiebre por encontrar descendientes de indÃgena. De alguna forma, para manejar que el indÃgena sigue en el territorio. Y hay algunas bases que son ciertas. Tanto por el lado de la demografÃa, que hay algunos estudios bastante interesantes a partir de las partidas de defunción, nacimiento y casamiento de las parroquias del territorio uruguayo. Rodolfo Gonzáles Rissotto, por ejemplo, por citar a alguien. O por el lado de la genética, en el caso de Mónica Sans. Las 2 visiones permiten ver que no se extinguieron en Salsipuedes, y que nuestra población rural, sobre todo el norte uruguayo, tiene al nivel de sangre rasgos, elementos indÃgenas bastante mayores que aquello que aparece en la literatura social. Eso es real. El tema es que si eso lo traducimos al nivel de la sociedad, se subraya significativamente lo charrúa, cuando en realidad el aporte humano y demográfico mayor fue el de los guaranÃes misioneros. Durante fines del siglo XVII y fines del siglo XVIII hay una afluencia hacia el sur de miles y miles de individuos que van quedando y que de alguna forma aportan- la mujer- para el mestizaje muy particular que se va a dar en nuestra campaña.
─ Bueno, y está el tema de la toponimia.
─ Claro. Y esa toponimia no es prehistórica, sino que tiene que ver con estas migraciones de los siglos XVII y XVIII.
─ Inclusive nos decÃa Abella, por ejemplo. Una vez yo le mandé un mail diciendo “si la toponimia es guaranÃ, mandame decir algunas palabras que te parezcan charrúasâ€. Y nos mandó que la palabra gurÃ, por ejemplo, era charrúa. Después estaba Marmarajá, Olimar, Betete- creo que es un cerro-.
─ SÃ, es un cerro de Maldonado. En realidad tenemos muy pocas palabras charrúas. Son todas muy recientes, del siglo XVIII. O sea, cuando ya hay una mezcla y una fusión entre los diferentes grupos, bastante notoria. Y en su gran mayorÃa son nombres propios. Eso no creo que les interese. Pero si les interesa, Barrios Pintos ha hecho una recopilación muy precisa de las pocas- son alrededor de 200 palabras- palabras sueltas. Con lo cual no se puede reconstruir desde el punto de vista lingüÃstico la lengua. Ni tampoco la podemos comparar con otra lengua. Sabemos que su lengua original no era el guaranÃ, más allá de que en los últimos tiempos hablaban fluidamente guaranÃ. Pero no conocemos mucho. Aparte está el tema de las distintas parcialidades. Es decir, charrúas, guenoas, minuanes, yaros. ¿Son un mismo grupo o son realmente grupos diferentes? Las fuentes históricas son contradictorias con relación a eso. Lo que no cabe duda es que en el siglo XVIII y siglo XIX están conformando un único grupo. Y el que sobrevive, el nombre que aceptan al final es el de charrúas.
─ Claro. Inclusive hay un grupo, Basquadé Inchalá. ¿Lo has escuchado nombrar? Con Mónica Michelena.
─ SÃ.
─ Están recopilando una serie de palabras. Y ellos dicen que hablan charrúa. Hubo un seminario internacional de memoria e identidad el año pasado en la Facultad de Derecho, al que nosotros fuimos. Nuestro profesor nos decÃa que habÃa estado cuando presentaron Mónica Michelena, Ana MarÃa Barbosa y otra gente. Dice que hablaban en charrúa. Y Arocena decÃa “pero para mà es un disparateâ€. Y nosotros le dijimos “no, mira que estuvimos con ellaâ€. Nosotros fuimos a la casa de ella y le preguntamos “¿qué se rescata de la lengua, Mónica?â€. Y como que dudaba, decÃa “y de la lengua creo que nadaâ€. Y decÃamos “bueno, pero hace un tiempo estaban hablando charrúa y ahora nos dicen que no hay nadaâ€.
─ Claro. Es decir, están inventando un idioma. Cuando lo trajeron a Vaimaca, le hablaban. Y Vaimaca pobre, si el alma existe, seguramente debe estar más despistado (risas). No hay forma de reconstruir desde el punto de vista lingüÃstico la lengua a partir de los elementos que se han salvado.
─ Claro. Al no haber un indio que lo mantenga directamente.
─ Exactamente. Hay palabras sueltas, pero ¿cómo armamos frases? ¿Cómo unimos palabras? ¿Cómo determinamos artÃculos?
─ Eso mismo nos decÃa Mónica Sans.
─ No hay forma. Yo creo que lo que queda claro acá es, por un lado, la academia, la ciencia, objetiva; y por otro lado la ideologÃa que lleva a forzar la ciencia para fundamentar cosas que no hay forma de fundamentarlas cientÃficamente. Y lo grave es que esta gente discute con nosotros o cree estar haciendo ciencia. De Mattos en Bernabé, Bernabé, hizo una novela. Tomó datos de la historia y suavizó la imagen de Rivera. Está perfecto, porque él le puso que es una novela. Es ficción. Esta gente no. Esta gente incluso llega a discutir acaloradamente. Por ejemplo, el hecho de presentar los niños a la luna. Si tomamos algún librito de la Edad Media lo vamos a encontrar en Europa también. Entonces ¿es indÃgena o lo trajeron los españoles, y aparece? Lo que pasa es que a ellos no les importa llegar al dato. Hay una intencionalidad.
─ Como una mÃstica.
─ Exacto. Sesga totalmente los datos. Tomo todo lo que me interesa, dejo de lado lo que no me interesa y construyo un relato. Desde el punto de vista de la antropologÃa es bastante lógico. O sea, las sociedades viven reformulando su pasado. Está bien aceptarlo.
─ Ahora que pusiste el ejemplo de la presentación de los niños a la luna, está el tema de la mulita. Y nos decÃa Abella “no, mulita el español lo modificó. Pero fue el charrúa quien trajo la palabra mulitaâ€, “mautiblaâ€. Y Renzo Pi, cuando le preguntamos, dijo “no, no. Fue el españolâ€. El tema de las orejas, es una mula, mulita.
─ Lo que pasa es que ellos, en forma acrÃtica reformulan lo que les conviene de la forma que les conviene. Y después se auto convencen y quieren convencer a los demás de que eso es asÃ. Entonces claro, como que la academia y esta gente están cada vez más lejos. Y cada vez tenemos más discursos que no se cruzan de ninguna forma. Y lo grave es el daño que provocan, porque esta gente publica. Económicamente encontraron un negocio que les sirve. Los libros se agotan. Un docente que está mal informado por ahà va a una librerÃa, ve esos libros y los compra; y reitera lo que ahà dice porque no tiene los elementos. Entonces nos vamos alejando cada vez más de la realidad. Eso es grave, y de alguna forma hay una crÃtica a nuestra facultad o a la Universidad en cuanto a no salir al llano a poner las cosas en su lugar. Por lo menos lo que es ciencia y lo que es suposición. Lo que conocemos, lo que son datos verificados, y lo que son suposiciones. Porque me parece que de alguna forma también nos pagan para orientar a la sociedad. Y no lo estamos haciendo adecuadamente.
─ Y debate fuerte, porque Mónica Sans ha tenido demandas.
─ Pero por favor. Hay una denuncia contra Renzo Pi porque dijo que la mayorÃa de la población indÃgena uruguaya del siglo XIX no era charrúa, sino que era guaranÃ. Picerno hizo una denuncia penal porque dice que una persona que diga eso no merece ser docente de la Universidad. Y Renzo Pi llega a través de un concurso de oposición y mérito, como todos nosotros ¿Quién es este buen señor? ¿Por qué no se dedica a la psicologÃa? Lo insólito es que los jueces le dan pelota, dicho y llanamente. Y tenés que ir a declarar. En otros lados no pasa,
absolutamente. Primero, tiene que hacerse cargo de lo que dice. Y tiene que tener autoridad para decir algo.
─ SÃ. Nosotros, cuando empezamos con todo esto, pusimos en Internet “descendientes de charrúasâ€, a ver que habÃa. Y apareció él. Pero nunca lo fuimos a entrevistar, para ver cuál era el punto de vista de él. Y una vez, justo lo encontramos y fuimos a hablar con él. Era demanda, “yo hice esto por estoâ€, a Mónica Sans era “por esto, por aquello, por lo otroâ€.
─ SÃ, el otro dÃa entrevistamos a una representante de INDIA y nos dijo que tanto a Mónica Sans como a Rodolfo MartÃnez Barbosa los arrestaron domiciliariamente. Y fue Picerno el que les hizo la denuncia.
─ SÃ, claro.
─ Y cuando le dijimos que nosotros Ãbamos a venir a la Facultad de Humanidades para asesorarnos con Mónica Sans, nos mandó un mail diciendo que no nos ayudaba más. En realidad fuimos a hablar con él para ver cuál era el punto de vista que tenÃa.
─ Y claro, está bien, escuchar todas las campanas.
─ Seguro. De eso se trata nuestro trabajo.
─ Claro. Porque tenÃamos sólo lo de Abella, pero estábamos como truncos. Después nos aclaró mucho más Mónica cuando hablamos con ella, y Renzo Pi.
─ Parece increÃble la fuerza que tiene esta gente. El esfuerzo sistemático y planificado que hacen. Esa ley que prohÃbe estudiar al único esqueleto charrúa que tenemos, que es Vaimaca, es terrible. Ley que fue votada unánimemente por todos los sectores polÃticos. No hubo uno sólo que se opusiera. Y que nos lleva a la Edad Media. Yo digo: partimos de la idea de que todos somos iguales, y que por tanto Vaimaca debe tener el respeto que tiene cualquier otro individuo. Vaimaca, siendo el único esqueleto auténticamente charrúa, probadamente charrúa. No se lo puede investigar. Pero resulta que a nuestros antepasados, - abuelos, bisabuelos- en la Facultad de Medicina, por suerte se los puede cortar, mirar, estudiar, analizar. Si aplicáramos a rajatabla ese mismo criterio de que Vaimaca no, y por lo tanto los demás tampoco, en Medicina ¿cómo se formarÃan los estudiantes? ¿Estudiando monos de vuelta, como en la Edad Media? Es terrible. La falta de visión de la realidad de todos nuestros gobernantes también respecto de estos temas, es patética. Y un esqueleto que se conservó durante 160 y pico de años en forma perfecta- no estoy justificando que estuviera allá- en el Museo del Hombre de ParÃs; en 10 años, 15 a lo sumo, no quedará nada. Porque está en el Panteón Nacional, donde hay una humedad terrible, y donde se va a pudrir rápidamente.
─ Ahà abajo es muy húmedo.
─ Incluso en algunas asociaciones dicen que lo quieren llevar a la tierra.
─ SÃ, claro. Recuerdo que en un artÃculo periodÃstico en un diario, decÃa “para que reciba cristiana sepultura y descanso en pazâ€. Cristiana sepultura. Algo que deberÃa ser ofensivo.
─ Claro. Por lo que nos decÃa Renzo Pi, en 1 año desaparece.
─ Absolutamente. Vamos a contrapelo del mundo. En Argentina, por ejemplo, hay una polÃtica que me parece correcta de devolver los caciques. Los que son personas con nombre y apellido. Es decir, los caciques que están en los museos y que son sujetos de derecho, porque se puede individualizar quién es. Hay una ley que los obliga a devolverlos a sus grupos, a sus parcialidades. Y con ello se están llevando a determinados cementerios indÃgenas, sobre todo en el sur. Pero precisamente se lo está enterrando ahÃ, dentro de condiciones que permitan la conservación casi indefinida. Están al vacÃo, son cubos de acero inoxidable, más allá de la urna que se les ponga por fuera y todo lo demás. O sea que aún asà se están tomando medidas adecuadas. Acá, que obviamente nadie puede probar si hubiera una sucesión, de que hay descendientes directos. No hay forma de probar que Vaimaca tiene descendientes directos. La mayorÃa de ellos ni siquiera tienen nada indÃgena. Es un mito. Por eso ahora además ellos repiten que son indios por vocación, es decir, son indios ideológicos. Genéticamente no tienen nada indÃgena, pero voluntariamente ellos lo adoptan. No me parece mal. Otra vez. Y sin embargo tienen una fuerza a tal punto de que bueno, el único esqueleto que tal vez vaya a haber, - no sé mañana que pueda pasar- que se decÃa charrúa a sà mismo, lo vamos a perder rápidamente.
─ Eso es una lástima.
─ Y claro. Porque la ciencia avanza. Hace 20 años hablar de ADN era una barbaridad. Hoy con ADN podemos saber. En el caso de los cerritos, por ejemplo, estamos relacionando enterramientos. Abuelas, nietos, hijas, etcétera. ¿Qué se podrá hacer dentro de 50 años y dentro de 100 años?
─ ¿Ubicas a Bernardino GarcÃa?
─ SÃ.
─ ¿A vos que te parece? ¿Es descendiente de Sepé?
─ Ahà hay una historia bastante fuerte. SÃ.
─ Vos ves los rasgos, y por lo menos (…).
─ Seguro. Hay una historia bastante fuerte. Obviamente, desde el punto de vista del ADN serÃa otro elemento. Mucho más mestizo, con mucho mayor mestizaje que en el caso de Vaimaca. Es bastante claro. Pero bueno, hay rasgos indÃgenas. Y hay un linaje que se ha podido seguir con bastante precisión.
─ Inclusive si será fuerte, como decÃs vos, que en Tacuarembó por ejemplo hay proyectos de ley para cambiar los nombres de las calles, hacer un monumento a la nación charrúa. El de
Bernabé Rivera que está a la entrada de Tacuarembó, sacarlo. Estuvimos hablando con Ana MarÃa Barbosa, que es la que representa a Uruguay en el Fondo IndÃgena. Ella nos contaba eso. Y decÃamos “pá, pero se ve que hay una movida ahà que (…)â€.
─ Yo la parte social, digamos, lo que la sociedad quiera me parece bárbaro. Creo que no hay que oponerse. Lo que sà creo es que tenemos que separar la base de información que hay. Creo que nosotros, que somos investigadores, no tenemos que concluir lo que nos gusta, sino lo que es. Por lo tanto tenemos que orientar por ese lado. Ahora, la parte emotiva me parece bien, no estoy en contra de que formen ese tipo de sociedades, clubes, lo que sea, que se reúnan. Me parece bárbaro, creo que está muy bien. Está mostrando una sociedad viva, con intereses, con crÃticas hacia su identidad de alguna forma. Lo grave es cuando se entra a confundir a la gente. O cuando de alguna forma quieren amordazarnos o trabar la investigación.
─ Eso es lo peor.
─ Eso es lo peor. Y hasta ahora han podido. De hecho, a Mónica le faltó tomar algunas muestras de ADN, y hasta ahora no las pudo tomar. Quedó un trabajo trunco porque hay una ley que le impide tocar (…). Y bueno, además de la acusación de vilipendio de cadáver, cualquier cosa.
─ SÃ. Inclusive Auyanet se encadenó. Hay una foto, se encadenó en el Panteón. “Y que no entraran, y que no entraran (…)â€.
─ Pero bueno. Creo que hay mucho por investigar realmente, de la sociedad indÃgena. Creo que la visión que tenemos es muy pobre. Creo que en estos archivos hay todavÃa documentación, y sobre todo fuera del paÃs; información muy valiosa. Yo estuve en algún momento- por el tema cerritos de indios- en un proyecto financiado por UNESCO, para trabajar en archivos. Con muy poco tiempo. De España, Portugal, de Perú,- por el hecho de que fuimos parte del primer virreinato- y de Charcas, o sea de Bolivia. Y ahà aparece infinidad de documentación nueva respecto de los indios.
