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Angel Martínez

Ángel Martínez Gayvoronsky

    Ángel Martínez Gayvoronsky pertenece a la comunidad de descendientes rusos del Uruguay, ubicada mayoritariamente en San Javier.

Entrevistador/a: ¿Es descendiente de inmigrantes rusos?
Ángel: Mi abuelo fue uno de los rusos […] que fundó este pueblo. Mi abuelo se llamaba Mirón. Arribó a Montevideo con toda la colectividad rusa. Estuvo varios días en Montevideo hasta que salieron, junto con otras dos personas, a determinar qué zona del país iban a elegir para establecerse. Cuando no tenían conocimientos de ingeniería, de agronomía, probaban la calidad de la tierra levantando un trozo de ella y llevándosela a la boca, es decir, palpaban el grado de bondad de la tierra. Es así que estas tres personas recorrieron distintas zonas del país: anduvieron por el Este, por el Norte, por esta parte del Litoral, y también llegaron hasta el Sur,  zona […] que fue precisamente colonia. Y acá, en la zona litoraleña, fue donde encontraron las mejores posibilidades para desarrollar lo que ellos pretendían hacer y lo que sabían, que era la agricultura (motivo por el cual el Gobierno de entonces facilitó la migración de esos rusos hacia nuestro país).

Entrevistador/a: ¿Sabe qué importancia tenía la religión en ese momento?
Ángel: Era muy importante. Desde ese punto de vista, ellos venían liderados espiritualmente por don Basilio Lubkov. No sé si llamarlo una religión… Sí que la tenían, porque todos tenemos una religión de alguna forma y todos terminamos reconociendo a Dios, quizás por distintos caminos. Ellos también […]. Pero ellos a la religión la profesaban no a través de cultos, sino a través de las prácticas y de una serie de cosas que posibilitaban que mutuamente se ayudaran, se alentaran y se estimularan en la adversidad. En aquélla época, esa gente que venía de otro lado lógicamente fueron [sic] receptores de distintos tipos de enfermedades que no conocían, que es lo que pasa cuando la gente se va a otro país. El frío de aquel julio, que fue tremendamente inhóspito… Si bien venían de Rusia, era otro frío, la intemperie... Este San Javier que estás viendo ahora tú en este momento, esta zona urbana, era todo monte. Los campos también […], así que primero hubo que empezar por desmontar, desarraigar árboles para recién empezar con la agricultura. Es decir, pasaron muchas cosas. No solamente fue el viaje que hicieron (porque no venían en cruceros de primera clase lógicamente). Pero los alentaba la esperanza de poder llegar a un país como fue nuestro Uruguay, siempre libre, un país que recibió a todas las corrientes migratorias. [Los alentaba] la ilusión de poder trabajar, de poder formar una familia, de desarrollarse desde todo punto de vista, que es lo que lograron, creando, fundando este pueblo, y bueno, legándonos esto. Quienes sentimos orgullo de ser, de tener sangre de gente de San Javier, lo queremos [al pueblo], y por eso estamos trabajando de alguna forma.

Entrevistador/a: ¿Su familia sigue manteniendo tradiciones rusas? ¿Hablan ruso?
Ángel: No, yo diría que no. Se ha perdido un poco el idioma; hay gente mayor que todavía lo habla, pero la gente joven no lo practica. Sin embargo, sí las tradiciones, en cuanto, por ejemplo, a bailes típicos (que ustedes van a conocer en el Máximo Gorki, a través de su grupo de baile Kalinka).

Entrevistador/a: ¿La escuela enseña tradiciones rusas?
Ángel: A principio de año, la directora de la escuela número 32, acá en San Javier, junto con las dos maestras de primer año, fueron a hablar para que yo les contara anécdotas a los chicos, para que vayan teniendo más o menos una idea de cómo […] vinieron los rusos. A grandes rasgos, de la misma forma que te estoy explicando, les conté una serie de anécdotas, que  siguieron muy atentamente porque es como una especie de cuento […].

