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Chabela Ramírez


    Chabela Ramírez pertenece a la comunidad afrouruguaya. Fue una de las fundadoras de Mundo Afro y es la directora del coro de mujeres Afrogama.

Entrevistador/a: ¿Cómo surge Afrogama?
Chabela: Soy trabajadora de la cultura –de la cultura afro, en particular– profesora, cantante y toco el teclado. Cuando en 1995 llego a la dirección del grupo de mujeres, que se sigue llamando GAMA (Grupo de Apoyo a la Mujer Afrodescendiente), creo Afrogama como herramienta de la cultura para trabajar los temas sociales desde una perspectiva de género. El objetivo de Afrogama es la integración y la participación. Trabajamos la parte histórica a través del canto, que es una forma muy positiva de llegar a otros seres humanos. No es lo mismo que vos armes un seminario, una conferencia o una mesa de discusión, porque la gente  –no es una crítica– se niega a ese tipo de cuestiones. Hay un sector que recibe de mejor forma las cosas si en vez de decírselo se lo cantás. Nosotros empezamos a hacer ese trabajo de canto solidario. Los afrodescendientes que somos en esta tierra descendientes de esclavos y desde el punto de vista socioeconómico somos gente con graves carencias, tenemos que optar por la solidaridad. Estoy convencida de que es positivo multiplicar la solidaridad en todos los órdenes. En determinado momento, tengo un quiebre de orden institucional con Mundo Afro, y dejo la dirección del grupo de mujeres y me quedo solamente con el coro.

Entrevistador/a: ¿Cuántas personas, aproximadamente,  integran el coro?
Chabela: Empezamos siendo dieciséis y estos últimos años somos setenta, ochenta, noventa. Una cuestión difícil de manejar. En el coro que trabaja durante todo el año, yo no puedo trabajar con más de treinta personas, porque ya hemos tenido más de treinta compañeras y se hace muy difícil, entonces trabajamos en un número reducido. El coro, en realidad, no es solamente un coro; tenemos la parte de baile, además, hicimos dos obras de teatro. Afrogama es un grupo muy democrático en su estructura interna. Todas las personas que, como yo, pasamos por la dictadura, adoramos o pienso yo que adoramos la democracia. Todo se decide entre todas, a veces por consenso, a veces por votación, pero no decide una persona sola. Trabajamos yendo a los merenderos, a las cooperativas de vivienda, a los lugares donde la gente no puede venir al centro, a los lugares donde hay bajos recursos. También trabajamos para otras cosas, en ese caso no es solidario. Nos ha tocado ir a trabajar a lugares, a través de Mundo Afro. Ahí se nos paga y lo aceptamos, porque tenemos que tener un fondo. Mantener  un grupo de candombe solidario, cuando nosotras empezamos a cantar, siendo todas mujeres, voces y tambores, como que a nadie le interesaba. Creo que en realidad lo importante no es que le interese a muchas personas, sino que lo escuchen y lo multipliquen. Las concepciones africanas –de las cuales no tengo toda la información que yo quisiera– ideológicamente plantean que el ser humano es "parte de", no está sobre algo.

Entrevistador/a: ¿Podría profundizar un poco más en las concepciones africanas?
Chabela: Desde esta concepción uno es como un grano de arena en la playa, parte de un todo inmenso e impresionante, que es bueno y positivo mantener. La cultura occidental plantea al hombre sobre el resto, sobre la naturaleza toda, es el humano dominando al ser humano, compitiendo; otra de las causas por las cuales Afrogama no compite. El 2006 abrimos las Llamadas, fuera de competencia, cuando no nos ve ni la televisión, ni la radio, es para la gente que está a esa hora ahí. Hay gente que ve en el candombe sólo la parte festiva. Pero la parte festiva es como la punta del iceberg, está toda la parte de abajo. Nosotras venimos a entregar esa otra parte, que la gente puede entenderla o no.

Entrevistador/a: ¿Cuál sería esa otra parte del candombe?
Chabela: La cultura afro como forma de resistencia, como forma de lucha. Yo me baso en una idea de jamás en la vida reverenciar a nadie, es que nadie es más que nadie, volvemos al grano de arena en la playa, y mi grano no es más que tu grano, pero mi grano no es menos que tu grano. Hay muchas compañeras que vienen buscando una forma de relax, y nosotros no nos planteamos una forma de relax, nos planteamos una forma de militancia. Apuntamos a que cualquier tipo de persona que tenga un pensamiento militante y solidario, desde cualquier lugar, no solamente cantando, pueda trabajar en la integración y la participación. Nosotros entendemos que, si se debe construir una sociedad diferente, buscando el famoso hombre nuevo, el hombre nuevo es una construcción de todos, el hombre o la familia nueva o la sociedad nueva tiene que tener otras características. Ser solidario no es dar lo que a uno le sobra, es justamente dar lo que a uno le falta.