─ ¿Es el trabajo que estás haciendo con 90 documentos, algo de eso, que nos habÃa dicho Juana Olivero?
─ Ahà está. Y realmente hay datos interesantes que nos muestran una sociedad bastante más compleja de la que nosotros suponemos. Con una estructura económica que le permite permanecer, manejar el entorno ecológico con un éxito brutal. Hay una estabilidad cultural en nuestra sociedad indÃgena que no la vamos a encontrar en otras partes de América. Y eso tiene que ver con una explotación muy pautada de los recursos que tenÃa nuestro medio. Eso les permitÃa, por ejemplo, permanecer sin tener que cambiar los hábitos económicos; adoptaron la agricultura. Viviendo en condiciones- la antropologÃa fÃsica lo ha mostrado- en las que no hay estrés alimenticio, hay una dieta bastante balanceada y buena. Hay una sociedad muy adaptada a un determinado entorno, que le permite alcanzar un éxito bastante significativo hasta que llega el europeo, obviamente. Y ahà entra toda una nueva historia que además también, al nivel de la escuela, la estamos contando muy mal o no la estamos contando. El tema es bastante más complejo de lo que parece. Era una sociedad indÃgena muy dinámica, contrariamente a la idea
que nosotros tenemos. Una sociedad indÃgena que adopta el caballo muy rápidamente, casi en una generación, y que cambia todo su elemento para tener una mejor respuesta con relación al medio y con relación a su enfrentamiento pacÃfico con el europeo. Deja el arco por la lanza. Se transforma en una sociedad,- que no conocemos los detalles- pero que es prácticamente una sociedad pastoril. El charrúa no cazaba vacas como cazaba venados antes. Controlaba, tanto al caballo como a la vaca, y se desplazaba con ella, comercializaba con ella, la llevaba a los pueblos misioneros, comercializaba en el RÃo Uruguay o el RÃo Paraná con las embarcaciones que hacÃan el trayecto. Y no es que cuando le pedÃan carne o le pedÃan vaca habÃa que esperar a que fueran a cazarla para traerla. Las vacas estaban con ellos. Hay un manejo del recurso.
─ Eran pastores.
─ Exactamente. No comparándolos con los pastores europeos ni nada de eso. Pero tenÃan un manejo del ganado, el ganado se desplazaba con ellos y siempre estaba disponible cuando lo necesitaban. Eso implica una estrategia consciente muy particular que la adoptan- vuelvo a decir- muy rápidamente. De la introducción del ganado vacuno sobre todo, hasta que ellos aparecen comercializando ese medio ya ecuestre, - el caballo- son 30 y pocos años. Hay un cambio estructural dentro de ese grupo muy fuerte, que no lo veo del lado español.
─ ¿Has ido a Salsipuedes?
─ SÃ.
─ ¿Cómo es ese lugar?
─ Bueno, primero que hay dudas en cuanto a dónde ocurrió realmente. Hay 2 lugares próximos: Piedra de la Negra y Salsipuedes propiamente dicho. Es un lugar agreste, es un lugar todavÃa hoy (…). Uno se hace una idea absolutamente diferente. Es un lugar pelado, con algunos pedregales bajos, tremendamente agreste.
─ Ahà hay un monumento, un cono que hicieron en honor a los charrúas, ¿no?
─ Tengo idea de que sÃ. Yo no he ido después de que ha habido toda esa movida.
─ Porque nosotros fuimos a Tacuarembó a conocer. Y no pudimos ir a ese lugar. Porque fuimos en ómnibus de lÃnea y es lejos.
─ Bastante lejos, y en Paysandú, digamos.
─ SÃ, sÃ. Porque ellos manejan diferentes hipótesis. Supuestamente los cuerpos están en una laguna, la Laguna del Silencio. Supuestamente estarÃan por ahÃ. Ellos están en una movida, en ese tema. Por eso te preguntaba como era el lugar.
─ El lugar no permite mucha conservación de nada. En esas condiciones además, como ocurrió, donde seguramente los muertos no fueron enterrados, fueron tirados simplemente, o dejados. No olvidemos un poco lo que eran las prácticas de la época, el que no estaba bautizado no podÃa ser enterrado en el cementerio, y por lo tanto es tirado o enterrado en
cualquier lugar. No ya el indÃgena, sino aún el protestante, o el que profesaba otra religión. En este caso concreto. Lo que sà es evidente que el número de muertos es bastante mayor del que se supone. Rivera habla de alrededor de 40 muertos, y sin ninguna duda éste fue bastante mayor. Si no, hay que suponer que la sociedad indÃgena charrúa no tenÃa hombres, eran sólo mujeres y niños. Lo cual es una barbaridad.
─ Pi habla de 150, ¿no?
─ Claro. Entre mujeres y niños llegan- algunos son traÃdos a Montevideo y dejados en los diferentes pueblos por donde pasa la caravana- a casi 600. EstadÃsticamente, por lo general, se calcula un tercio de la población masculina. Es decir que serÃa un tercio de niños, un tercio de mujeres; por lo tanto 200 largos. Quedaron algunos en libertad, es cierto, pero de todas formas más de 40 muertos necesariamente tienen que haber habido. Pero también es un hecho bastante politizado. Como las fuentes que tenemos son casi todas blancas, del Partido Blanco, siempre han sido puestas bajo sospecha por parte de los colorados, hay un sesgo bastante particular. De todas formas creo que no cabe duda de que fue mediante engaño. Hay una sola baja por parte del ejército. Y la suposición de que corrió mucho aguardiente antes de que se diera la orden de disparar, es casi evidente que es cierta. Y que estaban desarmados.
─ Asà que lo cultural en esa época ya se cortó. Ya sea lengua, ya sea (…).
─ Y sÃ. Bueno, hay un segundo encuentro que es en Mataojo, donde también hay 80 y pico de prisioneros y un número de muertos tampoco muy claro, pero serÃa bastante menor que en
Salsipuedes. Y luego quedan muy pocos individuos que pasan al Brasil. Cuando se levanta Lavalleja en armas contra Rivera en el ´34, se incorporan a Lavalleja. Lavalleja es derrotado y con él cruzan la frontera, van a Brasil. Seguramente alguno volvió, pero ahà es donde se pierde un poco la pista, más allá de que los pueblos, las sociedades nunca desaparecen totalmente. El error fue suponer que los llevados a Francia eran los últimos. Es casi ingenuo. Y a veces cómo manejamos discursos, cuando se apartan de los parámetros occidentales, ¿cómo podemos decir cosas bastante absurdas, no? Aún dentro de la academia, aún por parte de los historiadores.
─ SÃ, sÃ. Tal cual. Inclusive nos decÃa Mónica Sans que ellos apelaban mucho a la memoria anciana, a lo que podÃan recordar. Pero cuando vos les preguntas, dicen “ah, si. Un tatarabuelo mÃo esâ€. Cuando le preguntamos a esta muchacha, Ana MarÃa Barbosa, “sos descendiente de (…)â€. “Charrúaâ€. Lo afirma.
─ SÃ. Siempre charrúa y generalmente siempre de caciques. Nunca de indios llanos.
─ Le preguntamos “bueno, ¿de quién?â€. “Y de una tatarabuelaâ€. Pero nunca están 100% seguros. Mónica Sans nos decÃa “sÃ, el único dato que les van a poder decir es “bueno, porque mi abuelita fumaba puros, (…)â€â€.
─ Claro.
─ Montaba a pelo, con el caballo (…).
─ O andaba a pelo, o yo que sé. Y es cierto, lo máximo que nos han podido decir es hasta ahÃ.
─ Seguro, yo creo que lamentablemente; primero, que hay un corte muy abrupto entre la sociedad indÃgena y la sociedad occidental. Y los descendientes pasan a ser minorÃas perseguidas, y de alguna forma van a tratar de ocultarse. Digamos, no hay un proceso como el que se puede dar hoy, por ejemplo, en la desaparición de grupos chaqueños en la Argentina. Volvemos a hacer un seguimiento distinto, y la academia de alguna forma (…).
─ Porque es actual.
─ Exacto. Acá hubo un corte de varias generaciones, y recién ahora estamos tratando de retomar. Entonces, por un lado, la deformación de lo poco de memoria oral que haya sobrevivido. Por otro lado, las fantasÃas que se van agregando. Generalmente, el historiador o el antropólogo no tienen forma de retroceder realmente hasta el antepasado indÃgena. Se queda en una abuela que decÃa que generalmente las generaciones no cierran. Porque si no, tendrÃan hijos hasta los 60 años, cosa que no es posible. Es decir, realmente es muy nebuloso. Más allá de que en muchos casos obviamente, el hecho de que sean descendientes, y que de los 4 “abuelos†uno sea indÃgena es evidente que sÃ. Lo malo es que esta gente olvidó a los otros 3, que son gallegos, que son italianos, o “hijos deâ€. Y ahà es donde se mezclan las tradiciones. El folclore medieval que llega a América es muy fuerte. Porque han llegado- yo no se si llegaron a ver la publicación que sacó La República hace unos años- (…).
─ El Laberinto de Salsipuedes, de Porley.
─ (…) Donde llegan a decir disparates que realmente son casi para chaleco de fuerza. Por ejemplo, de que la abuela charrúa echaba la gallina. Es decir, la gallina ponÃa los huevos para que empollaran en luna nueva o luna llena, no recuerdo. Con lo cual yo me pregunto ¿los charrúas criaban gallinas? Obviamente que gallinas no criaban. Por lo tanto, la costumbre de ponerle los huevos a la gallina para que los empollara nunca pudo haber sido charrúa. Se llega al disparate más soberano.
─ Claro. Y el tema es que cuando le preguntas vos “¿y cómo sabes eso?â€. “Ah, me lo contó una abuelita, pero (…).
─ Pero nunca es algo 100% seguro. Como que son suposiciones, conjeturas.
─ Seguro, son visiones. Que está bien. Vuelvo a decir. Si le quitamos el carácter académico, cientÃfico o de conocimiento, está perfecto.
─ Se puede hablar, digamos, podemos hablarlo como se dice vulgarmente en charla de boliche, pero para ir a lo serio (…).
─ Claro. “La abuela decÃa tal cosaâ€. Está bien. Es parte de la memoria.
─ Pero ir contra la academia y eso, ya es demasiado fuerte.
─ Sin ninguna base. Yo he tenido alguna mesa redonda con Antón o con Abella mismo, y realmente es terrible, porque es un diálogo de sordos. No hay forma. Yo recuerdo que una vez en La Paloma habÃa una mesa redonda sobre el tema. Estaba Antón, estaba Abella. Y Antón me pasa la palabra a mÃ, y le dice a la audiencia, a la gente que habÃa concurrido “ojo con la academia, ojo con el enfoque cientÃficoâ€. Bueno, y Abella ha llegado a decir que nosotros hablamos de catalanenses, por ejemplo,- la industria más temprana- que lo hacemos a propósito para engañar a la gente. Si ponemos nombres raros, es para que la gente no entienda (…). Primero, que para hacer esa crÃtica, alguien tiene que estar formado dentro de la disciplina. Si no, no tiene idea de lo que está hablando. Y creo que se abusan del hecho de que generalmente no les damos pelota. Es decir, no voy a perder el tiempo en hacer una nota contestando tal cosa a la prensa, o yo que sé cuánto. Y de alguna forma se abusan de eso. Pero creo que está mal, porque me parece que hay mucha gente que está siendo engañada en su buena fe. Vive publicando libros que se venden como pan caliente. Y la verdad es que la gente, lejos de estar más informada, está engañada. Porque la disciplina ha avanzado mucho en los últimos tiempos. Al nivel de ArqueologÃa es realmente importante. El problema es que la gente no está informada. Y por otro lado recibe, o es bombardeada constantemente con este tipo de cosas que no tienen ningún respaldo.
─ También nos habÃan comentado acerca del tema de las pictografÃas; que se lo devalúa, que es charrúa y no de otra civilización. Que han encontrado acá en el Uruguay. Eso nos contaba Abella.
─ Claro. Pero ¿qué cosa es “lo charrúa?†Otra vez algo casi elemental, básico. Bueno, charrúa empezamos a hablar de cuando llega el español, o sea, a comienzos del siglo XVI, que encuentra grupos que los guaranÃes- porque la expresión “charrúa†es guaranÃ, no es charrúa- le dicen que estos son los charrúas. Nosotros no podemos hoy retroceder 8000 o 10000 años atrás y suponer que estaban los charrúas viviendo acá. Eso lo aplicamos perfectamente con relación a Roma. No confundimos los etruscos con los romanos ni con Mussolini. No los confundimos. Pero acá parecerÃa que ser indio es ser charrúa, no importa que sea hace 10000 años, o que sea hace 500 años. Eso es un disparate. Las sociedades se transforman a través del tiempo. Aparecen nuevos pueblos, cambian, se fusionan. Por lo tanto, no sabemos si dejamos el siglo XVI en 1500; si en el 1400 o en el 1300 podemos hablar de charrúas. Podemos suponer que sÃ, que es un grupo muy adaptado y que seguramente es de los más arcaicos, no culturalmente, sino de permanencia en el territorio que tenemos. Entonces, los grabados que yo estoy estudiando en Salto tienen 4600 años. Yo no puedo decir que son charrúas. Porque no sé si hace 4600 años habÃa charrúas o habÃa otro grupo, que a su vez se llamaba de otra forma. Entonces están confundiendo las fuentes históricas, que es lo que nos permite manejar nombres de etnias, con los datos arqueológicos que no se les puede dar nombre. O les damos nombres ficticios, como catalanenses por ejemplo, que son nombres inventados por el investigador, valga la redundancia. Para poder ordenar los datos en el tiempo. Pero es obvio que los catalanenses no se llamaban a sà mismos catalanenses, porque el nombre viene del arroyo Catalán Chico, que es del siglo XIX. Son cosas casi elementales. Es muy difÃcil hacer una crÃtica en relación con eso. Acá al charrúa le damos lo que era, lo que sabemos. Lo que no, lo ponemos en duda. Es lo que corresponde. Pero parecerÃa que acá generalizamos 12000 años de pasado en el nombre charrúa. Es una barbaridad. No existe en el mundo,- tomemos Europa,
Grecia- región donde podamos mantener a través del tiempo una denominación, una identificación polÃtica, cultural, de esa forma. Ahora, mi duda es si realmente es tan ignorante,- es maestro- o genera este tipo de cosas para vender libros y publicar. Porque yo no puedo creer.
─ Un poco de eso nos hablaba Juana el otro dÃa. Como que logra cierto rédito a través de eso.
─ Es un discurso muy encendido, muy patriótico, muy nacionalista.
─ SÃ. Artigas, los charrúas (…).
─ Entonces, llega a la gente. Obviamente, llega mucho más que una lista de datos técnicos. A veces no es fácil traducir a la gente que no está dentro de la disciplina.
─ SÃ, como que hay una frontera entre lo académico y lo, - no decir vulgar- más cotidiano, del conocimiento común.
─ Obviamente. Si a mà me hablan de fÃsica, me van a tener que reducir la expresión porque no voy a entender nada. Y está bien. Pero bueno, no sé si anda por acá lo que ustedes querÃan saber, digo.
─ SÃ, eso era lo que más o menos querÃamos saber. El tema nos cierra bastante.
Entrevista a LucÃa Tajam.
― ¿Usted es descendiente de charrúa, como se enteró?
― Sà soy descendiente, y la manera como lo supe fue a través de mi abuelo que siempre nos contaba; mejor dicho, le contaba a mi madre que la abuela de ella tenÃa ciertas costumbres y siempre lo decÃa muy orgullosa.