Entrevistador/a: ¿Entonces, el lugar que promulga tradiciones rusas es el Máximo Gorki?
Ángel: Es el Máximo Gorki. Eso, desde el punto de vista de bailes tradicionales rusos. Pero, por ejemplo, en lo que tiene que ver con la parte de comidas, sí hay distintas instituciones que  elaboran comidas para lograr beneficios [beneficencia], todas las comidas típicas rusas, piroj...

Entrevistador/a: ¿En dónde?
Ángel: En instituciones sociales.

Entrevistador/a: ¿Podría decirme el nombre de alguna?
Ángel: El club atlético San Javier, el primer club deportivo de fútbol de San Javier, que es el decano de todas las instituciones sociales, cuando hace beneficios [sic] hace una cena show […]. Hace poquitos meses, también, del Centro Cultural Juventud Unida, que es una institución social que hace beneficios [sic], hizo una cena show. Y generalmente, cuando el club atlético River, otra institución deportiva, hace, por ejemplo, actividades donde se buscan beneficios económicos para la policlínica, siempre se tiene apoyo […]. Es decir, siempre se tiene en cuenta esa parte de comidas tradicionales rusas. Y, por supuesto, a quienes llegan a San Javier siempre se les trata de atender con comidas típicas

Entrevistador/a: Muy bien. Otra pregunta: ¿practicás alguna religión?
Ángel: Por parte de mi madre soy Garvoronski. Cuando niño yo estuve ligado a la Sabraña, que es el templo donde todos los domingos se reunían los rusos, a los efectos de contarse cómo les iba en la cosecha… Aquel que precisaba una vaca porque había nacido un niño, precisaba leche, entonces, entre todos lo ayudaban. Era el fin que tenía la Sabraña. Y había cánticos de evocación, diríamos, a gente, a familiares que quedaron; eran cánticos que yo no los entendía mucho pero de cualquier manera me resultaban muy lindos oír. Por el lado de mi papá, Martínez, mi abuelo era muy católico. Después fui a Fray Bentos a estudiar  y me vinculé a la Iglesia católica. Hoy no te voy a decir que soy un católico que cumple con lo que establece la Iglesia, pero de cualquier manera sí encuentro mi regocijo espiritual en la Iglesia católica.

Entrevistador/a: Y usted, hoy en día, ¿se siente más uruguayo o ruso?
Ángel: Por sobre todas las cosas me siento uruguayo, de la misma manera que mi abuelo, que era nacido en Rusia. Vino acá a trabajar y se vinculó a través de los distintos organismos oficiales del país, gestionó su condición de ciudadano uruguayo y, en primer lugar, por una cuestión de formación, ponía a la bandera de nuestro país, el país que lo recibió y que le dio la posibilidad de desarrollarse. Y bueno, como uruguayo que soy, para mí lo primero es Uruguay. Rusia es simplemente un país que lo sueño cuando me acuerdo que mi abuelo era ruso, mi abuela era rusa, algunos tíos también que vinieron y todo lo demás. Un poco invadido por la nostalgia, me pongo a recordar que mi abuelo me decía que allá habían quedado los padres, algunos hermanos, algunos tíos, primos. Cuando él llego acá, a Uruguay, tenía treinta y cuatro años: un hombre con todos sus potenciales físicos para trabajar, para hacer todo lo que yo te decía hoy, plantar árboles… Pero también, un día se encontró con la vejez, a los ochenta años […]. Recuerdo haberlo encontrado sentado en un corredor, en su casa, pensando; y yo le preguntaba: "guíera (quiere decir: abuelo), ¿en qué piensa?". "En Rusia", me decía, "en las cosas que dejé" [...]. Mientras él estaba ocupado, trabajando, de repente pensaba solamente en su familia, en Uruguay, en su chacra, en todo lo demás. Pero como él, yo diría que la mayoría de la gente que llegó  [a vieja] sufrió, pasó por esa situación nostalgiosa [sic], como nos puede pasar cuando lleguemos a esa edad.

Entrevistador/a: Usted, más allá de sentirse uruguayo, ¿va al Máximo Gorki si hay alguna festividad?
Ángel: Sí; mis nietas bailan en Kalinka. Sí, voy por que lo siento: yo veo las danzas rusas, los bailes rusos y me invade una sensación de emoción [se ríe]. ¡No sé por qué!