Entrevistador/a: ¿En Afrogama participan mujeres que no son afrodescendientes?
Chabela: El grupo está integrado por mujeres negras, indígenas y blancas. Cuando nosotros hablamos de negras y blancas, estamos hablando, desde el punto de vista étnico, de una diversidad impresionante. Sepamos o no sepamos, tenemos terribles mezclas entre nosotros también. Yo no podría decir, sería estúpido: "ay, porque todos los blancos son iguales". Para nada, hay una gran diversidad. Nosotros tenemos una compañera que es italiana, otra compañera que es Armenia. No hay muchas compañeras blancas en este momento, pero han venido.  

Entrevistador/a: ¿Practica alguna religión?
Chabela: Yo soy de religión africana. Las religiones afro, tanto en la Argentina como Uruguay, que son lo más europeizado que hay, no son tomadas por nosotros. Fue tan grande el tema de la colonización y la esclavización que el mundo europeo tomó las religiones nuestras y las cambió. Yo tengo la posibilidad de que mi casa es mi iglesia. Dentro de los orixás africanos, hay una orixá femenina que se llama Oiá, que es quien tiene un poco la característica de lo que es Afrogama. Desde el punto de vista de la naturaleza, representa la tormenta, representa el rayo, es el viento, que a veces es una brisa y a veces es un huracán. Nosotros creemos en la naturaleza, porque más allá de la naturaleza no hay nada. En el mundo industrializado en el que vivimos, podemos ver muchas cosas hechas por el hombre y está bárbaro que así sea, pero la naturaleza es innegable, no hay con qué darle. ¿Ven esa espada y esa copa que está allí?; los símbolos que tiene Oiá son la espada y la copa, la copa es la mujer y la espada es la lucha. Es un orixá guerrero, que lucha por la independencia a nivel individual y comunitario. Hay un oriyá que se llama Xangó, que es el dueño del trueno, que trabaja con Oiá, es dueño de la justicia legal y es el esposo de Oiá. Porque los seres humanos somos una copia de los orixá; ellos tienen una vida como la tenemos nosotros. Oiá es esposa de Xangó, pero fue antes esposa de Ogúm, que es el dueño de la justicia también, pero no la justicia legal, la justicia de mano propia. Oiá va a la guerra permanentemente; la vida de Oiá es una lucha. Nosotros nos identificamos con Oiá porque es la mujer, que si bien puede tener un esposo u otro, está sola para tomar sus decisiones. Tiene toda la alegría, tiene toda la vitalidad, pero también lucha y es cruel para defenderse. Es algo así, un poco como decía el Che: "endurecerse sin perder la ternura".

Entrevistador/a: ¿Cómo se acercó a la religión africana?
Chavela: Yo nací dentro de una familia donde mi papá no creía y mi mamá era católica, y a mí me interesaban las religiones. Siempre pensaba: ¿qué será Dios? Desde chica me preocupaban esas cosas: ¿de dónde venimos, a dónde vamos? En la escuela lo que se da de esclavitud es muy poco y está muy mal dado; también el tema del racismo está muy mal dado. Es en el liceo [recién que se aborda] […] cuando se habla del descubrimiento de América: que Bartolomé de las Casas, a través de la religión católica, manda traer a los africanos en forma de esclavos hacia América como mano de obra gratuita. En esa búsqueda de identidad que uno tiene cuando es un adolescente, si bien no era de ninguna religión, yo siempre creí en Dios. Ahí entendí el racismo y el clasismo que tenía la Iglesia católica, cómo el mundo occidental aplasta terriblemente a los seres humanos. Ahí empiezo a buscar. Las religiones afro no me gustaban, yo no estaba ni ahí, porque claro, la brujería, que esto y que lo otro. Lamentablemente, hay una forma tan terrible de enseñar, de transmitir las cuestiones religiosas africanas, que me ha llevado muchos años de sacrificio comprender. Cuando las religiones llegan a América y la toman los occidentales, con una creencia muy ortodoxa de lo que es el bien y el mal, transforman todo lo que tiene que ver con la mirada africana en porquería, en brujería, en daño y en mal. Para mí el tema de buscar la identidad, vuelvo a la religión, el catolicismo, por más que existan santos negros, no es mi matriz. Oxalá es el dueño de la paz y la justicia divina, es el dueño de la humanidad, y de todo lo que existe. Yo me encontré ese dios africano, que tenía por lo menos el mismo color que yo.