― ¿La abuela de tu abuelo?
― En realidad después no se sabÃa si era la abuela de mi abuelo o la madre de mi madre, que después se confirmó cuando se hizo el estudio genealógico luego se pasó a las partidas de nacimiento y ahà encontró que decÃa charrúa en la partida de la tatarabuela de mi madre, ahà en Paso de los Toros. Todo por lÃnea materna se fue dando, es decir, se fue trasmitiendo. Luego se mantuvo como algo para no esconderlo sino como algo para valorarlo.
― ¿Cuándo se refiere a costumbres a que se refiere?
― Fumaba en barba de choclo en chala, hablaba medio como telegrama, utilizaba palabras al revés dando vuelta las oraciones, curaba de empachos, sabÃa remedios caseros, tenÃa conocimiento de los yuyos. Y mucho mas no recuerdo, cuándo mi abuela se levante tal vez les cuente algo más. (Su abuela se encontraba descansando).
― Y a su mamá ¿le hicieron análisis de sangre?
― SÃ, a ella y a 19 personas más, aunque en realidad le hicieron a mi abuela y de esa manera ya se sabÃa que mi madre serÃa igual, por eso no se le realizó a todos los socios, porque habÃan familiares directos de ellos. El nombre del análisis no me acuerdo, no se si era japonés o algo asÃ, que analizaba una caracterÃstica en la sangre que ahora ya no se usa tanto, hoy por hoy como ustedes saben esta lo del ADN. Pero en aquel momento era muy caro hacerle los análisis de este tipo y se realizó en forma grupal dio algo asà como un aporte del 14% de todo el grupo. En 2005 una quÃmica del laboratorio de PolicÃa Técnica, realizó un estudio que nos sorprendió que le dio algo asà como un 30% en general, en la zona del nordeste es más alto, más del 50%.
― ¿Cuántos se reúnen regularmente?
― Depende, en las reuniones de comisión directiva, son siete. Se está juntando gente más vieja, yo estoy de suplente en este momento. Luego cuando hacemos el aniversario de la asociación, el dÃa del indio, llegamos a unos treinta. Aunque hay mas afiliados, pero por una cosa u otra los que estamos en la vuelta somos unos treinta.
― ¿Se reúnen en la casa de residentes de Flores?
― SÃ, las reuniones de comisión directiva y algunos festejos también, pero también en las asambleas generales ordinarias.
― ¿Cada cuánto se juntan?
― Dos veces al mes. Aunque todo depende de muchas cosas.
― ¿Qué significa para usted ser descendiente de charrúa?
― A mà lo que me atrae de todo esto es el tema de los valores charrúas es lo más importante que debemos rescatar. Las costumbres, la música son importantes también, pero como que en este momento la sociedad uruguaya está conflictiva y creo que los valores son raÃces que son buenos traer a nuestra memoria.
― ¿A qué valores se refiere?
― El valor a la palabra dada, el respeto a la mujer, ellos tenÃan muchos valores importantes, porque la gente te dice: “a, pero son indiosâ€. Como que en las batallas eran fieros pero en realidad estaba luchando por su tierra. Otra cosa importante que rescato es que ellos nunca se dejaron imponer otra costumbre.
― ¿Han participado de los consejos de CONACHA?
― No como delegados, que son los dos delegados de cada grupo, pero la asamblea general que es para todos los grupos sÃ.
― ¿Es cada dos meses que se reúnen?
― En realidad no hay un plazo establecido para hacer las reuniones, últimamente nos estamos reuniendo mas seguido, pero cuando recién se empezó era cada tres o cuatro meses.
― ¿La última la realizaron en Tarariras?
― Si, yo recuerdo la anterior a Tarariras, en Valle Edén que Ana MarÃa (tesorera de ADENCH) fue conmigo, luego fuimos a Paso de los Toros y el que se hizo en el Parque Rivera. Creo que la próxima es acá aunque no está claro todavÃa.
― A nosotros nos gustarÃa asistir, la otra vez tenÃamos ganas de ir a Tarariras pero llovÃa tanto y además nos enteramos muy sobre el pucho. Estuvimos contactando a mucha gente como a Ana MarÃa Barbosa, Bernardino. Y la verdad que es gente muy sencilla. Ahora querÃamos saber ¿Cuál es su opinión de los que manifiestan que todo en el Uruguay es guaranÃ?
― Para mà está errado. Yo no he estudiado los temas con profundidad, solo escucho a mis compañeros de la asociación que son ellos que conocen los temas. Que los charrúas existieron, existieron. Se pone todo en duda como si fuera una mÃstica, como que suena muy poético. Pero yo creo que no es asÃ. Las caracterÃsticas fÃsicas son distintas, como también lo son sus caracterÃsticas sociales y culturales. Me parece que no es tan fácil confundirse.
― (En ese momento se levanta su abuela de su descanso y se involucra en la entrevista) nos dice: Mi mamá era la nieta de charrúa, mi madre siempre me hablaba de esa abuela que vivÃa con ellos en San José y nos contaba que era muy tÃmida y que siempre estaba en la cocina haciendo con chala los cigarros para fumar. Ayudaba en la cura de los yuyos además era con los vecinos muy solÃcita.
― ¿Se sabÃa que era charrúa?
― Charrúa y de RÃo Negro, la verdadera charrúa habÃa una de Paso de los Toros que era otra parienta. Además sabÃa de las costumbres que tenÃan los charrúas.
― ¿Cuéntenos que era lo que le contaba?
― Nos contaba de cómo montaban a caballo, los “grititos†que pegaban ellos que eran muy fuertes.
― ¿De los episodios de Salsipuedes, le contó algo?
― No.
― ¿Y de la forma de hablar?
― Ella hablaba asÃ: “allá por Paso Toro que con carne anduve huevosâ€, todo al revés lo decÃa. En vez de decir: un pedazo de pan ella decÃa: “pan pedazoâ€, eso perduró mucho en la campaña.
― ¿Y para usted eso serÃa un motivo de orgullo?
― Si, ya lo creo. Mi madre pintaba (la abuela nos muestra varios cuadros colgados en las paredes de su casa). Recuerdo que una vez estuvo con un Ministro de Cultura, de aquella época, entonces el Ministro de dijo: “que lindo los cuadros, pero no tenÃa otro motivo para pintar que fue a pintar un indio, esos salvajesâ€. Dijo eso como despreciando la pintura. Entonces mamá le contestó: “¿Cómo salvaje, por qué salvaje?†Si ellos estaban defendiendo sus tierras. Todo eso se dice y se transmite en la escuela y no es asÃ.
― (Retoma el diálogo LucÃa) ¿Por qué te parece que surgen luego del perÃodo dictatorial?
― Yo no estuve en la época de la dictadura militar, supongo que hubo una apertura en general que facilitó que las agrupaciones lucharan por un motivo en común. Y además del rechazo que hubo en la época a este tipo de manifestaciones populares.
― Y de la participación en el Fondo IndÃgena ¿Enrique Auyanet es el secretario?
― Enrique es delegado suplente, es primer suplente del titular. Por lo general viaja con Ana MarÃa Barbosa siempre. El primer viaje que hicieron no fue por el Fondo IndÃgena que fue por la asunción de Evo Morales con una invitación del gobierno boliviano a nuestra asociación. En ese momento no habÃa un delegado elegido pro Uruguay, se estaba dando todo eso de reunirnos en la CONACHA que en realidad la formación del CONACHA se dio por que hubo que juntarse para elegir un delegado, es decir la idea de juntarnos se dio en ese momento.
― ¿Y fue espontánea la elección?
― SÃ, yo no estaba presente pero por lo que me dijeron estuvo bueno y hubo consenso. Y la idea es que todas las cosas que se resuelvan se hagan por consenso, no por mayorÃa simple. Si no, discutir hasta llegar a un acuerdo.
― ¿Algo asà paso con lo de Vaimaca?
― ¿De la repatriación me preguntan?
― No. La resolución acera de sà va a la tierra o no.
― No, esa es una cosa en que justamente estamos trancados.
― ¿No hay consenso?
― Hay grupos que están de acuerdo, no nos podemos cerrar a pensar que a la tierra no. Nos parece que el lugar que está es el mejor lugar, el menos por ahora. Aunque pensamos que era el lugar mas seguro y luego lo profanaron.
― ¿Qué opina de la idea que vaya a la tierra?
― No tengo una opinión fija. Porque por un lado la idea es interesante por el tema de que los charrúas a sus muertos lo enterraban. Aunque todo es teorÃa no están muchas veces confirmadas. El Panteón Nacional está dejado de lado un poco, descuidado. Antes de la repatriación hicimos una inspección ocular con arquitectos y todo. Lo que vemos los de la asociación es que si se hiciera un mausoleo o algo asà mas serio, la cosa andarÃa mejor. Aunque estén bajo tierra, pero que estén cuidados. Hay una propuesta de enterrarlo en un cementerio privado, lo que importa ahora es que esté seguro.
― ¿Y la postura de ADENCH, es que permanezca en el Panteón Nacional?
― Primero que nada queremos rescatar las piezas que faltan, que se llevaron.
― ¿Y de los análisis que se hicieron con el esqueleto?
― Ese es otro gran tema. Los análisis que le hicieron ya se los habÃan hecho, el ADN era para ver si encontraban algo a partir de una muela. Que en realidad no iba a aportar mucho, él era mestizo e igual se decÃa charrúa mas allá de lo genético. La idea es reconocerse. Vaimaca ya estaba mestizado. Nos cayó como oportunista, para realizar trabajos cientÃficos. Es solo para engordar el currÃculum. En aquel momento el MEC (Ministerio de Educación y Cultura) y Facultad de Humanidades apoyó a todos estos trabajos cientÃficos. El esqueleto de Vaimaca venÃa en una caja de madera con el alambre que lo sostenÃa, la profanación se hizo por arriba de ese cajón siempre quedó pendiente la reducción a la urna que ustedes la vieron. Entonces la reducción se hizo después de todo esto y se contrató a un especialista que era Horacio Solla, antropólogo forense, y se pudo apreciar la falta de piezas que eran unas veinte. Ya se sabÃa que faltaban algunas de Francia que eran cuatro piezas dentarias, falanges, rótulas. Me parece bien que se estudie pero hay que ver los fines. Otra cosa que es muy chocante es que el gobierno francés lo entregara como restos humanos un ser con nombre y apellido lo repatriara como persona y la categorÃa de resto arqueológico habÃa caducado. En Francia han avanzado en cuanto a los derechos humanos y el parlamento francés aprobó una serie de leyes y derechos humanos y una de esas leyes era repatriarlos. Primero repatrió a u africano que fue a Sudáfrica y luego vino Vaimaca.
― Para usted la sociedad uruguaya ¿discrimina o reconoce a lo charrúa?
― Discriminación hay pila todavÃa, reconocimiento también. Pero muchas veces cuando se enteran que yo estoy en la asociación a veces se sorprenden para bien otros muchas veces les choca. Es decir está el gracioso, por ahà disimulan pero vos te das cuenta que te toman el pelo.
― ¿Le han dicho algo?
― SÃ, directamente sÃ. Muchas veces de forma irónica que te das cuanta que te toman del pelo. Y todavÃa te preguntan: “¿Vos india, de donde? Y luego de dicen: “¿que vas a ser charrúa?
― ¿Para vos es poco el número de integrantes?
― SÃ, la verdad poco se convoca pero todo depende con el ojo que lo mires. Cuando comenzó la asociación era mas gente la que participaba, luego de la crisis del 2002 fue donde desapareció mas gente.
― ¿Qué opinión te merece INDIA (Integrador Nacional de Descendientes IndÃgenas Americanos)?
― No tenemos contacto con ellos, pero lo que nos parece que está mal es que pongan integrador de indÃgenas, si son los únicos que no están nucleados con nosotros. Lo que si sabemos es que tienen personerÃa jurÃdica como nosotros.
― ¿Cuántos son los que tienen personerÃa jurÃdica?
― Todos los demás grupos no tienen la personerÃa jurÃdica, algunos es por una cuestión formalidad, es decir esa formalidad no va con lo charrúa. El grupo Sepé lo tiene bien claro, el grupo Pirà creo que también, el grupo Guyunusa no se como está ahora si lo tienen o no. Son diferentes posturas que hay que respetar. Con respecto a INDIA, cuando se formó fue la que representó a Uruguay ante el Fondo IndÃgena. No fueron elegidos fue un arreglo con el Ministerio de Educación y Cultura fue algo asà como de “amistadâ€. Provisoriamente mandaron un delegado que no habÃa sido elegido como pedÃa el Fondo IndÃgena además el nombre “integrador†creo que influyo. Luego cuando se hizo el consejo de grupos se llamó a todos los grupos y ellos muchas veces decÃan que no fueron notificados. Cuando vinieron los restos de Vaimaca ellos tuvieron una postura a favor de la ciencia, donde a nosotros nos trataban de oscurantistas. Eso salió en la prensa y Toscano decÃa que tenÃa que ir a un museo porque era una Biblioteca viviente, realmente un disparate. Desde marzo estamos en la Comisión de Xenofobia y Discriminación, estamos promoviendo la ley de genocidio y la de debate educativo. Juntos presentamos un proyecto para que el once de abril sea dÃa del genocidio del pueblo charrúa que es una forma para que el estado reconozca el genocidio, no hemos tenido mucha aceptación por el tema de que todo es guaranÃ. Lo charrúa lo ven como algo mÃstico inclusive hemos tenido que hablar muchas veces con los parlamentarios. El tema de las escuelas es constante va Paulo o Enrique en forma constante a hablar del tema y además hemos hecho muchas exposiciones al respecto.
― ¿Y de la lengua que le parece?
― Yo lo veo difÃcil, como que no se ha investigado mucho, como que no hay una investigación profunda.
― ¿En estas reuniones que hacen cada dos semanas se junta gente?
― A veces no llegamos a tres personas o a veces somos diez, todo depende.
― ¿Cómo es esa organización que tienen?
― La comisión directiva es: presidente, vicepresidente, secretario, prosecretario, tesorero y dos vocales. Luego viene la comisión fiscal.
― ¿La comisión fiscal, que hace?
― Cuando hacemos la asamblea general todos los años se presenta la memoria anual con las actividades y el balance de gastos, ingresos por donación. Además tenemos una cuota por mes que es de veinte pesos. No tenemos un sistema de cobranzas hacemos en el aniversario de la asociación, el 19 de agosto, venta de tortas, comidas, empanadas. Además de todo esto la casa de Flores nos cobra alquiler y hay que pagarlo. Nos juntamos un miércoles sà y otro miércoles no.
Entrevista a Mónica Michelena.
― ¿Qué fue lo que te motivó a averiguar sobre tu ascendencia indÃgena?
― Durante mi niñez hubo un gran vacÃo. En mi familia nadie me explicaba nada. A mis hermanos tampoco. Nos sentÃamos morochos. Los Michelena son todos vascos, y blancos. Y mi madre es la descendiente de charrúas. Hasta que una vez, cuando yo tenÃa 18 años, y estaba discutiendo con mis padres, una tÃa mÃa me dijo: “sos bien charrúa, tenés a quien salirâ€. Me empezó a contar de mi bisabuelo, que era charrúa. Le pregunté a mi madre, y me dijo que ella no sabÃa mucho. Me mandó a hablar con las tÃas abuelas. SabÃa algo, pero lo querÃa ocultar.
― ¿Ellas vivÃan acá o en el interior?