Entrevistador/a: ¿Y le gusta el fútbol uruguayo? ¿Lo sigue?
Ángel: Yo estuve ligado al quehacer periodístico en Fray Bentos. En mis años mozos (hoy tengo sesenta y uno) estuve trabajando en una radio, también en Mercedes, en la misma empresa. Y después, por razones de trabajo, tuve que establecerme en Paysandú, donde también fui periodista, más o menos ligado a toda la actividad deportiva. Si hoy juega la selección me desvivo y dejo de hacer cualquier cosa para poder ir a verla. Y no sólo eso; también, como bien uruguayo que soy, tengo la condición (que tres millones de personan tenemos) de ser buen director técnico: opino y digo: ¡fulano no puede jugar! [Risas] y que el chino Recoba acá no juega nada.

Entrevistador/a: ¿Le interesa  la política?
Ángel: Sí, la política también es parte de la vida, de la nación. Porque pobre de nosotros los uruguayos si no nos interesara la política. Yo creo que no es sólo recibir un sobre y votar. Creo que no es la forma: yo recibo el sobre, lo leo y escucho a cada uno de los candidatos para ver qué es lo que propone y si coincide con mi forma de pensar. Veo qué necesita San Javier, cómo se puede desarrollar nuestro departamento, de qué forma el país puede ir adelante […]. Escuchar a la gente que sabe y acota, […] ¡hace brotar, en quien está un poco ligado a la política, ese sentimiento de nación!

Entrevistador/a: Cuénteme ¿qué música le gusta?
Ángel: Hoy en día me gusta… Yo te voy a decir lo que no me gusta: ¡la música villera! No me gusta, la rechazo; no coincide ni con mi forma de sentir, ni de pensar, ni con lo que yo pienso para mis nietos, para mis hijos jóvenes, y para la juventud de todo el país. No me gusta. Sí la respeto. Me gusta sí la cumbia vieja uruguaya, para una actividad festiva. Me gusta mucho el tango, ¿sabes por que? Porque el tango viene de la época en que mi padre era joven y mi madre era joven, y era lo que bailaban, lo que disfrutaban; y es una filosofía poética de esta parte del mundo, entonces, me gusta. Me gustan las orquestas uruguayas; soy un admirador de lo que fue Donato Fasiati, por ejemplo, de Miguel Villaroas, y podría citarte mucho más.

Entrevistador/a: ¿Y música rusa?
Ángel: Y de música rusa, por ejemplo, pienso que en este momento soy el que tengo la colección más completa, porque me he preocupado por conseguir temas, me he contactado con gente de la Embajada uruguaya, donde me han regalado mucho material. Me precio de tener mucho material, tanto, que le he suministrado a Máximo Gorki, a la profesora Elena Flaqui para que bailara el grupo Kalinka.

Entrevistador/a: ¿Y usted se casó?   
Ángel: Sí, yo me casé.

Entrevistador/a: ¿Su esposa es también descendiente de inmigrantes rusos?
Ángel: Mi esposa es de Fray bentos, y no es descendiente, es de origen, creo, español.

Entrevistador/a: ¿No tuvo  importancia que no fuera descendiente de inmigrantes rusos?
Ángel: No. Sabés que cuando llegó el momento de conseguir una novia pensé: qué es lo que me gusta, qué condiciones tiene que rendir una mujer, y bueno, todo eso que se habla, que tiene que ser una muchacha bien, de buena familia, etc. He aquí que reparé en algo que mi buen gusto me decía: las rubias no, me gustan las morochas, de pelo oscuro y cutis blanco [risas].

Entrevistador/a: Bueno, cambiando un poco el tema, ¿recuerda haber tenido algún problema durante la dictadura por ser descendiente de inmigrantes rusos?
Ángel: No, yo estaba en Fray Bentos.

Entrevistador/a: ¿Pero acá qué ocurría? ¿Usted sabe?   
Ángel: Acá, en San Javier, estaba enterado, porque estaba vinculado al mundo periodístico y todo lo demás. Como se trataba de San Javier, mi pueblo, lo seguí paso a paso.