Entrevistador/a: ¿Para usted es lo mismo que se la denomine o se denomine al grupo como afrodescendiente, negros o afrouruguayos o tienen preferencia por algún término?
Chavela: Es bien interesante. El tema de la línea de color es un tema que limita. América, y también el Río de la Plata (en otros países es mucho más visible) está tan mestiza, que muchas de las cosas que nosotros planteamos de la línea de color no son válidas. ¿A qué me refiero? A los que se nos ve negros se nos dice negros, pero los afrodescendientes somos muchos más. Desde el punto de vista genético, el blanco es dominante, el negro es recesivo; en las mezclas existentes, en muchas oportunidades, vas a ver mujeres blancas, que uno dice: "qué blancas que son", y tienen una abuela o un abuelo negro. En definitiva, todos somos afrodescendientes, porque la vida nace en África. Nosotros somos afrodescendientes directos. Por ahora podemos mantener la teoría de que todo el mundo es afrodescendiente. Si nosotros tomamos desde el fenotipo de las cosas, o sea desde la línea de color, no vamos a poder construir. Hay una cuestión que tiene que ver con las formas en las que se dicen las cosas, que a partir de la esclavitud el nagó se convierte en negro (nagó es la etnia africana). Entonces, todo lo que veían en negro: "estos son todos iguales". Nadie es igual a nadie, para empezar. Todos los que somos afrodescendientes, en este país donde somos el 6% de la población, somos claramente visibilizados.

Entrevistador/a: ¿Con cuál de los términos se siente más identificada?
Chavela: ¿Con qué me siento más identificada? Me parece que el término afrodescendiente es el más correcto. Pero claro, nadie te va a decir: ¿cómo andás, afrodescendiente? Yo, cuando veo a otro ser humano que es blanco, yo no digo: ¿cómo andás, blanquito? Se da mucho: ¿cómo andás, negrito? Ese tipo de cosas a mí no me deben tocar. Se habla muchas veces de un trato que cambia de acuerdo a la intención. Puede ser el trato cariñoso del famoso negrito. Hay gente que le dice negro a todo el mundo, pero se lo dice en una buena y uno no debe sospechar ni despreciar esa actitud. No está bien, tal vez, es como decirle pochito a todo el mundo, pero no es lo mismo decir pochito que decir negrito, porque todo tiene su implicancia. Pocho es cualquier cosa; negro, todo lo que es negro está asociado con lo oscuro, con lo malo, con lo que no está bien. Nosotros necesitamos rutas de salida, pero lo que se ha buscado a través de la historia, a partir de la abolición de la esclavitud siempre fue de forma individual: "yo voy a llegar, yo no voy a ser lo que fue mi abuelo". La propuesta ideológica de Mundo Afro –por eso yo ideológicamente soy mundoafrista– es una propuesta de desarrollo comunitario.

Entrevistador/a: ¿A qué se refiere con desarrollo comunitario?
Chavela: Cuando uno habla de comunidad se supone que  habla de todos, pero la exclusión siempre está presente, lamentablemente. ¿Cómo se buscan formas de que no quede nadie excluido, cómo se buscan formas de que dentro de la cultura, la educación y la religión sean patrimonio de todos? Es muy difícil, porque estar peleando con los preconceptos, con los prejuicios nos implica hacer todo un trabajo interno de reeducación y después de reafirmación. Porque al mismo tiempo que estás luchando por tu propia vida cotidiana, tenés que estar haciendo lo otro, en un mundo donde todo es tan así, tan rápido. ¿Será que los negros somos haraganes? ¿Será que los negros no queremos progresar? ¿Será que los negros no tenemos aspiraciones? El tema que se maneja un poco dentro de la comunidad nuestra es por el lado  del alcahueterío.

Entrevistador/a: ¿El alcahueterío con otras personas...?
Chavela: Claro, el alcahueterío al amo. Básicamente, el alcahueterío es una expresión del endoracismo. Todo lo que hacen los blancos está bien, todo lo que yo hago está mal. ¿Qué posibilidades tenemos de mejorar, si no tenemos clara nuestra identidad? Creer que el amo es mejor que yo, ¿Porque me dio un lugar en su casa? El lugar se lo di yo a él, que le serví toda la vida. Estoy hablando de mi antepasado, ¿no? Hubo un a gran injusticia social, y yo tuve que servir en una tierra que no era la mía, para su beneficio; le crié los hijos, y lloré cuando murió.