―Mi madre es de Sarandà del YÃ, pero vivÃan en Paysandú cuando yo nacÃ. Mis ancestros son de la zona de Sarandà del YÃ, y de los alrededores. De la frontera entre Florida y Durazno. Hablé con esas tÃas abuelas, y me dijeron que mi bisabuelo era un indio charrúa, y que vivÃa en el monte, pero no en un sitio fijo, era nómada. Iba a las estancias, trabajaba todo el dÃa. Nunca supe si mi bisabuela era descendiente o no, por sus caracterÃsticas. VivÃa en el monte, tuvo muchos hijos y maridos. No se casó con ninguno. Uno de esos maridos fue mi bisabuelo charrúa, quien tenÃa una vida no muy normal para la época. Mis tÃas me contaron también muchas cosas de mi abuelo, al que no pude conocer, y que tenÃa costumbres similares. Se iba al monte hasta 40 dÃas sólo con la pava. Ahà cazaba y pescaba, y les enseñaba a sus hijos a hacerlo. Cuando no tenÃan nada para comer, comÃan raÃces. Cuando no le servÃa algo, lo dejaba, no se apegaba mucho a los trabajos. Otra cosa que amerita investigación, que no sabemos si es indÃgena, europeo, o rural, es lo de los cordones umbilicales. En muchas familias de descendientes de charrúas, guardan los cordones umbilicales. Mi madre lo sabÃa de su madre, era algo que se transmitÃa de generación en generación. Ella me lo entregó a mà cuando
yo tenÃa 15 años, para que lo enterrara y lo devolviera a la tierra. En algunas reuniones sale ese tema: “ah, mi madre tambiénâ€.
― ¿Y de la lengua se puede rescatar algo?
― De mi familia no. La lengua es algo que lamentablemente se cortó después de Salsipuedes. En eso coincidimos con todas las organizaciones. No conozco descendientes que mantengan la lengua. Me han comentado que en Paysandú hay una señora, que parece tener algunas palabras en chaná, que la abuela le cantaba una canción de cuna. Pero eso son comentarios, habrÃa que ir, y hacerle una entrevista. Hasta 1841 hay registros de Teodoro Vilardebó, que era médico e historiador. Fue el único que se preocupó por hacer registros de la lengua charrúa. Entrevistó a 2 personas: una señora a la que llama “la China de Ariasâ€. Eso, porque después de Salsipuedes, en el reparto de chinas y charruÃtas, ella fue a dar a la estancia de un tal Arias, en Colonia. Ella le cuenta a Vilardebó como se dicen las partes del cuerpo humano, los animales, las plantas. También entrevista aun criollo, el sargento Benito Silva, que participó en una revuelta en el Cuartel de Dragones, en el departamento de Durazno. En 1825, durante una sublevación entre los militares, contra los porteños, Silva se escapa con sus hombres, y se refugia en una tolderÃa charrúa. Tan bien acogido fue, que estuvo 5 meses, y los charrúas lo nombran “cacique de guerraâ€. Lo llaman “suaj Silvaâ€. Y aprendió a hablar en charrúa. TenÃa un vocabulario que coincidÃa con el de la China de Arias. En total, Vilardebó recoge 68 vocablos, y los agrupa bajo el Códice Vilardebó, que está en el Museo Histórico Nacional. Eso es lo único que se sabe al nivel de documento histórico. Después hubo un charrúa que vivió en Entre RÃos, el Indio Floro. Se hizo famoso porque lo llevaron al Canal 9, y porque nunca habÃa salido de la estancia donde vivÃa. A los 6 años, en una incursión del Ejército, un general argentino lo lleva como prisionero, y lo deja en una estancia en Villaguay, en donde lo trataron muy bien. VivÃa solamente a carne asada y mate. Poco tiempo después de estar en el Canal 9, muere. Murió en 1969, y según él, vivió 144 años. Él hablaba la lengua charrúa- eso está registrado en el diario El PaÃs, del ´69, que está en la Biblioteca Nacional-. También se dice que hay una grabación, que se la hizo un lingüista uruguayo, José Pedro Rona, que era grado 5 de la Universidad. Según el diario, él fue con un grupo de periodistas, y algún antropólogo, a hacerle la entrevista. Nunca supimos que pasó con esa grabación. Rona murió, y siempre quisimos comunicarnos con su hija que vive en EE.UU., pero no hemos podido.
― ¿LeÃste el artÃculo de El PaÃs?
― SÃ, está bueno. Ahora les voy a mostrar alguna foto del Indio Floro (muestra algunas fotos, y artÃculos de revistas viejas). Estas revistas son de la década del ´60. En nuestro paÃs también habÃa un indio viviendo en Pan de Azúcar, que tenÃa 112 años. Se llamaba Miguel Gonzáles. Miren dónde vivÃa, y el hachita que tenÃa. Fue estudiado por antropólogos, pero los estudios no se conocen mucho, porque están guardados en la Facultad de Humanidades. Por aquà dice que él tuvo contacto con un antropólogo, que se llamaba Eugenio Petit Muñoz, que murió.
― Dentro de todo lo que hay hoy, rescato a Bernardino, porque nunca sintió vergüenza de lo que es, más allá de que muchas veces lo usaron. Pienso que lo han usado porque no se sentÃa sostenido. Ahora se siente sostenido por un grupo de jóvenes. Tiene apoyo moral, espiritual.
Ha participado con nosotros, y colabora. Ya no está tomando. En algunas aparcerÃas lo mamaban, lo emborrachaban, y se burlaban de él. Pero ahora no.
― La otra vez vino a Punta Yeguas, y dio una charla a 36 niños, dentro del Programa Verano, del Cerro. No saben cómo les habló a los niños (…). Era un encuentro abierto para toda la gente. Vino gente de Paysandú, de Tacuarembó, de Colonia, de Canelones, etc. El encuentro se basaba en la temática indÃgena. Hubo charlas sobre plantas medicinales, curación en barro, botánica. También hubo talleres y fogones.
― ¿Qué asociaciones estaban ah�
― Organizamos nosotros porque cada 3 meses el CONACHA se junta, y nos vamos rotando en la organización. Ahora le toca al PirÃ. Pero en esa oportunidad, lo organizamos distinto, lo hicimos abierto. Por un lado se reunió el CONACHA, representado por 2 integrantes nuestros. Como no les gusta que lo escuchen, nos reunimos aparte. Pero el otro sector, estaba abierto a todo público. Mucha gente que fue, escuchó la propaganda por la radio. También existe un grupo en Punta Yeguas que se llama Espacio de Gestión del Parque Punta Yeguas. Es un grupo de vecinos de Santa Catalina que luchó durante 6 años para que ese parque fuera público. Porque ese parque era anteriormente de un terrateniente que tenÃa una fábrica. Ahà habÃa un camping, en donde cobraban entrada. Estos vecinos lograron que la Intendencia lo comprara, y les diera la gestión a ellos. Es el primer emprendimiento que un grupo de gente gestiona con la Intendencia, es una cogestión. Nosotros también pertenecemos a ese espacio de gestión, porque ahà hay un sitio arqueológico, el primer sitio arqueológico declarado oficialmente en el departamento de Montevideo. Hay un lugar en donde se encontraron muchas puntas de flechas, boleadoras, durante una época en que se estaba sacando arena. La gente del lugar se movilizó, y logró parar la extracción de arena. Hay un pozo enorme, con arenas negras- no se sabe lo que es, ni que hubo ahÃ. Eso está por ser investigado por Daniel Panario, un geólogo de la Facultad de Ciencias. Se dice que en ese lugar hubo un fuego prendido por 200 años. No queremos que se toque ese lugar, y el proyecto con estos vecinos serÃa hacer un museo in situ, con una serie de piezas que fueron guardadas por un matrimonio del grupo. También hacer una reconstrucción de tolderÃa, donde vayan los niños de la escuela. Todo administrado por los mismos vecinos. Pero es un proyecto a largo plazo, porque sale mucho dinero. Otro problema tiene que ver con la forma de resguardar eso, porque siempre va a haber alguien que quiera robar, sacar piezas.
― Si pasó con los restos de Vaimaca, quién te asegura que no pase en un museo in situ.
― Igual la Intendencia ya ha puesto mucho dinero, se están haciendo unas casitas de madera para los guarda parques. Está todo más o menos encaminado.
― ¿En qué otros proyectos participan ustedes como asociación?
― Bueno, eso porque nosotros pertenecemos a la red Ãnter social del oeste. Es toda una red de organizaciones sociales, dentro de la cual está también este espacio de gestión. Y otros proyectos (…) el grupo Basquadé mismo, con el que vamos mucho a las escuelas. Este año ya empezamos a ir.
― ¿Participan en el Debate Educativo?
― SÃ. Fuimos al debate como CONACHA. Nos dieron varios lugares para delegados, 2 delegaturas por CONACHA. Los demás habÃan sido delegados de sus barrios. Fue un trabajo en conjunto. Una de las autocrÃticas que nos hacemos, es que nos falta trabajar en grupo.
― ¿Qué propuestas llevaron al debate?
― Participamos en todas las comisiones. La propuesta es que se revalorice a la cultura originaria de acá en todos los ámbitos. A mà me tocó en Educación y Cultura; de ahà salieron 2 mociones para revalorizar e implementar: una, que el MEC implante mecanismos para que se conserven las pictografÃas, los sitios sagrados; que se revalorice la lengua, las costumbres, todo lo que tiene que ver con la cultura indÃgena. La otra, es que sigamos investigando en torno a la lengua. Estamos un poco trancados, avanzamos en la medida en que pudimos investigar en los registros. Del indio Floro nunca se supo nada, quedamos ahà cortados. La gente de Pueblo Jaguar se juntó varias veces con nosotros, hace años- te hablo del 2000, 2001-. Nosotros fuimos una vez para allá, ellos vinieron 2 veces para acá. Ahà empezamos a trabajar con la lengua junto a ellos. Hay 3 registros de lengua: la charrúa, la chaná, y la guenoa. Siempre son registros, porque no hay memoria oral. Nosotros hicimos canciones, ellos hicieron mucha poesÃa en lengua. Ahora están elaborando canciones en Entre RÃos, y están cantando con VÃctor Heredia, que tiene un programa con los pueblos indÃgenas. Hay 3 charrúas que están en ese programa, y van por toda la Argentina cantando en charrúa. Asà que en Argentina se puede decir que se empezó a expandir la lengua charrúa.
― El tema es que venga para acá, ¿no?
― Bueno, acá estamos nosotros y todos los que quieran hacer. Lo bueno serÃa que esto se multiplique. En Durazno habÃa unos chicos haciendo música con las caracolas, y con el arco. Los incentivamos para que sigan, pero no sé si seguirán.
― El grupo Vidaà de Paysandú, sigue haciendo.
― ¿Cuál es tu opinión acerca de INDIA, y de las organizaciones que se cortan, que dicen: “lo charrúa ya no está, ya no hay nada?â€, que “no se rescata nada, que todo es guaranà (…)?
― Me encantarÃa que los guaranÃes se organizaran. Hay un gran vacÃo. Si contamos,- según los estudios que han hecho los antropólogos- con la cantidad que quedaron vivos,- por el exterminio que hubo con los charrúas- la mayorÃa de la gente que tiene rasgos, que tiene genética, serÃa descendiente de guaranÃ. El tema es que los guaranÃes nunca se organizaron como guaranÃes mismos, para reivindicar su lengua, su cultura, su origen, sus raÃces. Para mà serÃa interesante que INDIA se organizara como descendientes de guaranÃes, si ellos se consideran que son descendientes de guaranÃes.
― A nosotros nos ha quedado claro qué se consideran, porque hemos tenido varios fracasos de entrevista. No hemos podido encontrar a ninguno.
― Lo que pasa es que murió el lÃder, Rodolfo MartÃnez Barbosa. Ese hombre movÃa muchÃsimo. Viajó por todo el mundo.
― Nosotros encontramos a la presidenta actual de INDIA en el Cabildo, durante la ceremonia por el Solsticio de Invierno. Pero como que trató de evitarnos.
― Tenemos un amigo ahà en INDIA, Ciro RodrÃguez, que estuvo en Basquadé. Paula es la esposa. Ciro estuvo el otro dÃa con nosotros, en el Cabildo, durante el DÃa Mundial del Agua. El MEC nos contrató. Nos habÃa venido a visitar gente de una organización, Viento Amigo. Son meteorólogos, se habÃan enterado de que existÃamos. Y para el DÃa Mundial del Agua querÃan que aportáramos con alguna leyenda indÃgena. En 15 dÃas organizamos, con 4 niños, la representación se una leyenda preciosa, de un ojo de agua. Para eso llamamos a Ciro, después de años que no tocábamos juntos.
― Si, Ciro ha sido siempre más receptivo. Fue el que se acercó para hablar con nosotros en el Cabildo. Pero no tenemos aún la visión de ellos, porque no hemos podido tener una entrevista.
― Dentro de su agrupación también tienen problemas con él.
― Lo que sà tenemos claro, es que existe una especie de “zanjaâ€, un conflicto entre todas las asociaciones que conformaron CONACHA, e INDIA.
― Ese conflicto surgió de ADENCH. INDIA y ADENCH eran uno solo, bajo el nombre de ADENCH. Pero hubo conflictos internos, como en todos los grupos del Uruguay. Todo uruguayo es asÃ. Se pelearon entre ellos; entonces se separaron Rodolfo MartÃnez Barbosa, esta señora que también fue presidenta de ADENCH, - Possamay- y formaron INDIA. Yo estuve unos meses en ADENCH, en el ´89. Siempre quedé en buenas relaciones. A pesar de no ser de esa asociación, iba a veces a conversar, a plantear cosas; siempre tuve un acercamiento. Ellos organizaban algo, - como el 11 de abril, y yo iba. Cuando se separaron, me invitan a mà también para conformar INDIA, en el Cabildo. En ese momento no existÃa Basquadé. Fui, porque siempre estoy abierta a todo. Pero desde entrada no me gustaron los lineamientos.
― ¿Cuál era la propuesta?
― No la veÃa claramente. No me gustó la forma que tenÃa, era muy polÃtico, muy pesado. HabÃa muchos polÃticos invitados, y gente del senado. Era muy institucional, muy formal.
― De eso nos dimos cuenta. Cuando fuimos a la ceremonia del Cabildo, habÃa gente del Ministerio.
― Está bueno, no es que uno rechace todo lo que venga de los gobiernos o los parlamentarios, porque en realidad precisamos de ellos siempre, para todo. El apoyo es fundamental.
― Sobre todo lo de los costos, ¿no?
― Si, lo de los costos es vital. Cuando nosotros viajamos nunca recibimos apoyo. No hay apoyo para las organizaciones. Tenemos que autofinanciarnos. No hemos trabajado nunca como una ONG. El Fondo IndÃgena nos ha dado algunas veces para los pasajes. Pero la organización tenemos que financiarla nosotros. Hemos sido invitados a cumbres. Somos 11, de los cuales, creo que el Fondo IndÃgena nos financió (…). Recién Ana MarÃa estaba en el Fondo IndÃgena en ese momento.
― Cuando la entrevistamos, recién llegaba de Bolivia, con Auyanet.
― SÃ, ellos son los delegados. Ella es vicepresidenta. Hace poco fui a una cumbre en Guatemala, que no era apoyada por el Fondo IndÃgena. TenÃa otro lineamiento diferente al del Fondo, era más de izquierda.
― ¿Y cómo fuiste?