Entrevistador/a: ¿Qué fue lo que sucedió acá? ¿Influía el hecho de ser ruso en ser perseguido?
Ángel: Bueno, sí, yo creo que sí, que fue un poquito perseguida la gente de San Javier por el hecho de tener origen ruso. Creo que sí, a grandes rasgos sí. Es decir, San Javier, al ser un pueblito fundado por rusos, como que era el foco […].

Entrevistador/a: Entonces, vinieron acá...
Ángel: Sí, sí, sé que vinieron.

Entrevistador/a: Por ejemplo, nosotras sabemos del caso de Roslik
Ángel: Bueno, ahí tenés: llevaron mucha gente joven detenida y hubo gente que estuvo presa.

Entrevistador/a: ¿Pero gente militante o gente que era simplemente de descendencia rusa?
Ángel: Era gente rusa y que estaba vinculada a la izquierda ¿verdad?

Entrevistador/a: Y si alguien, por ejemplo, no estaba vinculado a la izquierda pero era descendiente de inmigrantes rusos, ¿qué ocurría?
Ángel: No, hubo gente que no [no se entiende la respuesta].

Entrevistador/a: Y sobre Roslik, entonces, ¿qué piensa? Supuestamente él no era militante...
Ángel: Pero él estudió en Rusia.

Entrevistador/a: Bueno, entonces, ¿para usted cambió en algo San Javier después de la dictadura? 
Ángel: Sí, como que la gente se quedó: no me meto en esto, no voy acá, no participo allá. Porque hubo una generación de personas que se aisló del que hacer social; […] por eso las instituciones sociales hoy carecen de masa societaria (ésta es mi intuición personal). La gente joven no tiene conocimiento de lo que significa para un pueblo, para todos los pueblos, una actividad social.

Entrevistador/a: El Máximo Gorki, por ejemplo ¿cambió después de la dictadura?
Ángel: El Máximo Gorki fue víctima de acciones que lo perjudicaron. El otro día, por ejemplo,  hablando con un dirigente de Montevideo, yo le decía que el centro cultural tiene desde el acta de fundación (de hace setenta años), desde el acta numero uno hasta la actual. El libro de acta es un historial, el historial no solamente de una institución sino también de un pueblo, porque en el centro cultural se fundó la liga de fútbol, se reunió la gente de la capilla católica, el club de pescadores, las primeras reuniones del club atlético River […]. Entonces, los periodistas, que son de Montevideo, me preguntaban: "¿puedo conocer el centro cultural Máximo Gorki?" Entonces, fuimos y bajamos a un subsuelo (porque tiene un subsuelo) y me dicen: "aquí es donde torturaban a la gente de San Javier". Yo no los vi, pero el centro cultural también fue victima de esa situación, porque así como destruyeron paredes y las obras que tenía, quemaron los libros, quemaron la vestimenta del grupo Kalinka y todo lo demás. Lo perjudicaron con esa mentalidad, porque los señores que fueron ahí a torturar no pidieron permiso; entraron como entraron a una cantidad de lugares y tomaron el centro cultural para realizar lo que supuestamente hicieron. Yo no lo vi…

Entrevistador/a: ¿Pensaban que podrían llegar a tener contacto con Rusia?
Ángel: No, yo no ligaría tanto a Rusia con lo que paso acá en el Uruguay. Francamente, no hay una ligazón para el caso Roslik. Fue un argumento que dieron, el que se haya formado en la Facultad Patricio Numan, es decir, patrocinado y becado por Rusia. Pero tal vez sea el único caso. Después, nunca nadie me ha contado que fulano de tal estuviera ligado a Rusia y que Rusia  y que San Javier… No, creo que no.

Entrevistador/a: Me interesaría que me hablara del papel que tiene hoy en día la Sabraña.
Ángel: La Sabraña, en este momento, sigue recibiendo a muy poquita gente, que sigue fiel […]. Se reúnen los domingos, cantan con música… Son algunos, tan pocos que ya no queda gente para que el día que fallece un descendiente ruso se haga lo que se hacía antes, que se llevaba [el cuerpo] a pulso y con cánticos muy tristes, como en una especie de adiós.

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