Entrevistador/a: ¿Está de acuerdo con que se implementen acciones afirmativas para la población afrodescendiente?
Chavela: Yo pretendo que nosotros tengamos reparaciones, pero no solamente las reparaciones económicas. El pueblo judío ha planteado reparaciones, me parece lógico plantearlas. Nosotros también tenemos que tener reptaciones económicas, pero no es lo fundamental. ¿Cómo se repara la identidad? Ése es el tema. ¿Cómo se repara la identidad en quinientos años de haber perdido absolutamente todo? Y después dicen en este país: "los negros son racistas, también". Los negros somos resistentes. No me gusta tomar el tema negro [en esos términos], porque al hablar de negro, siento como que se habla de resentimiento, y yo, como negra, lo que quiero plantear para mi colectivo es que la participación dentro de la sociedad sea real. Los inmigrantes vinieron con otras posibilidades, porque desde sus propios gobiernos –más allá del sacrificio de italianos, de españoles, de franceses, de diferentes colectividades que han llegado a construir este país– había un apoyo económico y logístico para el que viviera en este país, más directo o menos directo. Pero si a uno lo secuestran, lo arrancan, y después lo tiran en el medio de la calle: "arregláte como puedas". No está solamente el tema económico, está el tema de la identidad.

Entrevistador/a: ¿Se trataría entonces de reparar o construir una identidad?
Chavela: ¿Sabés lo terrible que es decir: "no sé dónde nacieron mis bisabuelos"? ¿En qué parte de África nació mi tatarabuelo? Yo necesito tener –y me debo– esa posibilidad de saber. Eso nos lo debemos todos, los afrodescendientes directos y los no directos. Porque cuando vos tenés un abuelo español o italiano, se sabe de dónde es. Y con el orgullo podés decir: "mi tierra era aquella". Es una deuda. Si no sabés de dónde, ¿cómo sabés hacia dónde? Es muy difícil. Pero no vamos a estar de lloradero tampoco, porque uno siempre tiene que plantearse alternativas, para todas las cosas de la vida.

Entrevistador/a: ¿Se siente más afrodescendiente o más uruguaya?
Chavela: Yo soy muy uruguaya, me siento muy uruguaya, me siento feliz de haber nacido en este país. Claro, negra voy a ser en cualquier parte del mundo donde vaya. Mi cédula de identidad es ésta, es la piel. Ahora, no voy a negar que para mí haber nacido en este país fue fundamental, porque este es un país altamente justo, a pesar de que se dicen muchas cosas, de que el Uruguay, de que somos los pobrecitos. No se dicen cosas lindas, pero este es un país súper generoso, tiene una tierra hermosa, nosotros no tenemos terremotos, no tenemos ciclones, no tenemos grandes cosas terribles, y está en nosotros tener grandes cosas como pueblo. De hecho, cualquier uruguayo, en cualquier parte del mundo, sobresale por lo que sabe, más allá de que la cultura y la educación han estado muy mal en estos últimos años. El uruguayo se caracteriza en otros lugares por cierto grado de humildad. Yo diría que el uruguayo es la mezcla de la humildad y la dignidad. Si vos me dijeras afrouruguaya… Soy muy uruguaya, pero dentro del Uruguay no se respeta lo afro. ¿Soy negra? No soy solamente negra, soy mucho más que negra, aunque me siento totalmente en armonía con mi color y mi raza. El término afrodescendiente es tan largo, que volvemos a lo que te decía hoy, yo no puedo decir: "qué pasa afrodescendiente". Es medio complejo, tal vez haya que adaptarse, pero conceptualmente está bien. Creo que el término es demasiado amplio, pero es más que ser negro, que es muy limitante.

Entrevistador/a: ¿Considera que la discriminación racial está vinculada con la pobreza de la mayoría de la comunidad afrouruguaya?
Chavela: Hay un autor afrouruguayo, que se llama Rodolfo Morando; en el caso de él, era un hombre negro que estaba enamorado de una mujer blanca y la familia no quería, como siempre pasa, porque era negro, porque era pobre: porque era negro y pobre. Para nosotros la causa de nuestra pobreza es el racismo. No es al revés. Porque muchas veces se dice en este país: "todos somos pobres, a todos nos faltan cosas". Sí, pero vamos a no confundir las diversidades. Las personas que tienen capacidades diferentes pueden haber nacido con ellas o pueden haberlas adquirido, pero no es lo mismo la cuestión física porque “no puedo por tal cosa”, a decir: "soy negro y no puedo porque soy negro".