― La invitación fue para todas las organizaciones de base, que están excluidas, y que no tienen apoyo de los gobiernos. Era para todas las organizaciones de acá. Le llegó al CONACHA, y Ana MarÃa repartió las invitaciones para todas las organizaciones. Yo sé de algunos que se inscribieron. Pero no te pagaban el pasaje, porque es otro tipo de organización de cumbres. En general, las cumbres que organiza el Fondo son con todo pago, hotel, todo resuelto. Pero estas cumbres son autónomas, auto convocadas por los pueblos indÃgenas, donde no hay dinero. Miré los ejes temáticos, y eran impresionantes. Hablaban de resolver cuestiones polÃticas, sociales y económicas de actualidad. Todo lo que está pasando en América: la nueva coyuntura Evo Morales- Chávez. Como nunca habÃamos ido a esas cumbres auto convocadas, me interesó mucho poder ir, para ver cual era la visión que habÃa. Luego de que nos inscribimos, nos mandaron decir que tenés que conseguir el pasaje. Como no podÃamos pagarlo, nos mandaron una lista de organizaciones internacionales, que yo no conocÃa. TenÃamos que escribir a una de esas organizaciones, para pedir financiación. Escribà a una de Canadá, por medio de un e- mail, y me contestaron que estaba equivocada, que ellos no apoyaban ninguna cumbre. Luego, mandé otra carta para decir que Basquadé no iba a poder estar presente, porque no habÃamos podido conseguir la financiación. Y me mandan decir que ellos tienen mucho interés de que por lo menos una persona de Basquadé participara. Nosotros conocÃamos a otros dirigentes indÃgenas de esa organización, por otros encuentros que habÃamos tenido. Esa organización es una comunidad autónoma de pueblos. No hay ningún gobierno por detrás, ni el Fondo IndÃgena, que tampoco apoyaba. Y me dicen: “escribà a tal dirección, que ellos sà te van a apoyar.†EscribÃ, y unos dÃas después me llaman por teléfono; una muchacha que conozco, que representa a la organización en nuestro paÃs, para decirme que habÃa sido aceptada acá, y que buscara el pasaje más barato. Entonces 2 dÃas antes de irme, saqué el pasaporte de forma urgente. Fue una buena experiencia, porque era la primera vez que nos financiaba una organización que no sabÃamos bien como era. Antes el procedimiento para obtener financiación no era tan estricto, ahora tenés que hacer una rendición de cuentas, dólar por dólar que gastas. Esa cumbre fue diferente, e interesante; paramos en la casa de los indÃgenas, en la comunidad. VivÃamos como ellos, y comÃamos las comidas tÃpicas que ellos elaboran. No estábamos ni en un hotel, ni en un restaurante. Estábamos en el campo, en un sitio arqueológico hermoso. Fue una experiencia muy enriquecedora. HabÃa otras cumbres allÃ, pero eran muy sofisticadas, y separadas de la realidad.
― ¿Cómo se enteraron de lo del Fondo IndÃgena?
― A través del diario La República. Una vez, Rodolfo MartÃnez Barbosa sacó una nota diciendo que Uruguay se habÃa plegado al Fondo, y que iba a tener que mandar un delegado indÃgena. Entonces dijimos “tenemos que luchar para que esto sea realmente participativo y democráticoâ€. Le avisamos a todas las organizaciones, y fuimos a CancillerÃa varias veces. No obtenÃamos respuesta de CancillerÃa, hasta que en determinado momento Belela Herrera nos manda una carta, explicándonos cómo hacer las cosas bien. Primero, tenÃamos que convocar a todas las organizaciones y grupos. Las organizaciones que conocÃamos, las convocamos directamente. Pero podÃa haber una en Bella Unión, y nosotros no tenÃamos ni idea (…). Para ello, nos conectamos en tiempo y forma con las intendencias. Incluso aparecieron programas de radio y televisión, convocados por las mismas intendencias. A través de ellas, aparecieron las organizaciones que no conocÃamos. Y INDIA tenÃa que estar, porque sino iba a haber problemas. Convocamos a INDIA por teléfono, por e- mail, por fax; y no recibimos respuesta. El sábado era la reunión, y no recibÃa respuesta de INDIA. Entonces hablé con Ciro y Paula, que están en INDIA. Resulta que no estaban enterados, que Rodolfo no les habÃa comentado (…).
― Parece que habÃa problemas entre ellos, por el poder.
― También avisamos a ADENCH, de que Ãbamos a convocar a INDIA. Estuvieron totalmente de acuerdo. Entonces se da la reunión, en la Junta Departamental, sin la participación de INDIA. Es en esa reunión que conocemos a Ana MarÃa, que nos cayó re- bien. Ese dÃa la elegimos, por consenso con las otras organizaciones, como delegada indÃgena ante el Fondo. HabÃa también, una idea de formar un consejo entre todas las organizaciones. Una vez que elegimos a Ana MarÃa, formamos el Consejo de la Nación Charrúa- CONACHA-. Fue algo histórico. CONACHA va a cumplir 2 años de creación. Hemos hecho muchas cosas, pero cuesta avanzar. El próximo CONACHA va a ser en Tarariras, dentro de pocos dÃas, no se dónde va a tocar el siguiente.
― Nosotros notamos que hay una apertura hacia las temáticas indÃgenas, incluso desde el ámbito académico.
― También vamos a participar en una documental de Rodolfo Porley, que se va a rodar en Las Tunas. Está trabajando junto a López Goldaracena, que impulsó la Ley de Genocidio y CrÃmenes de Lesa Humanidad desde CancillerÃa. Ahora trabaja en el SERPAJ. Esa ley se aprobó en el Parlamento, y no rige para atrás. De aquà para adelante el genocidio va a estar penado. Tiene una visión actual de lo que es el genocidio, según el Tratado de Roma. La gente asocia la palabra genocidio con exterminio. En realidad no es exterminio. Hay una definición de derecho internacional de genocidio, que lo define como la intención de exterminar o aislar a un grupo humano, a una organización polÃtica, social o étnica, sindicatos, grupos religiosos, etc.
― Entonces va más allá de lo fÃsico. Abarca lo cultural.
― Claro, es la intención. También comprende el traslado forzoso. Exige asimismo la obligación de cooperar con la Corte Internacional, eso antes no estaba contemplado. Uruguay no tenÃa la obligación de cooperar con la Corte. Pero ahora sÃ. Si llama alguno de la Corte pidiendo datos, Uruguay debe dárselos. Antes se reservaba el derecho de decir sà o no. En este momento queremos, junto con ADENCH, que Uruguay ratifique el Convenio 169. Hay muchos paÃses de América que no lo han ratificado, entre ellos Chile y Uruguay. En Chile, los mapuches están trabajando para lograr la ratificación. Es un convenio de la OIT, que rige desde 1989. Es el único instrumento jurÃdico coercitivo a escala internacional. Si un paÃs lo ratifica y no lo cumple, puede recibir penas desde la OIT. Es un convenio de derechos indÃgenas. El tema más urticante, es el del territorio. Todos los pueblos indÃgenas que estuvimos en la cumbre, tratamos este tema. Acá en Uruguay, por ejemplo, hay gente que es descendiente, y que trabaja en el campo. Pero la gran mayorÃa no tiene tierras propias. Sin territorio, un pueblo indÃgena no es nada, porque la relación del indÃgena con la tierra, con el monte, es vital. Por medio de esa relación, podemos recuperar nuestra cultura: el uso de las plantas medicinales, etc. No es que vayamos a vivir como antes, pero sin la conexión con la tierra no podemos vivenciar. En Tacuarembó se están gestionando reclamos, ante el Instituto de Colonización. Pero no estamos de acuerdo con que se nos entreguen tierras por separado, queremos tierras para que podamos vivir en comunidad.
― Bueno, de todas maneras ni siquiera han entregado tierras por separado. A Bernardino por ejemplo, le habÃan prometido que le iban a entregar tierras. Pero según lo que el nos contaba, eso quedó en la nada. Las tierras que estaban prometidas para la familia de Sepé, hoy en dÃa forman parte del balneario Iporá. Le hicieron firmar unos papeles, pero lo embaucaron.
― Nosotros queremos que nos den un territorio, una reserva. Pretendemos que sea Arerunguá. Estamos planteando eso desde CONACHA. Toca además el tema del derecho que tiene cualquier pueblo indÃgena a auto reconocerse. Con el solo hecho de que te reconozcas como charrúa, y que tengas el aval de tus pares, o del grupo; no tenés por qué comprobar a nadie, ni siquiera al Estado, de que sos o no sos. Eso es muy importante para el pueblo indÃgena. Muchas veces, para conseguir legitimación frente al Estado y obtener ciertos derechos; algunos pueblos indÃgenas- como los mapuches-, han tenido que hacerse análisis de ADN. El problema es que no se sabe cómo o para qué ha sido utilizado ese ADN. Hay más casos. Nosotros conocimos a unos descendientes de Canadá- en Canadá están muy avanzados, tienen petróleo, territorios-, que para ser reconocidos por el Estado, tuvieron que hacerse el estudio de ADN. Otro grupo, del norte de EE.UU., se negó al estudio de ADN, y entabló una lucha judicial para ser reconocidos, a través del Convenio 169. Ganaron el juicio, y les concedieron derechos, por el asunto del auto reconocimiento. Pero a cambio, les pidieron que hicieran los registros de quiénes se reconocÃan como descendientes. Eso tenÃa que ser avalado por el grupo, la comunidad, la tribu, o como se llame. Una persona sola, que ande por el mundo, no se puede reconocer. Debe ser reconocida por sus pares. De lo contrario, por más que sea, el Estado no lo reconoce. Los derechos comprenden no sólo la obtención de territorios, sino también la conservación de los sitios sagrados o arqueológicos, como por ejemplo las pictografÃas, que existen en Uruguay, y están a las manos de Dios. Si Uruguay ratificara ese convenio, tendrÃan que reconocernos el derecho a ser guardianes,- no dueños- de esas pictografÃas. PodrÃamos ocuparnos de conservarlas, a través de una cogestión con el Estado, con la Comisión de
Patrimonio. En el departamento de San José existe un lugar donde hay pictografÃas, que fue declarado como área reservada gracias al trabajo de un arqueólogo, Florines. También hay pictografÃas en el Cerro del Toro, en Pirlápolis, y en el Cerro Pan de Azúcar. Una de nuestras reivindicaciones actuales, es la de llevar a Vaimaca a la tierra. Eso se acordó en el último CONACHA. El asunto era que ADENCH trabajó durante años para lograr la repatriación de los restos de Vaimaca. El mérito al trabajo era importante. Fueron al Parlamento todas las semanas, durante 10 años, para lograr la repatriación.
― Pero ellos no querÃan llevarlo a la tierra, verdad.
― Ellos proponÃan llevarlo al Panteón Nacional, que es donde está ahora. Desde CONACHA, la mayorÃa consensuados con ADENCH. Todo lo hacemos por consenso, no por voto. No existe el voto en CONACHA, ano ser que estemos horas y horas, muy trancados en un tema. Eso aún no nos ha pasado. Si no llegamos a un consenso en un CONACHA, llegaremos en el siguiente. Todos deben quedar conformes: o todos perdemos, o todos ganamos. Eso es lo que determina la unión del grupo. Si fuese por votación, serÃamos como un gremio, tendrÃamos esos vicios propios de las asambleas gremiales, que nosotros no queremos. Queremos que sea realmente indÃgena, los indÃgenas no tenÃan esas cosas. Eran más frontales, más abiertos y sinceros.
― ¡Cómo lograron el consenso en torno a lo de Vaimaca? Auyanet nos decÃa que ellos querÃan ese consenso.
― En los primeros encuentros no fue fácil. Todos querÃan imponer su punto de vista. Hasta que en el séptimo CONACHA se da el consenso. Ese consenso le dolió a ADENCH, porque ellos querÃan que los restos de Vaimaca quedaran en el Panteón. Tienen sus argumentos, que son entendibles. El asunto es que el Panteón no tiene nada que ver con lo indÃgena, es algo perteneciente a la cultura occidental. A mà me gustarÃa enterrarme en la tierra, no en un cilindro. Siento el espÃritu de la tierra, y me gustarÃa ser parte de él.
― Es como que tampoco se le siguieran haciendo estudios cientÃficos.
― También. Pero ese es otro tema. Creo que si hubiesen enterrado a Vaimaca en la tierra, los huesos ya se habrÃan diluido. Después de tantos años (…). Dicen que ahora les hicieron un tratamiento de conservación en la Facultad, para que no se estropeen fácilmente. Otro tema del que hemos estado hablando aquà en Basquadé, es el de la reserva. Nos interesa muchÃsimo para los jóvenes, que quieren irse para el campo, y tener emprendimientos productivos sustentables, sin dañar el ecosistema. La otra vez, 3 jóvenes de Basquadé se fueron para Alegrete, a una comunidad de charrúas que se llama Jóvenes en el Campo, a trabajar durante 3 meses. Esa comunidad queda en RÃo Grande do Sul, a 90 Km de la frontera. Dicen que quedaron encantados con la forma de trabajo en cooperativa. Capaz que vienen al siguiente CONACHA. En el grupo PirÃ, por ejemplo, trabajan con muchos jóvenes y niños del pueblo, están bien organizados y muy concientizados. No les importa si son descendientes o no, ellos juntan a todos, todos son charrúas. Algunos niños participaban en las asambleas, con el bastón de la palabra. DecÃan cosas impresionantes, conmovedoras. Con esa gente trabajamos todos los años. El último año, trabajamos con los padres y los abuelos. Para Fin de Año, los chiquilines
hicieron danzas charrúas, junto a sus padres y abuelos. En general, los niños que habÃan participado eran hijos de los integrantes de Basquadé. Pero ahora vinieron nuevos, son de familias que vienen a mirar, y se integran Hace poco se nos acercaron 2 madres, con las que nunca nos habÃamos visto. Primero se integró una de las madres, y luego, los 3 niños. Vienen de lejos, del Cerrito de la Victoria. Esas madres tienen un entusiasmo bárbaro. Han hecho los trajes, y la coreografÃa. Fueron al teatro, y querÃan que les enseñáramos danzas charrúas. En esta foto (muestra una foto), hay maestras y niños de Rocha. Esa fue una actividad extracurricular que se hizo junto a varias escuelas rurales. Esta otra foto (muestra otra foto), es en un encuentro que hubo en Tarariras. Ahà están Borgogno y la familia. Ha habido cantidad de encuentros, muchos de ellos en Tarariras. ¿Conocen a Blanca RodrÃguez?
― Sabemos de ella, pero no la conocemos personalmente. ¿Cómo son los rasgos de ella?
― Tiene el pelo bien chuzo, negro. Picerno tiene fotos de ella, que son de cuando se formó CONACHA. Es muy buena persona, muy sensible. De todos los de Tacuarembó, creo que ella es la que tiene más rasgos. Ha trabajado mucho con los niños. Una vez, tenÃamos una actuación de Basquadé en el Camacuá. Ella trajo a los chiquilines de su escuelita de Tacuarembó, para que vean la obra de teatro. Trajo a toda la escuela, desde el Cerro de BatovÃ, con los padres de los niños inclusive. Fue emocionante.
― El interior está tomando conciencia.
― Yo creo que sÃ, inclusive más que en Montevideo. Cualquier persona en Tacuarembó sabe del tema. Se dice incluso, que quieren sacar el monumento a Bernabé.
―Ese monumento lo puso Bernardino. Él, sin saber que era charrúa, como empleado de la intendencia. Esa anécdota es muy fuerte.
― La verdad que sÃ. Otro evento en el que hemos participado, es la Bienal del Juego, del Equipo de la Mancha. Ahà nos propusieron que hagamos un taller para hacer jugar a los grandes. Con los niños es fácil hacer esos talleres. Hemos hecho talleres de juego en las escuelas, relacionados a la temática indÃgena, con una arqueóloga. Pero hacer jugar a los grandes fue un desafÃo para nosotros. Por suerte la experiencia fue exitosa. Danzaron, hicieron cerámica; los hicimos recorrer el monte, el bañado, representar animales. Ahora estaban por sacar un libro, para el cual nos pedÃan el registro de nuestra experiencia. También hemos estado en Porto Alegre, en el Foro Social Mundial; en el Foro Uruguay, en el Foro Social del Oeste, y en el Foro Binacional, que se hizo entre las 2 fronteras- entre el Chuy y Santa Vitoria do Palmar-, entre los brasileros y los uruguayos. Ahà conocimos a los descendientes de charrúas del Brasil. Del último viaje, nos salió una unión con ONPÃA (Organización de Naciones del Pueblo IndÃgena de la Argentina). Basquadé se unió con ellos. CONACHA todavÃa no, esperemos que se una. Vemos que tenemos problemáticas comunes con Argentina, Paraguay y RÃo Grande do Sul. Hay problemáticas actuales, como el AcuÃfero GuaranÃ, o lo que pasa en la Triple Frontera. Otro problema, tiene que ver con el proyecto que pretende unir por medio de canalizaciones y desvÃos en los rÃos, a Uruguay, Paraguay, Brasil y Argentina. Quieren desviar el Amazonas. También quieren construir rutas que atraviesen toda América. Es un proyecto de vÃas de comunicación. El objetivo es sacar la materia prima de América, y
en algunos casos se va a desplazar a poblaciones indÃgenas. Eso sólo beneficia a las transnacionales, que van a sacar las materias primas más barato. Pero no va a beneficiar en nada a los pueblos. Tenemos que oponernos, porque el proyecto ya empezó a encaminarse, se viene. También están haciendo estragos en una zona del Pantanal, en RÃo Grande do Sul. En suma, nuestra idea es no abarcar solamente los problemas uruguayos, sino ver también los problemas de la región, del MERCOSUR. Los grupos andinos, por ejemplo, están más unidos que la parte del sur (Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay). Están todos unidos en la CAOI, la Coordinadora Andina.
Entrevista a Mónica Sans.
― ¿Qué razones te llevaron a Investigar a los indÃgenas? ¿Y a los charrúas?
― Cuando estaba trabajando honorariamente en una clÃnica genética con el doctor Mañé Garzón que es pediatra, llamaba la atención la cantidad de niños que nacÃan con mancha mongólica- te estoy hablando del ´´84- ´85. Entonces decidimos hacer un estudio de frecuencia mongólica que está publicado en la revista PediatrÃa del ´86. De esto hace 20 años y la frecuencia dio altÃsima, del 41% en el Hospital de ClÃnicas cuando uno esperaba que en una población europea no sobrepasara el 10%. De hecho en Europa el único valor mayor al 10% es una población de Portugal, Coimbra, que está argumentado que es porque tuvo contacto con africanos y que tuvo mucho esclavismo. Empezamos a buscar distintos marcadores que pudieran diferenciar. Nuestra morfologÃa no es muy fácil, lo obvio es el color de piel pero no es demasiado claro y normalmente ni siquiera se utilizan como marcadores. Entonces consideramos a partir de ahà el diente en pala, que eso sà es frecuente en indÃgenas y no es frecuente en africanos ni en europeos, ahà daba un valor bastante más bajo de veinti algo por ciento, aunque es un poco difÃcil de ver porque es por grados. Pero de todas maneras daba un valor que no era ni tanto ni tan poco, o sea ni era el 40% ni tampoco era el 10%, 12% en una población europea, o sea que habÃa un aporte indÃgena. La entrada a mi tesis de maestrÃa, fue estudiar HLA grupos sanguÃneos, que son los que llamamos ahora marcadores clásicos, no por la vÃa molecular que a fines de la década del ´80 todavÃa prácticamente no se hacÃa, sino que era por reacciones cerológicas. Ahà dio para Montevideo un aporte bastante alto indÃgena que después se modificó porque los métodos que tenÃamos no eran muy buenos. A partir de ahà seguimos con el tema, tomamos el nordeste porque suponÃamos que habÃa mayor influencia indÃgena, incluso mirando a la gente, en Tacuarembó y Cerro Largo y tomamos un subgrupo de Tacuarembó que se auto reconocÃa como indÃgenas. Ahà también nos acercamos a lo que en ese momento era ADENCH, estoy hablando de comienzos de la década de 1990. En esa época Elena Gil era la presidenta y con un grupito de ellos hicimos en el Banco Nacional de Órganos y Tejidos, un estudio sanguÃneo, y es bien curioso, porque por ejemplo lo que ellos daban en promedio como conjunto de descendientes, si bien era bastante mayor que el aporte indÃgena en Montevideo, era mucho más bajo que el aporte indÃgena en Tacuarembó que daba arriba del 20%, a ellos les daba 12 y en Montevideo habÃa dado un 1. Estaban en el medio. Ellos sà tenÃan una cierta identidad en cuanto reconocÃan “descender de “. Algunos tenÃan datos bastante concretos de qué indÃgena descendÃan y otros no tenÃan la menor idea, pero sabÃan que descendÃan de algún indÃgena o por su propio fenotipo, y por las ideas de “porque mi abuela tenÃa tantos años†o “andaba a caballo†o “fumaba purosâ€. Otra cosa que hicimos antes fue los
estudios de dermatoglifos, o sea las huellas digitales, que es algo de lo que ahora tanto se habla. De las variables que utilizamos para discriminar, fue la que discriminó peor. En mancha mongólica tal vez fue el que dio un poco más, sobre todo la asociación con africano más que con indÃgena.
― ¿O sea que la variable que manejaron fue sobre todo la mancha mongólica?
― No. Eso al comienzo. Estoy hablando hasta el ´90. A partir del ´90 fue básicamente sanguÃneo. Cando te digo sanguÃneo o marcadores clásicos, estoy hablando de grupos sanguÃneos como el que todo el mundo conoce: A, B, C o RH, más otro grupo del mismo estilo como DUFFY, DIEGO, KEL, que se estudian poco. Son similares en caracterÃsticas: se toma una gota de sangre, reacciona el suero, aglutina/ no aglutina según si uno tiene o no tiene el antisuero correspondiente. Es mucho más fiable que la morfologÃa, en el sentido de que en la morfologÃa, por ejemplo, la mancha puede desaparecer y en algunos perdura hasta la adultez. Sobre fines de los ´80 empezamos con ADN mitocondrial y más acá, con cromosoma Y que te permite una lectura mucho más fina que el ADN mitocondrial. Hoy en dÃa, cuando se analizan los valores para promediar en el Uruguay: si uno toma las 2 herencias mezcladas, lo que podrÃa ser grupos sanguÃneos, está alrededor del 10% indÃgena para todo el promedio. Que es como que cada persona tuviera en promedio un bisabuelo o tatarabuelo. Cuando haces lo mismo desde el lado mitocondrial, un tercio de la población tiene un ascendiente indÃgena. En sÃntesis, tenemos 10% cuando es por ambas vÃas, un tercio, 34% aproximadamente cuando haces solo vÃa materna y entre el 2 y el 8%, cuando es cromosoma Y. Datos similares a lo que se ve en toda Latinoamérica. Al nivel de ADN mitocondrial hay un linaje que lo detectamos porque hacemos también poblaciones prehistóricas. A nivel mitocondrial, se pueden obtener muchas copias por célula, entonces se puede acceder a material antiguo, casi 100000 años, permite lograr ADN mitocondrial, no asà el nuclear. Es muy difÃcil de trabajar. Pero bueno, y acá se hizo el mitocondrial en un cerrito de indÃgenas de los de Rocha que se trabajaron hace tiempo. TenÃamos analizadas las mutaciones de una parte del ADN mitocondrial de 2 individuos que eran muy parecidos entre ellos. Resulta que Vaimaca dio prácticamente igual, tienen las mutaciones tÃpicas de un determinado haplogrupo que es indÃgena, que es el C. Y además tienen otras que comparten entre ellos, que hay 2 personas que viven actualmente, una en Montevideo y otra en Melo, que tienen la misma mutación. Hay un linaje, hay una continuidad de: cerrito prehistórico, Vaimaca histórico y la actualidad. Todo aquello del exterminio no quiere decir que lo podamos adscribir a los del cerrito, a un grupo étnico. Porque ahà empiezan las discusiones de que pudo haber mezcla, o sea, que la madre, abuela o tatarabuela de Vaimaca no necesariamente fuera charrúa, que eso podrÃa ser. Entonces estamos viendo es ese ADN de su tatarabuela. Vaimaca no tuvo descendientes, no transmite su ADN mitocondrial. Pero tal vez su hermana sÃ. De todas maneras hay un linaje que aparentemente no apareció en otro lugar de Latinoamérica.
― Y esas 2 personas, ¿cómo lo explicas?
― Una casualidad. Uno es un estudio de Sinthia Pagano, que tomó una muestra al azar, que tiene casos forenses, mezclados con población. Creo que no tiene la identidad exacta de esta persona. Y el de Melo, es una persona que cayó en un muestreo al azar. Es posible que en la población haya muchos más. Entre prehistóricos y actuales, que podamos determinar, la
secuencia mitocondrial. Puede ser que la madre de Vaimaca no fuera charrúa o descendiente concretamente. Pero ahà se habla de mezclas, y en eso no me meto porque no tengo forma de saberlo. Lo que sà que hay una continuidad.
― ¿Qué opinás acerca de los mitos, ritos, todo eso que se cuenta?
― Lo que se sabe de los charrúas, hasta donde sé de lenguaje hay muy poco. Hay una recopilación en códice y de términos. No hay un lenguaje que se pueda interpretar, son términos que no están armados. No hay oraciones, no hay una sintaxis que se conozca. En un librito para niños, Elena Gil, los va tomando, como que fueran diálogos entre niños. Hasta donde se sabe en el paÃs no ha quedado una supervivencia de la lengua. La única costumbre que se hablaba era que por duelo se cortaban las falanges, cosa que no está verificada. Primero, que nunca encontramos un esqueleto con falanges cortadas. Y segundo, esto no quiere decir demasiado porque tampoco hemos encontrado algo que pudiera ser realmente una tumba charrúa. Ninguno de los que fue a Francia tenÃa falanges cortadas. Ni siquiera tenemos información para saber cómo enterraban a sus muertos. Sabemos cómo enterraban los habitantes prehistóricos, pero la ligazón entre lo prehistórico y lo histórico como charrúas es bastante complejo. Algunos autores como Diego Bracco, dicen que los charrúas llegan acá en épocas históricas, o sea, que lo que estamos viendo no serÃan charrúas. Yo prefiero hablar de una especie de macro etnia de origen pampeano- patagónico que ocuparÃa todas las llanuras pampeanas.
― ¿Dentro de la cual estaban los charrúas?
― SÃ, porque cuando uno hace lo del ADN con Vaimaca, utilizando quÃntuple variables, da similar a Córdoba, lo cual tiene que ver con muchas fuentes que dicen que serÃa toda el área de influencia charrúa. Claramente agrupa con Córdoba y con Pampa- Patagonia. Incluso desagrupa hasta con el propio Este uruguayo. Incluso le pedimos a un colega de Córdoba que tenÃa otras colecciones, que hiciera él el análisis. Le dio exactamente lo mismo.
― ¿En qué zonas del territorio se concentró la mayor proporción de descendientes?
― En el Nordeste. Cynthia Pagano toma muestras muy pequeñas. El valor más alto por mitocondrial es Tacuarembó, 62%. Es una muestra de hospital, pero a Cynthia Pagano que tomó otra muestra le dio por ahÃ, o sea que es alrededor de un 60%. Es más frecuente descender de una mujer indÃgena que al revés. Lo interesante es que la gran masa de esa gente no tiene la menor idea. Ahora estamos haciendo un estudio en Artigas, que tenÃamos muy pocos datos, pero todavÃa no los tengo. De hecho son de Bella Unión, de Tomás Gomensoro.
― ¿Y de Durazno?
― Yo no creo que de demasiado diferente Durazno de Tacuarembó, parece ser bastante similar. Más al Sur sà ya cambia, empieza a blanquearse si quieren. De todas maneras ahora hay tanto trasiego de población, por la migración interna, que el Montevideo de ahora no debe ser ni siquiera el mismo Montevideo de hace 20 o 25 años. A mà lo que me gusta es la foto de
la población del dÃa, el que vive y está radicado, todos los que viven ahà para mà son la población del lugar, no importa si llegó hace 10 años, o hace 500.
― Y en esa investigación, ¿se podÃa discriminar si era de ascendencia charrúa o guaranÃ?
― No. Lo que sà sabemos es que en los guaranÃes del Sur de Brasil, de Misiones, predominaba un haplogrupo que se llama A. Cuando hablo de haplogrupo son determinadas mutaciones que son siempre las mismas que caracterizan un ADN mitocondrial determinado, y que para América son A, B, C, y D. En ellos predomina el A. En todos estos guaranÃes que están estudiados, que son actuales, o sea que puedan haber perdido o ganado respecto al pasado, básicamente son haplogrupo A. Mientras que Pampa- Patagonia es básicamente B y C. En Uruguay no predomina el A., predominan B y C. Entonces se parece más a la prehistoria de Pampa- Patagonia, o a Pampa- Patagonia actual, o incluso a Buenos Aires, que también tiene algo de A pero no demasiado; que a por ejemplo, guaranÃes. Cuando se dice que la gran contribución a la población uruguaya es guaranÃ, se hace en base a registros eclesiásticos, noventa y pico por ciento de las referencias son guaranÃes ¿Cómo uno puede explicar eso? Hay distintas posibilidades. Por un lado, que lo pampeano- patagónico, que serÃan charrúas, guenoas, toda la macro etnia, se haya integrado mucho antes, y además no pasara por los registros eclesiásticos normalmente. Por otro lado, está lo que podÃa ser considerado la otra mujer del estanciero. Eso está descrito incluso por Saint- Hilaire, que visitó a fulanito español, y su mujer indÃgena y su numerosa prole. Esa numerosa prole tiene obviamente ADN mitocondrial indÃgena, como la madre. Además, los guaranÃes que vienen son en general familias. Al analizar cromosoma Y de hombres casi no hay nada, pareciera que no tuvieron un gran éxito reproductivo, porque estaban en condiciones realmente muy malas. La otra explicación que me daba un etno- historiador, es que parece que en las Misiones jesuÃticas no todos eran guaranÃes. Esos misioneros eran originalmente pampeanos que iban a las misiones y que después pudieron venir hacia acá con su acervo genético. Vemos que nos parecemos más genéticamente hoy como población uruguaya, y sobre todo la población uruguaya que desciende de la de indÃgenas, a Pampa- Patagonia que a guaranÃes. Estamos tratando de identificar linajes propios y seguirlos; hasta donde yo sé, aparte de esta familia estudiada por Acosta y Lara, que son los GarcÃa de Tacuarembó, descendientes de Sepé, hay muy pocos que realmente tienen claro de qué indÃgena, de que etnia es su ancestro. Pero realmente muy pocos son capaces de decir de qué grupo provienen. Es posible que los que estén nucleados lo tengan un poco más claro. Isabel Barreto, estuvo trabajando en Villa Soriano y logró seguir algunos linajes guaranÃes y charrúas hasta la actualidad. La gente, por supuesto, no tenÃa idea de qué era.