Además, la esclavitud que se vivió en otras partes de América fue diferente a la que se vivió en el Río de la Plata, porque en las plantaciones  los ancestros podían juntarse y resistir, con sus identidades. La convivencia debe ser el contacto más penetrante que tiene un ser humano, porque el vivir con el amo permanentemente, tu amo, en el caso de los antepasados nuestros, no era solamente el amo, era el padre. No era el padre del amor, era el padre que te pone las reglas, es el padre que te dice qué es lo que tenés que hacer, es el que decide por vos, entonces, nosotros tenemos sobre nuestra cabeza, sobre nuestros hombros, la carga de doscientos, trescientos años de esclavitud acá, con cabezas que pensaran por nosotros, a veces con cariño. En el caso de las mujeres, las violaciones lógicas y naturalizadas del patrón sobre la esclava y nacía el hijo mulato… Era natural que el amo tomara a la esclava, tuviera a su esposa y tuviera dieciocho hijos con la esclava. Era normal que el amo mandara prostituir a la esclava, cosas que no son muy difundidas. Por otra parte, la abolición de la esclavitud tenía condiciones.

Entrevistador/a: ¿Qué tipo de condiciones?
Chavela: La condición que se pone es que los hombres vayan a la guerra, para lograr la libertad, y que las mujeres queden a cargo de los que eran sus amos, que eran como sus padrinos, eso no fue abolición de nada. Se habla de 1851, cuando termina la Guerra Grande, [pero] seguían llegando (eso lo aprendí en el seminario ese que se hizo) con el nombre de colonos esclavos al Río de la Plata. Se habla del gaucho; el gaucho no tiene raza porque los gauchos eran indígenas y  negros. Hubo esclavas que compraron su libertad y se la dieron a otras personas, para seguir luchando. Hubo gente que se fue a vivir a otras comunidades. ¿Ustedes sabían que en el departamento de Cerro Largo actualmente viven nueve comunidades afro? ¿Escucharon hablar de Medio Luto?

Entrevistador/a: ¿Comunidades aparte de la sociedad?
Chavela: Hay una comunidad afro que vive lejos de Melo; nunca tuve la posibilidad de llegar allí, pero dicen que viven como hace cien años atrás. Es una comunidad negra que vive aparte. Creo que mandan a dos o a tres jóvenes a estudiar. Viven en forma diferente. La gente dirá: "¿son salvajes?". No son salvajes; la sociedad te excluye, pero cuando armás tu propio camino a la sociedad no le gusta. Estas cosas, ¿no nos hablan a nosotros de que la exclusión social es grandísima?
   
Entrevistador/a: ¿Para vos qué es ser afrodescendiente, qué significa?
Chavela: Ser afrodescendiente es un reencuentro con la identidad africana. Cuando ustedes hablan de su patria saben, o nos imponen a todos nosotros una madre patria española, que fue quien dominó estas tierras antes, y hay, obviamente, mucha prevalencia. Pero yo a mi madre patria africana quiero conocerla. Y tengo el derecho y la responsabilidad, para terminar con estos temas de racismo y de clasismo, que van de la mano. Ser afrodescendiente no me habla solamente de la cuestión genética, me habla de las diferentes culturas de las que soy parte. Ser afrodescendiente es una apuesta y un reencuentro con todo aquello que me va a dar más elementos para poder ir modificando, no mi situación, sino la situación de todos los afrodescendientes. ¿Ustedes sabían que cuando (entre comillas) se descubre América ya había una comunidad negra viviendo acá? Cien años antes de el (entre comillas) descubrimiento de América había salido un barco de África, uno de los tantos barcos que salían de África, pero no eran barcos de esclavos, eran barcos africanos. África con el secuestro queda diezmada, pero totalmente, por el hambre, la colonización, actualmente el sida, todas estas cosas. Es un continente riquísimo, que posiblemente fuera el futuro del mundo, porque cuando existieron las glaciaciones, África tuvo lluvia, por eso se pudo mantener la vida.  Sí, me siento contenta de ser afrodescendiente.

Entrevistador/a: ¿Cómo ves la situación de la mujer afrodescendiente actualmente?
Chavela: La mujer afrodescendiente tiene una diferencia con  la mujer occidental blanca, que es su origen, y a través de su origen, su situación social. La mujer negra desde todo punto de vista está en situación de riesgo. [En] cuestiones básicas como la salud mental, la salud espiritual, la salud física estamos en situación permanente de riesgo. Si uno no tiene claras las cuestiones básicas de la estima, de la autoaceptación de un ser humano, uno no puede caminar al mismo paso que van el resto de las mujeres. ¿Por qué una mujer blanca es diferente de una mujer negra? No es lo mismo traer sobre tus hombros o sobre tus espaldas, lo sepas o no lo sepas, trescientos años de esclavitud que no traerlos. ¿Que tenemos los mismos derechos? Pero por supuesto que los tendríamos que tener. Por eso luchamos. 

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