― ¿Hay una problemática para definirnos como descendientes de indÃgenas?
― Ahora todo el mundo es “afro- aâ€, es “descendiente deâ€, euro descendiente, afro descendiente, indo descendiente o asiático, descendiente de asiático. Basándonos que somos todos uruguayos, la mayorÃa son “descendientes deâ€, y uno teóricamente podrÃa demarcar tres o cuatro categorÃas. Es un problema de autodefinición, no es sólo un problema fenotÃpico, que usualmente es el criterio que predomina, porque nadie que censa tiene la capacidad de decir: “fulanito es tal cosa o tal otra†sólo mirándole la “cara deâ€.
― Depende de las caracterÃsticas de las variables que vos tomas, te da un tercio, o te da un 10%, o en el peor de los casos te da un 2% si es por descendencia paterna. Pero culturalmente esa descendencia no se percibe, ¿por qué?
― Yo no se si las prácticas animistas, las luces malas vienen por el lado indÃgena. No estoy convencida de que venga por ahÃ, porque se ha perdido tanto. El mate no se si era charrúa, por decirlo asÃ. No hay ninguna cosa que evidencie que los charrúas por ejemplo tomaran mate. De hecho, acá no se produce yerba, o sea que no tiene mucha lógica. Más bien probablemente sà fueran los habitantes de zonas más tropicales, los guaranÃes. Es muy difÃcil ahora separar si tenés una práctica animista, y viene por el lado afro- brasileño que es mucho más pesado o si realmente hay alguna tradición. En los estudios que hicimos prácticamente nadie hizo ese tipo de relación. No hay forma de saber porque hubo un corte realmente cultural. El exterminio cultural existió, no el exterminio masivo en cuanto a la biologÃa.
― ¿En cuanto a lo genético?
― La genética sobrevive, porque la mezcla fue muy previa. Mucho antes de Salsipuedes ya habÃa muchÃsima mezcla. Y eso está muy claro, sobre todo entre las mujeres indÃgenas. Esa mujer indÃgena además que normalmente tenÃa como compañero un hombre estanciero europeo, y tenÃa un montón de hijos, posiblemente transmitiera muy poco de esa cultura, porque rápidamente intentaba integrarse al submundo del criollo. Tampoco el gaucho, que por definición es un mestizo. Muchas de esas costumbres es posible que vengan de antes del manejo del lazo, al manejo de la boleadora. Tampoco del caballo uno puede decir que sea indÃgena, porque eso es algo introducido. Una cosa es que la gente se autodenomine descendiente de indÃgena, me parece que tiene toda la razón del mundo, y muchos lo son. Pero no hay indios puros. Hablar hoy de una nación charrúa no es posible, porque una nación, digamos en ese sentido, serÃa un grupo étnico. Pero para definirte como grupo étnico tenés que tener un montón de parámetros culturales que se han perdido. No hay una lengua común, si la hay es porque leen los términos y después se los aprenden. De la música no hay nada. Se habla del famoso arco de Tacuabé y de sus barajas que son una copia de barajas españolas, con un palo menos, pero Tacuabé era criado en una estancia, aparentemente incluso era más claro que los otros, lo cual da para pensar que ya era mestizo. El después se incorporó a los charrúas debÃa ser descendiente obviamente.
― ¿Cómo percibÃs a los descendientes hoy?
― Ahora todo el mundo reconoce que sà hay descendientes de indÃgenas. En los afro descendientes también está mucho más movido, impulsar este tipo de cosas. Está en la universidad, pusieron un módulo raza en el Censo.
― ¿Crees que en la actualidad la sociedad uruguaya reconoce como parte de nuestra identidad la cultura indÃgena?
― Como cultura yo dirÃa que no, como algo que se cortó, sÃ. Bueno, en el sentido de que terminó. Pero, creo que hay un esfuerzo por reconocer que no es tan tajante lo que yo decÃa. A escala cultural hay un corte, que no lo hay a nivel biológico en el sentido que sà hay una
continuidad biológica. Pero elementos de estructura, sÃ. Pero no creo que la gente reconozca que haya muchas cosas que sean de origen indÃgena. De hecho, yo tampoco las reconozco. No creo que haya un reconocimiento de una cultura. Creo que la gente ahora está más abierta, a saber que sà quedaron descendientes, que hasta hace poco era casi un pecado. El exterminio, era un exterminio total. De lo cual podÃan salvarse los pocos guaranÃes que habÃan venido con Rivera, y algunos previos, pero que digamos, a nivel de todo lo que podÃa ser los indÃgenas nuestros, que eran básicamente los charrúas, ¿en donde habÃa quedado “la garra?†Después de la “garra charrúaâ€, pasamos a la “Suiza de Américaâ€, a la “Atenas del Plataâ€. Es la idea que habÃa llevado Sarmiento a Argentina, o sea, intentar aniquilar, la famosa guerra contra la barbarie. Y acá lo mismo, Uruguay se enorgullecÃa de no tener una carga social, como otros paÃses latinoamericanos.
― ¿Como el indio Tabaré de Zorrilla, que era rubio y de ojos celestes?
― Ahà está, y además todavÃa termina mal, muy mal, es una historia trágica la de Tabaré. Creo que eso sà ha cambiado en estos últimos 20 años. Pero de ahà a salir vestido de indÃgena, a andar con las armas, inventar mitos, o decir que se habla en lengua charrúa o que canta música charrúa. Creo que hay un abismo entre una cosa y la otra. Una cosa es revalorizar, y otra cosa es reinventar. Si uno resalta la parte indÃgena, es reconstrucción, es fantasÃa. Y bueno, puede haber algo de la industria. Por ejemplo, si alguien se pone ahora a hacer cerámica, será imitación de las cerámicas prehistórica o histórica, pero no porque lo tenga por tradición de su familia, es porque lo vio y lo copió. Yo creo que el corte cultural existe y existe. Lamentablemente, ojala hubiéramos tenido como en otros paÃses, una continuidad mucho más marcada. En Argentina, por más que niegan a los indios, están llenos de indios por donde miren.
Entrevista a Renzo Pi Hugarte- antropólogo cultural FHUCE.
— (...) Un libro que ustedes deben conocer, de Eduardo Acosta y Lara, que se llama “Un Linaje Charrúa en Tacuarembóâ€, creo que tiene que ver con esto.
—Hemos estado acá, ya tenÃamos un estante que era para nosotros, con mucha información. Nos interesa ver qué está pasando ahora con esa cultura, qué quedó, qué no quedó. Si hay descendientes, si no los hay, si es un mito.
—Eso desde el punto de vista cultural tiene una importancia menos que relativa. Porque que vos desciendas de lo que quieras, no te da elementos de cultura. A menos que se haya mantenido algún núcleo relativamente cerrado que mantuviera tradiciones endogámicas. Porque sino, se corre el riesgo de pensar de una manera que puede ser racista. Yo he oÃdo decir “ah sÃ, me gusta pescar y cazar porque soy descendiente de charrúaâ€.
—Lo hemos escuchado. No tiene nada que ver.
—Es un disparate. También me han sorprendido los porcentajes que en gran parte Mónica ha dicho. Casi un 30%. Me parece exagerado. Si ustedes van a cualquier paÃs en donde haya una presencia indÃgena importante- Perú, Bolivia, Ecuador-, lo ven en la cara de la gente. Y ven conductas, elementos de cultura propios, que se mantienen. Aquà eso no pasa. También los vascos, por ejemplo, dicen que hay entre 400 y 500000 uruguayos que tienen por lo menos un ascendiente vasco. Yo tengo un bisabuelo vasco ¿Pero, qué me da eso? ¿Me da simpatÃa por la ETA? De ninguna manera. Le temo mucho a eso de que la descendencia biológica se mezcle con otras cosas, porque me parece racista.
—Nosotros vimos que hay 2 puntos de vista: uno que alude a la descendencia biológica, y otro que habla de rasgos culturales, especÃficamente.
—Una vez me preguntaron- que se ofendieron mucho los charruÃstas- (…).
— ¿Era de alguna asociación?
—SÃ, creo que de la Asociación de Descendientes de la Nación Charrúa, ADENCH. Me habÃan preguntado en la revista Tres, cuando existÃa: “pero, ¿y qué quedó de los cazadores?â€. Yo dije: “como no sean las boleadoras, que cada vez se usan menos, nadaâ€. Porque no veo que nadie haga el duelo cortándose los dedos. Además, conocemos poco de la cultura original; y es de la época de la conquista- ya empieza a afectar el proceso de aculturación, se quiera o no. Casi no conocemos de la cultura prÃstina de los cazadores- recolectores, sólo conjeturamos. Aquà tuvimos la desgracia de que no vino ningún proto- antropólogo, que se preocupara de registrarlos o retratarlos, como Katleen en EE.UU., que además de describir a los indios de las llanuras, pintó escenas y retrató personajes. Ojala hubiéramos tenido un aventurero asÃ. El mejor de todos es Azara, que era un hombre del siglo de las luces, un iluminado. Pero tenÃa muchos vacÃos. Para empezar, no hablaba ninguna lengua indÃgena.
—SÃ, más bien los describe fÃsicamente.
—Seguro, y cuando dice: “(…) éstos tenÃan un idioma que era muy narigal, o gutural (…)â€. Eso no explica nada. ImagÃnense que fuésemos a Letonia, Lituania, Estonia, o Rusia y dijéramos cosas como esa ¿qué idea podrÃamos dar de esas lenguas? Ninguna. Pese a que pasó bastante tiempo, y pudo aprender por lo menos el “abanie ‘é†guaranà de comunicación, de trato. Al parecer, Artigas debÃa- esto es lo que dice Maggi- conocer el charrúa, que era otra cosa, otra lengua. Nuestros próceres, desde Zorrilla de San MartÃn a Bauzá, creÃan que los indios sólo hablaban guaranÃ. No, usarÃan el guaranà como lengua de comunicación, como lengua franca. Estos intelectuales vivieron en una época en la que habÃa charrúas vivos. Al único que se le ocurrió que los indios hablaban charrúa, fue a Vilardebó; a través del sargento Silva, que habÃa vivido con los indios y conocÃa su idioma.
—SÃ, la numeración, nombres de lugares (…).
—Todo creÃan que era guaranÃ. A mà me llamaba la atención- yo no soy experto en artiguismo- que Artigas nunca pide lenguas, nunca requiere un intérprete, como sà pasa con otros jefes de la época. Entonces él hablaba el guaranÃ, el abanie ‘é del Paraguay, después de vivir 30 años.
Y parecerÃa que tenÃa nociones, o que por lo menos podÃa entenderse con los charrúas. La hipótesis de Maggi, que es bastante aceptable, es que Artigas se va al campo cuando tiene 16 años. Y si se dedica al contrabando de ganado, y a todo eso, ¿con quién iba a convivir? ¿Quiénes eran los que manejaban las vacas? Eran los indios. Entonces, es probable que sÃ, que conociera la lengua. Pero sobre eso, Artigas no escribió, no dejó nada.
—Los menciona, como participantes de la Revolución.
—Si, evidentemente tenÃa una ascendencia y una relación, porque lo acompañaron hasta el final. Aunque nunca formaron parte del ejército patrio. Eran como cuerpos libres de guerrilla. Ni siquiera acampaban juntos- de eso hay descripciones del abuelo de Acevedo DÃaz, que era español, y se pasó a la causa de la independencia-. Acampaban aparte del ejército, y se ocupaban de cosas importantes por ese entonces, como robarle los animales al enemigo. Y en esa época sin caballo, no podÃas hacer la guerra. Primero, que el movimiento era muy lento. Segundo, que no tenÃan como cazar vacas para alimentarse. Y tampoco podÃan desplazarse.
—Nosotros leÃamos también sobre el tema de la vigilancia. Afuera de donde va la tropa, por ejemplo, ir al costado vigilando, o controlando la situación.
—SÃ, es probable que intervinieran en las persecuciones, en acciones que no eran una batalla en sÃ. Además, a ellos les interesaba porque era la manera de conseguir instrumentos y armas de hierro.
— ¿Cuál es su punto de vista sobre las 7 asociaciones que ahora están reivindicando lo charrúa?
—Con el que tenÃa más contacto era con Rodolfo MartÃnez Barbosa, que murió. Él habÃa estado en la ADENCH, pero después se pelearon. Eso pasa en todos los grupos y asociaciones. ParecerÃa que fuese una ley. En todas estas asociaciones, siempre ha habido divisiones, y grupos; que a veces no responden a cuestiones polÃticas, sino a cuestiones de simpatÃa personal, por el poder. Yo no sé si estas asociaciones no han buscado apoyo monetario a través de Europa. Puede ser, porque a un europeo, vos le hablas de los descendientes de charrúas, y piensa que son como los mineros de Bolivia. No tiene idea de que son muy distintos. Y después están los otros, como Abella, que dicen que hay una especie de voluntad, que vos te declaras charrúa, y ya con eso sos charrúa. Pero la identidad de una etnia, no la da tu propia filiación, te la dan los otros también. No alcanza con que uno se proclame tal cosa, es necesario que los otros te vean como eso.
—Abella nos ha hablado de las prácticas religiosas, la presentación de los niños a la luna. Él sostiene que es “Made in Charrúaâ€.
—Bueno, eso habrÃa que averiguarlo bien, si no son creencias de origen Mediterráneo, que vinieron a dar acá. Yo me he dado cuenta, leyendo sobre las Meigas y las brujas gallegas, y la brujerÃa vasca; que muchas de las creencias de la campaña en la que yo me crié, me las encuentro allá. No son de guaranÃes, ni de nada.
— ¿Usted piensa que pueda identificarse algo charrúa?
—Me gustarÃa que hubiese grupos que hubieran mantenido elementos de su cultura, aunque fueran mezclados, y demás. Pero no los hay.
— ¿Para usted, después de la matanza de Salsipuedes, se terminó lo cultural, no?
—Lo cultural sÃ. Pero hubo unas matanzas en el Arapey, las de Mataojo. Y después, los poquitos que quedaron se tomaron el desquite con Bernabelito, ya en el Cuareim, en Yacaré- Cururú. Luego se metieron en Brasil. En RÃo Grande no fueron exterminados.
—Y en Entre RÃos parecerÃa que hay una comunidad.
—Yo he oÃdo de eso, pero nunca lo pude ubicar. Porque me hubiera ido a verlo. Creo que hubo mayor mestizaje. En RÃo Grande, se arrimaron a las estancias, trabajando como peones y demás. Los usaron incluso en la Guerra de los Farrapos. Hay unos relatos de un oficial, que dice que eran mejores soldados que los blancos. ConocÃan el terreno y se satisfacÃan con poco, comÃan lo que fuera; un avestruz, o lo que encontrasen. DormÃan al raso, no requerÃan comodidades. A muchos deben haberlos liquidado. Pero hasta donde yo sé, las últimas referencias escritas de descendientes de charrúas que estaban arrimados a estancias, son de RÃo Grande. De los que vinieron como cautivos a Montevideo, algunos deben haber dejado descendientes.
—Hay un montón de gente que sabe que la abuela, o la bisabuela (…), por memoria oral, no (…).
—Claro, esos recuerdos familiares que son inverificables. Y además, la mayor parte de la indiada aquà en el Uruguay, fue guaranÃ: todo esto era una enorme estancia guaranÃtica hasta el RÃo Negro, que funcionaba con puestos de estancias de indios, que ya estaban totalmente destribalizados y cristianizados. Ya los curas les habÃan transformado su cultura originaria. Esos son los que todavÃa vemos en el interior, que se dice “chinerÃoâ€, y que se identifica también con el pobrerÃo, que siempre ha estado en las orillas de los pueblos y las estancias. Pero la gran mayorÃa de ellos no son charrúas, son guaranÃes. En los últimos episodios los charrúas eran muy pocos. En Salsipuedes eran 300 indios de lanza, o sea, guerreros. El parte oficial es que mueren 80 o 40, y los demás quedan cautivos. Quedan las chinas, los niños y algún viejo que debe haber muerto pronto. Sobrevivieron porque resistieron, huyeron y pelearon. En toda América, los indios que se amansaron, y que establecieron buenas relaciones, son los que desaparecieron primero, porque se agarraron pestes. Y los que fueron a ParÃs, creo que todos murieron tuberculosos. Dicen que Senaqué murió de consunción, o sea, el enflaquecimiento y debilitamiento que se produce en la última etapa de la tuberculosis, hasta que hace un colapso cardÃaco, y muere. ¿De qué muere Vaimaca? No lo podemos saber, porque el esqueleto no nos dice nada. No hay huellas de lesiones tuberculosas en los huesos, que eso ocurre cuando el contagio opera de niño. Pero sabemos que Guyunusa muere de tuberculosis en el hospital de Lión el dÃa en que entra. Yo creo que, al llevarlos, todos se contagiaron, porque vivÃan juntos. Esas historias de que la hijita de Guyunusa pudo vivir y reproducirse son falsas. Una niña de 8 años, con una madre que muere, ¿qué posibilidades
tenÃa de sobrevivir? Muy pocas. Y de Tacuabé no se sabe nada, tampoco de su hija. De la misma forma, los que trajeron a Montevideo se debÃan contagiar enseguida. Ahora, algunos pueden haber dejado descendientes, ¿cómo no?
—Y Bernardino, ¿no es descendiente para usted?
—Tiene el aspecto fÃsico que se lee en los escritores de la época, cuando los caracterizan, y dicen que son altos, más oscuros de piel que los otros.
—A él le hicieron un análisis genético que resultó que aparentemente era descendiente.
—Tiene un cráneo largo, y no tiene los pómulos muy marcados. Porque los guaranÃes de tipo paraguayo, tienen un cráneo redondo, los pómulos mas bien marcados, y son más amarillentos,
más claros. Los que los vieron a partir del siglo XVIII, dicen eso. Cuando dicen que son altos, tenemos que tener en cuenta lo que era alto en el momento. Porque los europeos eran petisos. Entonces, si medÃan entre 1. 65 y 1. 70, eran altos. Y Bernardino es bastante alto. Hay una forma muy fácil de darse cuenta. Llama la atención las armaduras que vos ves en los museos europeos, que son de siglos anteriores. Si ves una prenda, puede ser que haya encogido. Pero el hierro de las armaduras no encoge. Y son chicas. Ese tipo de fÃsico debió mantenerse. Entonces, venÃan para aquÃ, veÃan un indio de 1. 70, y decÃan que eran gigantes. BolÃvar medÃa metro y medio. Cabe cuestionarse lo mismo para el caso de Artigas. Capaz que medÃa 1. 70, que para los cánones de ahora serÃa un individuo común.
—Mónica nos decÃa que usted estudia el folclore uruguayo. ¿Es asÃ?
—No, son exageraciones de ella. Lo que pasa es que yo me crié en el interior, en pueblos criollos. Nacà en Durazno, y vivà en varios lugares. A mi abuela materna, que murió cuando yo tenÃa 18 años, le pedÃa que me contara de cuando ella era niña. Por eso he conocido muchas supersticiones y leyendas. Ella tenÃa una mentalidad mágica, propia del campo. CreÃa en las luces malas, en la leyenda de la viuda. Nació en 1880. Yo le preguntaba si en las fiestas se bailaba el pericón. Sobre finales del siglo XIX, ya estaba desapareciendo como baile popular de campaña. Me crié oyendo esas cosas, en las cuales creÃa; como por otro lado, era un hombre de ciudad. Antes de que surgieran las asociaciones de descendientes, y aún dentro de la dictadura, lo que conformaba la base de nuestra identidad era el gauchaje. De ahà el asunto de las sociedades criollas. Aquà y en otros lados, en Argentina, en RÃo Grande.
— ¿Por qué cree usted que nacieron estas asociaciones después de la dictadura?
—No tengo una explicación. Creo que es por la búsqueda de una identidad. Porque esa es una vieja discusión, que los uruguayos no tenemos identidad alguna. Seremos predominantemente blancos, y nos sentiremos muy europeos (…).
—Eso es lo que quieren romper estas asociaciones. Quebrar con eso de que somos 100% europeos.
—Claro. Y en los términos de la cultura erudita, fuimos muy dependientes, sobre todo de los franceses. En la poesÃa, en la literatura, en la arquitectura, etc. Vos vas a ParÃs y no te sentÃs fuera de casa, encontrás construcciones que son muy similares. En Buenos Aires pasa lo mismo. Los libros en que estudiábamos, nos hicieron creer que éramos europeos. De alguna manera, somos parte de las “nuevas Europasâ€. EE.UU., Canadá, Australia, Nueva Zelanda; los lugares que desde el siglo XVI se fueron colonizando, a los cuales se llevaron plantas, animales. Pero también las malas yerbas, y las enfermedades. Cuando vamos a Europa, nos damos cuenta que no somos europeos. Ni siquiera españoles. Puede ser que sea una cosa de mi oÃdo, pero no entiendo muy bien a los madrileños, con su dialecto. Le entiendo mejor a un boliviano, que me puede introducir palabras en quechua en su discurso, que me dice “alántico†por “atlánticoâ€, o “alético†por “atléticoâ€. No somos europeos, somos americanos, pero distintos. No somos el Perú, ni Bolivia. DarÃa la impresión de que lo más profundamente americano es lo indÃgena. Entonces, vamos a reivindicar eso.
—Las asociaciones reivindican que los primeros pobladores fueron los charrúas.
—Creo que esa es la idea que está en el imaginario, moviendo a estas asociaciones. Es una construcción social, que además puede cambiar. Ahora ya no se habla tanto de la gaucherÃa, como afuera, en la Fiesta de la Patria Gaucha, en Tacuarembó.
—Lo que pasa es que también plantean que el gaucho serÃa una nueva forma de apropiarse de lo indÃgena. Porque primero fue el indÃgena, y después el gaucho. El gaucho tomó muchas cosas del indÃgena, se aculturó.
—Los riograndenses sostienen que el gaucho deriva directamente del indÃgena. Yo creo que deriva mucho más del modelo de españoles, pero con cierta cosa. En general la aculturación se produce desde el que tiene una tecnologÃa superior, al que tiene una tecnologÃa inferior. Pero, a veces hay de vuelta, también ¿Cómo se maneja el caballo acá? ¿Cómo haces para que tuerza? Le llevas las 2 riendas para un lado, o para el otro. Eso en la equitación europea es inconcebible. No pueden creer que vos manejes un caballo asÃ. Y eso fue una práctica indÃgena. Los europeos usaban el freno; los indÃgenas usaban el bocado, un aro de cuero o de hierro que se coloca detrás de los colmillos del animal. Pesa mucho menos, y le lastima menos la boca. Es decir, que la equitación gaucha sà toma del indÃgena, y toma además algunas cosas como la boleadora, que ahora se ha dejado de usar. Las últimas boleadoras las usaban los estancieros ricos para alardear, enrolladas a la cintura, pero hechas de bocha de billar, de marfil. Eran de lujo, no eran para tirárselas a un redomón. TenÃan agregados de plata y oro.
—Con relación a la práctica yuyera y todo eso ¿qué sabes?
—Eso es europeo. La idea de que tata dios hizo plantas y yuyos que curan las enfermedades, es muy vieja en la humanidad. Existe además en China, en la India. Y eso lo trajeron, no es invención indÃgena, ni guaranÃ, como se dice. Lo que sà es, es la adaptación de las plantas del lugar, que eran distintas de las europeas, para los distintos males que se podÃan curar mediante la herboristerÃa.
—Y del lenguaje charrúa, ¿quedó algo o no?
—Aparentemente algún topónimo. Marmarajá, por lo que yo me acuerdo.
—Nos han dicho que mulita es charrúa, también.
—No, mulita no es charrúa. Mulita es por la mula, porque tiene las orejas largas. Eso es tÃpicamente español. Los españoles ponÃan nombres de sus animales, a animales que son parecidos. La nutria nuestra, no es la nutria europea. La nutria europea es lo que nosotros llamamos lobito de rÃo, es un carnicero, no es un roedor. Como veÃan que era un animal con una forma adaptada al agua, y que vivÃa en el agua, le pusieron nutria. Pero no tiene ningún parentesco.
—O sea que culturalmente no habrÃa quedado nada.
—Acá quedó muy poco. Quedó un poco más en Paraguay, pero tampoco muy original, sino de lo que fue la transformación mediante las misiones, que se produjo en los guaranÃes. El propio mate es un invento jesuÃtico. Los indios mascaban las hojas, como se mascan las hojas de coca. Hay unas bombillas en Argentina y en Paraguay que se llaman tacupÃ, que están hechas con una cañita, con elementos vegetales. No son anteriores a las bombillas metálicas. Al revés, son copias de estas últimas, con materiales de los que podÃan disponer, ya que no podÃan disponer del metal, ni de moldes para hacerlas. Eso pasa en América. En Perú, por ejemplo, hay mucha cerámica que copia modelos metálicos que eran mucho más difÃciles o caros de lograr y de trabajar. Uno tenderÃa a pensar que la cerámica es anterior a la metalurgia. Se está equivocando. En las misiones se hicieron muchos talleres. Normalmente se fabricaba la pólvora. Se usaban cañones- que hasta Rivera usó- llamados tacuaras, hechos de cañas grandes, las tacuarembó. Asà corrieron a los bandeirantes. Quien avanzara a pie o a caballo, no podÃa enfrentarse a un cañonazo de esos. Aunque no pudiesen competir con la artillerÃa europea de la época del metal, eran armas eficaces para las luchas contra los bandeirantes y otros.
—Cuando dijo que quedaban sólo boleadoras, ¿quién se molestó? ¿Se molestaron de las asociaciones?
—No sé si fue de ADENCH o fue Abella.
— ¿O fue Picerno?
—No, Picerno no habÃa hecho aparición pública todavÃa. El argumento era que habÃan dejado elementos de tipo ideológico, sentimientos igualitarios. Ojala fuese asÃ. Estoy seguro de que hay una gran cantidad de uruguayos que no son ni solidarios, ni tienen idea de la libertad. Ahora, el estudio de la formación de los mitos, y de cómo actúan, es muy interesante. No importa si los mitos son verdad, o son falsos. Para los que creen en ellos, son verdad. Interesa la construcción ideológica que eso implica, y cómo actúa en la gente. Debe estudiarse cómo funcionan, y cómo se transmiten en la sociedad.
—Y en el caso de lo indÃgena, esa transmisión, supuestamente oral, que se mantiene. Todos esos mitos, esos ritos animistas, lo sagrado, los espÃritus (...).
—La escuela ha hecho mucho por eso. La casa también, no sólo la familia, sino además el vecindario. Principalmente en el interior.
—Hay un monumento en Salsipuedes, al cual no pudimos llegar. Dicen que es enorme, también están las cartas de Tacuabé hechas en bronce. Supuestamente por ahà estarÃan los cuerpos de los charrúas.
—No conozco ese monumento. El mazo está incompleto porque tiene 30 cartas, y en algunas cartas se mezclan aparentemente las espadas con los bastos.
— ¿Participó usted en las investigaciones y estudios genéticos que hizo Mónica Sans?
—No, yo no soy antropólogo fÃsico. Estudié más bien arqueologÃa. Lo de Mónica requiere laboratorios sofisticados.
— ¿Por qué piensa que se da esa especie de celo académico, hacia el tema de los restos de Vaimaca?
—Eso me parece un disparate. Hay una cuestión de sacralizar los restos: “son una reliquiaâ€. Como sucede con la mandÃbula de San Antonio de Padua, que está adentro de un relicario de oro, porque se dice que era un orador. Además, debe ser de madera. En último término, no importa que la reliquia sea verdadera. Importa que el individuo lo crea. Con el esqueleto de Vaimaca pasa lo mismo. Vaimaca le pusieron en Francia, aquà se llamó siempre Perú. No sé por qué le pusieron ese nombre, ni qué significaba. Es como algo sagrado. Pero me llamó la atención- y escribà algo sobre eso en un artÃculo que salió en el Anuario Antropológico, como 2 o 3 años atrás-, la actitud de José JoaquÃn Filgueiras. Dice que no se debÃa estudiar el esqueleto, y menos una muela; que ya habÃa sido estudiado. Eso es descreer de las posibilidades que la técnica te va permitiendo. Porque además, ya hay medios técnicos para saber, a través de los huesos, las etapas que la persona vivió. Si vivió etapas de mala alimentación, de hambre en la infancia, o en la edad adulta. Cómo se superpusieron esas cosas. Si Perú tenÃa entre 10 y 15 años, y en ese perÃodo comió mal, ¿qué estaba pasando? Si después empezó a comer bien, lo mismo. Se pueden hacer muchas cosas; y las que podrán venir aún. Entonces, que una persona que tiene muchos estudios serios, y demás, diga que no hay que tocar el esqueleto; es como que le quitase credibilidad al estudio, a la ciencia, y a los desarrollos técnicos que la ciencia permite. Yo me opuse a los que querÃan enterrar el esqueleto. Enterrar esos huesos en nuestro territorio, que es una tierra bastante ácida y húmeda, supone que se pierdan indefectiblemente en poco tiempo. CreÃan que estaba en una especie de feria de curiosidades, y no es asÃ. Estaba muy bien guardado en el Museo del Hombre, que trata con mucho cuidado sus colecciones. Yo lo vi muchas veces. Estuvo un tiempo en una caja de madera de roble con cristal, armado con alambres. Luego lo colgaron de una percha ¡Estuvo perfectamente cuidado por 150 años, para que lo vengan a enterrar en Salsipuedes y desaparezca! Aún en el Panteón Nacional, en donde está actualmente; no creo que el estado de conservación pueda ser el ideal.
—En las asociaciones, nos han dicho que los restos de los charrúas que mataron en Salsipuedes pueden estar debajo de la Laguna del Silencio. Mónica nos decÃa “no hay ningún
resto, no se encuentra nadaâ€. ¿Cómo puede ser que si hubo una matanza, no se encuentre ningún resto?
—En la superficie no hay. Pasa con otras cosas. Sabemos perfectamente donde fue la Batalla de SarandÃ, pero los que murieron en esa batalla, ¿dónde están? Los habrÃan enterrado ahÃ. Si empezamos a excavar, capaz que encontramos uniformes imperiales, balas, o pedazos de sable. Eso pasa en muchos lugares de Uruguay, ya no de época indÃgena, sino de época criolla. Alguna vez les he dicho a mis compañeros arqueólogos que excaven en los campos de batalla: Cagancha, Rincón, SarandÃ, etc. Pero también se precisan recursos monetarios, y gente. Y si esos restos están bajo el agua, los estudios son más caros aún. Primero, habrÃa que secar la laguna con bombas, y tirar el agua para otro lado. Segundo, hay que tener en cuenta que en donde hay agua, se deposita materia orgánica y barro. HabrÃa que extraer todo eso también. Además, el agua es muy destructora. Termina ablandando y deshaciendo los huesos- más si pasaron casi 200 años. Y bueno, bien pudiera ser. TodavÃa queda mucho por excavar y averiguar.